martes, 16 de noviembre de 2010

La agenda del día (los mercados del miedo)


Así está la agenda del día. Conviene desconfiar de la gente que pasea por la calle esas agendas de cuerro negro con folios asomando por la azotea. Ejecutivos agresivos, diteros, contrabandistas, directores generales del miedo, asesores de la nada, vendedores de plastilina, otrora encopetados encargados de la inmobiliaria financiera de la esquina, hoy reconvertida en cementerio de reptiles humanos. Mejor no hablar de la agenda política, ahora está en boga hablar de la agenda de prebostes y adláteres. Conviene desconfiar de quien alardea de agenda, ya sea telefónica o estrambótica, y por supuesto no echar cuentas a los telediarios. Ya no somos ni lacayos, ni súbditos, ni ciudadanos, y ya no quedan ni soberanos, oiga, ni personas, ni gobiernos, ni estados, ni pollos reencarnados. Lo dice el Telediario por bajini. ¿Qué cosa piensan los mercados? ¿Irlanda, Portugal o la Conchinchina? ¿Quiénes son los mercados? No lo sabe ya ...
El mundo al revés. En Cádiz, mismamente, confluyen varias circunstancias que no pertenecen en exclusiva al mundo aparte, qué va, se antojan tan significativas como la señal de la cruz en tiempos caros. Verá: fútbol, semana santa, carnaval y política. El Carnaval, su propio nombre lo indica, domina la escena por su capacidad de engullirlo todo, a mucha honra, y de desfigurar el resto de esferas cuadradas, locatis perdías a estas alturas. Todos los papeles cambiados. La política se ha transformado en una religión, los fieles ingresan en las sectas, cualquiera coge el camino, y memorizan las trolas hasta la extenuación, hasta la evangelización del tráfico de malas influencias, el cohecho y su puta madre. Por contra, la semana santa manda mucho, manda narices, y gobierna los rincones de la ciudad con penitente impunidad, de ahí que a los alcaldes o alcaldesas los tilden ahora de hermanos o hermanas mayores de la santidad local y a los mandamases de cofradías del dolor y la pena, simplemente por su nombre, con el ilustrísimo por delante, of course, y el ese lentísimo en los sobres y las tarjetas y los saludas. El fútbol, en suma, es cuestión de estado. Así estamos en la cuna de la libertad condicional: libertad de pensamiento, de prensa, de lo que usted quiera, señora, viva la Pepa. la Consti y los pasodobles de nudillos de mostrador. Aquí marcamos el ritmo al tres por cuatro, cuando en verdad tres por cuatro suman dieciséis. Compro oro. ¿Qué pensarán los mercados? Sos corralito europeo, el retorno del parné al celebre calcetín. A propósito de agenda, sería menester que los políticos fulleros y torpes redujeran su agenda al mínimo, y que los fines de semana no dieran el coñazo. Ojo a los sabandijas y cospedales. Al loro con los mercados, estamos rodeados.

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