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Recurriendo, que es gerundio, se ocultan las miserias propias y se endiña al enemigo la mala conciencia. Más quisiera el Submarino haber contado con el don de la oportunidad, las virtudes rocambolescas y el saber estar en todos los fregados de San Manuel Irigoyen, quién si no iba a savar de la quema al club amarillo en liguillas de la muerte, cero a ceros patateros, y amistades peligrosas. Dicen que dicen que aquella liguilla de la muerte contó con un aliado indispensable, el entonces ministro y hoy presidente andaluz, Manuel Chaves, quien dio varios telefonazos la mar de efectivos. Hoy y ahora, la presunta injusticia no se ha traducido en algo concreto, sólo fuegos de artificio, y ya estamos liados otra vez, con la temporada a la vuelta de la esquina y el alma en vilo, y la gente en Babia. Menos mal que la gente previsora del club ha realizado esos fichajes tan punteros, auténticos pelotazos para salir del atolladero. Lo de la plantilla marece capítulo aparte, un mal sueño que no ha parado de brindar sorpresas. Las bromitas del destino no dejan de asombrar al personal. El gran Abraham Paz, que como otros tantos se marcha de mala manera sin que se le reconozcan su servicio al club en los momentos más chungos y en los momentos álgidos, de Segunda A a Primera y viceversa, ficha por el club gemelo y sin embargo adversario hasta los restos, el Hércules de Alicante. El hombre que tiró al poste, portero, fuera el penalti postrero, minuto 1590, árbitro condescendiente por no decir otra cosa, y para colmo de males, cuando el personal aún no ha digerido ni siquiera el penalti de marras, el calendario arroja un Córdoba-Hércules en la primera jornada. Encima cachondeíto.. Entre tanto, los foros de internésss echan chispas, de remotos rincones del planeta llegan voces discordantes, aquí o se está conmigo o contra mí, todavía acusan de antipatriotas, de anticadistas, a quienes simplemente abogan (maldito verbo, jeje) por apelar a la vergüenza torera e intentar ascender por méritos propios. Mejor ir a la Haya, al Tribunal donde los haya, suspender la Liga y montar un carrusel de coros o un concierto de Gaditano Veloso en el Castillo de la Real Sociedad de San Sebastián. Pues eso, que el Cádiz ya no cae tan bien, que se ha granjeado enemigos nuevos con estos dimes y diretes judiciales, que tampoco es que puedan hablar con propiedad otros, los de la Liga de los Otros, que deben hasta de callarse en el año más mafioso del fútbol hispano, el año de la gran paradoja, cuando el Submarino zozobró y la selección trajo el título europeo, cuando se marcharon casi todos pasito a paso y no quedó apenas dignidad para ir tirando. A ver cómo vamos ahora a esos campos de Dios después de tamaña exhibición de poderío legal y de empecinamiento. O habrá que darle al replay, como los mandamases de la Federación de Peñas, que va camino de quedarse sin el palito y convertirse en Federación de Penas Penitas Penas. Como dijo su vicepresidente, este partido no ha terminado aún, hay que ver lo que dura, y duran, y duran, estamos en el preciso momento en que la pelota tropieza en el portero, hace un extraño y ... ya luego retorna a Cádiz el autobús lleno de futbolistas la mar de profesionales, que vienen a dar la cara, y la cruz. Por cierto, en la Polonia de la Play Station sigue jugando un tal Kosowski. Se está sorteando un cosqui.
Lo mejor de todo fue un titular de soslayo que se deslizó el otro día en Teleteo: "Un proyecto ilusionante". No aprendemos. ¿Otra vez pecando de ingenuos? No obstante, como toda crisis deja resquicios positivos, pensemos en el futuro, inmediato o relativamente lejano. El Submarino ya tiene un entrenador de categoría: Chico Linares, pa cuando Gracia pierda toa la condición inherente de su apellido, que no sea nada malo, ehin? Chico forever.
La tozuda realidad no quiere mostrar aún sus cartas, por algo será, y la patria dividida ofrece su peor cara al verano zumbón y eterno. De aquellos delirios de grandeza, y de los posteriores abandonos del barco a la deriva, vienen estos lodos. Una casualidad tras otra, un montón de causalidades, mucha gente cegá, otra gente interesá, demasiado corazón.
Julio 08, Submarino Amarillo (Diario de Cádiz)
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