sábado, 12 de junio de 2010
Javier Ruibal, surtido variado de libertades
Javier Ruibal, entre "la avanzadilla de independencia y conquistas sociales" de La Pepa y la cruda realidad de Israel y Palestina, de la que ha sido testigo directo
Una de certezas y media de anhelos de libertad. Pimientos con atún, tortillita de fanfarrones, surtido variado de bagajes y proyectos. Javier Ruibal, en Los Portales del Doce a la vera del Guadalete, el río del olvido. El vaivén trae al cantautor de Oriente Medio y lo llevará pronto a la Córdoba cercana y mora para grabar un álbum sinfónico e impartir un seminario con letra y música. La música mestiza de Ruibal siempre tendió un puente de entendimiento entre civilizaciones, mucho antes de los intentos de alianza. Ruibal vivió días atrás en Israel unos días de quimeras, antes de que "en una noche se cargaron meses de conversaciones y defraudaron las expectativas de millones de personas". Cantó Ruibal junto a David Broza, mientras el ministro Moratinos era investido doctor honoris causa. Instantes "cargados de simbolismo". Nada hay más sagrado que la libertad de un pueblo. De libertades se conoce que sabe mucho Cádiz. La cuna de la libertad dormida.
El número Doce. "Los pueblos buscan alguna excusa, una celebración, como revulsivo económico, siempre ocurrió". Ciudades de ferias de la liga fenicia. "Esperamos que esos fastos traigan reformas en los servicios y mejoras en urbanismo", reflexiona Ruibal. "Como en la Expo de Sevilla". Pero remarca sin excesivo entusiasmo: "No veo que el Doce haya calado, ni que nos hierva la sangre por ello, pero conviene recordar que las Cortes de Cádiz suponen un hito, una declaración universal de las libertades". Un picotazo a la ensaladilla, otro apunte. "No se distingue agitación en torno al Doce, la gente se anima más con una fiesta como la Expo, que fue todo un invento, que al calor de un acontecimiento histórico. No sé si aquí olvidamos pronto, pero existe poca conciencia. De aquellos años de avanzadilla de la libertad nos quedan las bombas que tiraban los fanfarrones". Y las tortillitas de triabuzones. "En la memoria colectiva, parece que no retuvimos que los franceses venían con intenciones de apertura pero que en nombre de un emperador de la revolución francesa, menuda paradoja, invadían países sin contemplaciones. Eso sí, ni los franceses eran como los pintan, por la vía de la invasión nadie tiene razón, ni se puede defender a Fernando VII. El deseado se convritió en indeseable, encanalló este país". Ahora mayormente también está cabreado.
Sostiene Ruibal que La Pepa ofrece una visión de la libertad muy parecida a la alardeada por el invasor, y que el espíritu de independencia coincidió en América y Cádiz "en una situación de cajón, los gobiernos tuvieron que conceder derechos a los oprimidos y alcanzar pactos sociales y demás derechos aplazados. Recuérdese que en América el señorito español tenía su huerto".
"Las cosas que se exaltan demasiado esconden algo nada virtuoso", tercia el cantante, que navega luego por mares de usurpación en los tiempos redondos del descubrimiento de la navegación, días básicos, "excitante hecho cultural, lignüístico, literario, un campo abierto para historiadores, un reino de riqueza del lenguaje.
Igual de aplicable se antoja el aviso para navegantes, "si te metes en mi casa tirando la puertano me vas a convencer de nada", para el Cádiz del pasado porvenir que encaja al pelo con el conflicto palestino-israelí que Ruibal conoce de primera mano. Fue testigo directo, hace dos años, de "las ansias de alcanzar la normalidad del pueblo palestino", y ahora relata historias del pueblo judío tolerante y respetuoso con el vecino interior y rival eterno. "En Palestina comprobé las penurias de las mujeres presas políticas, allí entras en el saco de los sospechosos con toda la familia". "Visité seis ciudades palestinas gobernadas por Al Fatah. Trataban de ordenarse y ponerse en funcionamiento. En Israel, en cambio, he conocido a gente que pide el cese de hostilidades y que reconoce al pueblo palestino, conscientes de que Jerusalem será una capital compartida. Moratinos está muy bien considerado por ambas partes. Pero lo que ha ocurrido significa un gran retroceso, allí un muerto echa abajo una negociación, un retroceso de cincuenta años. No hay que asociar a unos con Hamás ni a otros con el terrorismo militar, corremos el peligro de que los integristas hebreos desplacen a los que quieren un estado democrático tan laico como los demás". "Los extremistas son minoría en ambos lugares", remarca. Otro picotazo a los manjares del mar.
Ruibal encontró un "Israel militarizado, donde sólo con lucir un sello de un país árabe en el pasaporte te ponen en un aprieto. Viven en una aparente libertad que puede quedar conculcada por una patrulla policial, en estado de alerta permanente". Conclusión: "Un muerto puede reabrir una herida de siglos. Vemos a los palestinos tirando piedras y a los israelíes armados hasta los dientes, manipulan los sentimientos nacionales, y lo que viene, mal asunto". Ruibal recuerda lo dicho por Cohn Bendit, líder del mayo del 68 francés, quien pone en solfa el discurso miserable de las potencias europeas, desvela que Alemania vende armas a Grecia, "mientras congelan o bajan sueldos y hostigan a las economías más débiles".
Ruibal compra dos cupones del número 79178, con un reintegro anterior, y regala uno. Convidará pronto el cantante a su fiel y creciente audiencia a la grabación en directo de su próximo disco, su repertorio más granado en clave de la Sinfónica de Córdoba, "un viejo sueño" que al fin cristaliza. Será el 15 de julio, durante el Festival de la Guitarra de Córdoba. Y a renglón seguido impartirá un curso titulado "otra guitarra andaluza, otra canción andaluza".
A la postre, aprovecha Ruibal la marea para denunciar las trabas a la música en directo en El Puerto, subraya que en los bares "los músicos confrontan, aprenden y crecen, yo no vengo de la nada, todos venimos de los bares. El otro día, en el Barsito, la Policía Local portuense "disuadió de forma sospechosamente enérgica a unos músicos que ensayaban sin molestar a nadie. El Ayuntamiento tendría que frenar ese comportamiento prepotente y de tintes autoritarios. Esos mismos políticos que son incapaces de hallar soluciones luego los ves disfrutando en cafés musicales de Berlín, París o Viena". De viaje, ya que estamos, retornamos a Pensión Triana, el álbum clave en la trayectoria de Ruibal, pieza indispensable grabada hace quince años en directo. "Yo estaba descatalogado", ironiza, "y Pensión Triana tuvo el efecto de recuperación de los discos anteriores y de lanzamiento de mi carrera. Fue muy especial y creo que sigue vigente, así que ahora lo daremos con un libreto, las partituras para quien sepa leer o no, ilustraciones de Santo de Veracruz y alguna sorpresa". Ruibal pide un cortado, llama a su madre y le hace una visita sorpresa.
Junio 10, Cádiz, Diario de Cádiz
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2 comentarios:
Qué grande, mi Javier Ruiebal,joé.
Quise decir, Ruibal, perdón. Es por la hora.
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