Allá donde Fito dice "lugares vacíos" se cruzan los caminos más insospechados. Vidas paralelas, miradas de ida y vuelta, contrastes. Fito evoca la realidad a su manera, la muestra tal cual la imagina, da vía libre a la elucubración ajena, sin aliento. En sus fotos se adivinan el ayer y el mañana, milagro de la inspiración del tiempo quieto. En cada una de sus fotos queda una canción atrapada en el viento. Como he trabajado con él durante un par de décadas, conozco su libre y honesto proceder, y recuerdo momentos memorables. A saber.
Niños gitanos celebrando la miseria. Las cenizas de Alberti, de mano en mano. Puños en alto, victorias por el suelo. Reyes y mendigos. Spielberg y la Cicciolina. Raphael y Rocío Jurado. Toreros de puntillas, marineros de rodillas, vestigios del futuro, así bailan los caballos andaluces en el muelle de Cái, el descubrimiento de la luz, mociones de censura, noches de motines, perros y cabras, barcos y bodegas, pastillas contra el mareo, fiestas y tragedias en do mayor, los amigos ausentes y la próxima foto.
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