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El artista que casi conoce a Michi Panero, la copla que a la postre culmina el concierto crepuscular de MW, desea al festival larga vida, aunque la letra expire con un inquietante "hasta nunca". Nunca se sabe con los nudos y desenlaces que emplea Vegas para emocionar y capturar al personal. Antes, Paco Loco y amigos ofrecen una noche exquisita, tan especial como inesperada. El aragonés Bigott, un Syd Barret tó volao con un punto genial de duendecillo silvestre, regala su sensacional repertorio, con su inseparable Clarín y sus compis portuenses. Este hombre lleva una lluvia de ritmos y melodías en su cabeza. "¿Qué tal va eso? Muchos días de festival, eh?", exclama el cantante. "Pregúntenle a Esteban". Esteban Fernández Perles, batería que esta noche hace doblete, cinco veces ha subido a las tablas el versátil músico.
La rica voz de Alondra Bentley se posa en el teatro con delicadeza, una luz tan tenue como sus canciones más profundas, y la inglesa criada en Murcia firma un bello concierto pleno de arpegios y excelentes maneras. Zapatos rojos, entre lo lírico y lo onírico. Hoy la gente habla bajito, despacito, muy educadita, tras cuatro días de tormenta musical y palabras al limbo. Si Bigott parece Toribio el Náufrago bailando sobre las nubes, Alondra canta para darle las gracias con suavidad. Al fondo se oye a la niñita de las coletas de los Brass Buttons, la espectadora más joven del festival, que no se ha perdido ni una puntada. Pone sus cinco sentidos cuando canta Muni Camón el impresionante disco escrito por Remate. La artista portuense colma de fantasía y belleza el recinto, Paco Loco aporta el fuego guitarrero si se tercia, Remate invita a todos los amigos al fin de fiesta y entonan un canto amoroso y agradecido al entregado público. Camón y Remate bordan un momento mágico.
Octubre 09, Cultura, Diario de Cádiz
La foto es de Fito Carreto
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