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Urge la limpieza, hablan de limpieza, de baldeo de prebostes, de manitas de cal y de toneladas de arena. Limpieza en las calles, limpieza en los despachos, y una noticia esperpéntica que mejor no comentar con guasa: los trabajadores de la limpieza acudirán a la barriada José Antonio escoltados por un guardia municipal. De traca. Así se solucionan las cosas aquí. Abstenerse chistes de dudoso gusto. A eso se llama empezar la casa por el tejado. La vergüenza de José Antonio y de Los MIlagros sintetiza la gestión municipal de los últimos tropecientos años antes de que Cristo perdiese el mechero en el Aguapá. La estampa del basurero, el guardia, el enganchao, el mafioso, y los traficantes de estampitas merece capítulo aparte. El Puerto está pa echarle de comer aparte.
La vergüenza ajena del reciente pleno municipal sugiere una idea alternativa. Para que la limpieza sea total, más bien mundial, cada concejal de ahora y cada concejal de antes, que aquí no se salva ni el apuntador, saldrá a la calle acompañado de un guardia. Ojo avizor. Por si las moscas. Pa que no se escantillen. Claro que, al final, no se sabe quén vigilará a quién o si habrá que instalar detectores de mentiras y fullerías a ambos dos, porque en todas partes se dice que la Poli no es tonta menos en El Puerto. Recuerden si no la gran operación, despliegue sin precedentes, en uno de los supermercados del crimen desorganizado: cogieron una pistola de mixtos y una moto trucá. Haciendo amigos.
Julio 08, El Puerto (Diario de Cádiz)
La foto, de Fito Carreto, pertenece a la serie Paseantes
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