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Sin saturaciones, al más puro estilo analógico. Romántico y rompedor. De tal guisa se presenta el disco producido por el propio artista, y no por Rick Rubin como se aventuraba desde hace meses. Algunos críticos musicales han asistido a la audición exclusiva de los temas, entre los que se citan "Beyond here lies nothin'", "My life's hometown", "Shake shake Mama" o "Life is hard". Esta última composición, que formará parte de la banda sonora de la película "My own love song", dirigida por Oliver Daham, impulsó el siempre azaroso proceso creativo de Dylan. La cinta aborda un viaje de autodescubrimiento a través del Sur de Estados Unidos. Dylan confiesa en la entrevista que el disco parte de los temas del filme y amplían horizontes hasta configurar un álbum intenso, acaso una nueva lección magistral de música norteamericana, la continuación de "Modern Times", tres años después. Dylan aprovecha el momento para emprender una nueva gira europea que esta vez no pasará por España.
Quienes acudieron al concierto de Bob Dylan en Jerez, el pasado mes de julio, quizá entiendan el discurso que el trovador ofrece al periodista en torno a su dilatada carrera y al modo con que actualiza y revisa su extraordinario repertorio, a veces causando desconcierto en parte del público. "Antes no había consenso general en mi audiencia. Algunas personas preferían los temas del primer período. Otros, del segundo. Otros, del período cristiano, del post colombino, del pre rafaelino ... Ahora veo que no preocupa de qué época sean los temas. La gente siente el estilo y la sustancia de forma más visceral". Siempre joven.
Marzo, Cultura, Diario de Cádiz
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