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"Antes era muy difícil entrar en el mundo de la música para una mujer, pues todo se hallaba dominado por los hombres. Pero ya ha cambiado la situación", subraya la artista. "Hace varios años, muchos hombres se hubieran muerto antes de que los vieran empujando un cochecito". La mejor solista femenina de la temporada 83/84 recuerda que se disputó dos premios grammys con Michael Jackson, "me nominaron dos veces pero tenía demasiada competencia". "Quizá algún día un alumno del Centro Inglés componga una canción que llegue tan lejos", sueña en voz alta. Entre las actividades del centro late la música, en contraposición con el habitual desprecio que la educación brinda al arte, y Bonnie Tyler lo va a comprobar. La directora, de primeras, señala que "el rock es eterno", y su amiga dice reconocer una buena canción, "que no tiene por qué ser un zumbido, también puede hablar de amor y contar con buenas melodías. La primera vez que escuché "Eclipse total del corazón" me hizo llorar y supe que la habían escrito para que yo la cantase. Sí, fue Jim Steinman, ¿conocen a Meat Loaf?" Y se arranca por "Bat out he hell" con un torrente de voz impresionante, y la épica característica, combinación de ópera y rock. Más risas.
El 12 de octubre se publicará en todo el mundo la revisión de "Total eclipse of the heart", que según la cantante sonará de un modo muy diferente e incluirá arreglos orquestales y la intervención de un coro de hombres. Lo recalca con su perfecto inglés: un coro de hombres. Bonnie, como muchos rockeros de su generación y de etapas anteriores, fue la chica del coro, cantó de niña en la agrupación coral del colegio y en la iglesia. Luego lo recordará.
La rubia galesa se ríe de su propia sombra al referirse a un video grabado para juegos de Lego, "¡fue una cosa histérica!". Su amiga Linda anuncia que por la tarde los chavales cantarán temas de ella, quien a renglón seguido visitará las clases y ofrecerá una charla a los más mayores, los adolescentes, para dejar claro que "el mundo del arte no vive exclusivamente del glamour o la fama", señala Linda. "Se trata de trabajar mucho y muy duro, aquí precisamente inculcamos los valores de la constancia, la paciencia, la tolerancia ..." apunta, Y Bonnie, en sintonía con su amiga, asiente y tercia: "No se trata sólo de cantar, sino de dedicación". Y respeto, apela al "respeto en las aulas", que a su juicio escasea en toda Europa, en su Gales natal e imagina que también aquí. "De niña iba a misa diaria, me consta", remarca Linda. "La primera vez que canté en público fue en la iglesia", confiesa ella. "Aquí cantamos muchas piezas tradicionales de nuestra tierra", corrobora Linda. Y la cantante británica echa la vista atrás, retorna a la infancia: "Cuando pertenecía al coro del colegio me echaban hacia atrás porque decían que tenía la voz demasiado áspera. Si esta tarde alguno de los estudiantes de El Puerto tiene la voz cascada me sentiré identificada". Nódulos en las cuerdas vocales del regreso al futuro, de la última de la fila en su Sweken natal al top ten en medio mundo. El mundo es un pañuelo. Y la amistad, un tesoro. Linda y Bonnie ríen con ganas, cuarenta años de rock en la cápsula del tiempo.
Septiembre 09, Cultura, Diario de Cádiz
Foto de Andrés Mora
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