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Ciertamente optimista, la gerente del Consorcio. "Siempre lo fui, incluso cuando todo el mundo tendió a la conjura universal". La redicha crisis no asusta. "No hemos sufrido recortes presupuestarios debido a la recesión económica, todo lo contrario, el Doce representa un acontecimiento amable para la iniciativa privada, lanza mensajes muy limpios y claros que encanta a los patrocinadores". Y a los particulares que llenan los cajones del Consorcio de proyectos de diverso calibre. Por "amable" no entiende algo así como simpático o gracioso, emplea el término desded el significado del evento, el nacimiento de la libertad. "El Doce también es un proyecto de gestión cultural, Cádiz es una ciudad creativa por naturaleza, así que recibimos ideas variopintas, algunas de ellas muy valientes, aquí la gente no se achica y piensa en cine, trabajos multimedia, música. Me paso las jornadas viendo a gente interesante de continuo". Buena señal. "Algunos proyectos que no podemos atender los remito a las televisiones, en el caso de producciones audiovisuales, y en otros casos sacamos temas a concurso. Había sed por un acontecimiento de este tipo". Y la conversación deriva en lo creativo, no sólo en el ámbito musical, flamenco y carnavalesco, la denominación de origen de la tierra. García Juárez admira el Carnaval callejero, las chirigotas ilegales, los reflejos y cambios de humor tan gaditanos. Tal vez por ello imagina un Doce "lleno de vida, bullicioso, multitudinario, alegre y festivo. Una fiesta que durará todo el año".
García Juárez se siente orgullosa de algunos proyectos del Consorcio como "la ambiciosa programación de música clásica, tanto a nivel selecto como en los colegios como vehículo de formación". Por fin la música en los colegios, idea que rima con libertad y horizontes abiertos. María Luisa sueña con que "vuelva el espíritu de Cádiz, confío en la formaciòn y en la cultura como sinónimos de progreso. A veces nos adormecemos", dice cuidando con esmero la elección de la palabra, "a veces la sociedad gaditana se abandona en la desidia, pero el Doce será una oportunidad cultural única, que no hubiera sido posible sin la existencia de la Constitución de 1812, sin aquella época de esplendor", y rememora los tiempos de teatros, tertulias, conciertos, "de una sociedad permeable, abierta y atlántica, la sociedad progresista que la gente de fuera valora en gran medida". ¿Cómo ve la gente a Cádiz? "Haciendo las Américas constatamos que nos ven así, progresistas y abiertos. Cádiz es la cara que no ofende. Cuando aún intentan demonizar al Imperio y a mirar con recelo a este país, desde algunos rincones de América, Cádiz no suena agresiva, allá saben que todos los movimientos independentistas americanos nacieron a raíz de Cádiz; bueno, la Constitución de Quito nació un mes antes que la nuestra. Nadie nos pinta de invasores, sino todo lo contrario".
La gerente del Consorcio no cree que haya dos 2012, dos Américas, dos hemisferios gaditanos, en función del signo político. Sonríe si le indican que las agendas internacionales parecen lucir al socaire de la ideología del visitante y del visitado, como si el PP tuviera más amigos en los países gobernados por conservadores y el PSOE en los rincones de la izquierda. "El Consorcio es de todos, nosotros vamos a todas partes. A medida que se acerque el Doce será imprescindible la unión, que todos vayamos a una, pues de lo contrario haríamos el ridículo. Nos esperan cumbres de jefes de Estado, fiestas, turismo, vamos a ser observados por América y Europa".
Entiende García Juárez que la labor de la vicepresidenta Fernández de la Vega ha aunado voluntades. "Las fotos de la visita de ayer, por ejemplo, se antojan muy positivas, guardan incluso un mensaje pedagógico y un toque de atención a quienes piensan en el desprestigio de la política". María Tereza y Teófila, mano a mano. Lo nunca visto. Adiós a la gresca política. "Vivimos una racha de amor", tercia ella con una pizca de ironía. La gerente es independiente, no pertenece a partido alguno. "Sigo siéndolo", remarca al aire. Afronta ahora el reto de crear una imagen de La Pepa, nada que ver con los lemas chovinistas gaditas que quedaron en el camino. No habrá bastinazos en forma de eslóganes, menos mal. "Cádiz tiene que aprender de 1812, de la ciudad plural y cosmopolitas, conservamos el talante". Y los Castillos, uno de cada hemisferio político. "El proyecto del castillo de San Sebastián ha costado lo suyo, pero estoy convencida de que Cádiz va a heredar un valor patrimonial de primer nivel. Veo el Castillo desde mi casa y siempre hay gente caminando de aquí para allá, prueba de que es un lugar vivo e integrado en la ciudad. Aspro a que se convierta en centro de visita obligada también por los turistas y un símbolo de la ciudad. Que nadie dude del esfuerzo, la coordinación y el trabajo diario que mantenemos en la tarea". Ella ya añora el Trece.
Octubre 09, Diario de Cádiz
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