lunes, 16 de junio de 2008

¿Dónde está la gracia?

Hasta El País, que no publica noticias sobre boxeo pero jalea el espectáculo de la muerte gratuita de toros mecánicos y toreros majaretas, se descuelga con una crónica titulada "Una buena tarde para morir". Denigrante, maldito sea este lastre eterno de pandereta y sangre en la arena, público de presunto pitiminí y esclavos de lujo del señorito pertinaz. Nunca más, José Tomás, el kamikace que cada tarde encarga su esquela, mire sus ojos desorbitados, su manera de arrojarse al vacío del morbo ajeno. Los taurinos de verdad, como mi padre, gente respetable que conoce los entresijos de una faena, dicen que este tipo se tira al toro, que no tiene arte ni ná, que pertenece a la misma categoría de figuras mediáticas de hoy: cantantes que no cantan, actores que no actúan, políticos que la cagan. Pero el personal, que salvo excepciones ya no distingue matices ni colores, aplaude la sinrazón, y empuja con todas sus fuerzas, las que no emplea cuando hay que hacerlo, para que el "artista" se juegue la vida y la pierda de manera absurda y anacrónica. Una vergüenza mundial lo del toreo nacional, que de fiesta tiene más bien poco. La foto de Luis Sevillano es lo que exportamos al resto del planeta, una cosa de locos.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Tu padre sabe de qué habla.

Enrique Alcina Echeverría dijo...

Me alegro. Respeto a los buenos aficionados, aunque no me gusten los toros. Y mi padre pinta de maravilla grandes escenas taurinas. Un saludo.