Cuidado. Viene a esta tierra un equipo cargado de amores y rencores, el Sevilla chiquito, dispuesto a hacer un favor o un siete, según se mire en los mentideros de la semana crucial, otra semana vital, y en plena rivalidad marítima y comercial de todos los siglos, cuando los puertos fletan marineros para practicar el football y se dirime la capitalidad de la Carrera de Indias, el hermano pequeño de Murillo y Machado, del Arrebato y los Mártires del Compás trae un siete (de la suerte) curtido en la cantera del Cádiz, estudiante de Derecho, veinticinco años, ayer dolido por su marcha del Submarino, hoy empeñado en prosperar en el azaroso mundo de la pelota. Pablo Sánchez habla con cuidado. Sabe lo que se juega esta semana. Sevilla tiene un color especial.
"Si el Cádiz no hubiera prescindido de mí, ahora mismo no estaríamos hablando así del partido, me han llamado ya unos cuantos", apunta de primeras Pablo Sánchez, el brillante delantero a quien le pilló el ascenso cadista a Segunda entrenando con el equipo de Jose González, el amarillo de corazón que sólo pudo lucir cuatro veces la camisola del sol, cuatro partidos, un gol. Un gol al Almería. Subraya la palabra gol el futuro letrado, quien traza líneas paralelas entre pasado y futuro. "Mi marcha fue un momento duro, pero me hizo más fuerte, me puse a trabajar con ganas, el Sevilla siempre ha creído en mí y eso me ha beneficiado a la larga", sintetiza en voz baja, a la salida de las aulas de la Facultad hispalense. El futuro de otros jóvenes se sitúa por la parte de Castellón, por no mentar a Alicante, última parada cadista de la Liga, turrón del duro.
Los claroscuros de la enemistad íntima, ahora reciclada por los hinchas en respeto mutuo, cuidadito, adoptan tonalidades raras estos días, vamos a ver si nos llevamos bien, vamos a llevarnos lo que haga falta, pactos entre caballeros, cábalas de picaresca mutua, Carnaval y Feria, humores con denominación de origen, fatiguitas a última hora, quizá un Trofeo gratis, bocaditos a la tarjeta del cortinglé, pa ustedes el concurso de febrero, pal buche los tres puntos, ya hace tiempo que no se paga peaje a la altura del puente, pero Pablo Sánchez convirtió la desazón en goles, se hartó de meter goles en Sevilla y ahora juega al mismo nivel que su querido Cádiz. "Claro que estoy siguiendo con interés al Cádiz, el punto en Málaga fue muy bueno. Creo que el Cádiz está teniendo mala suerte, atraviesa momentos difíciles este año con tanto cambio de entrenador y tantas cosas que han pasado, pero va a conseguir sus objetivo, estoy seguro. Con una afición tan grande detrás, imposible no lograr la meta".
Brigadas y Biris, cervezada popular, vámonos que nos vamos, atrás quedan las batallas futbolísticas del MiInovecientos, el football se asomaba por el río Guadalquivir, por la Bahía gaditana, a bordo de los barcos, como otras tantas cosas cuando el mundo era redondo, y los inmigrantes de Sevilla, británicos con nombre de bodegas, disputaron el primer partido de balompié al Recreativo de Huelva, por la gloria de Isaías White, qué guay. Dos a cero para los onubenses, ágape final regado por vinos jerezanos. Aguardaba el Español de Cádiz tantas copas de Andalucía a porfía, tantos jugadores de ida y vuelta, polémicas y lugares comunes, y la casualidad hecha nombre y apellidos. Cuentan que el mejor presidente de la historia sevillista fue Paco Alba, que jugó y reinó en el club hermano, y murió a los 31 años. Cinco años después lo hizo el futbolista Spencer, a los 28, y la conmoción que generó su muerte pudiera asemejarse a los recientes caso de Berruezo y Puerta. Mejor no ponerse fúnebres y clamar por la vida, por la hermandad, por tu mare ... Sevilla está hermanda con Hamburgo, Puerto Montt, Kansas, La Habana, Buenos Aires y ... Jerez. Hombre, porfavó. El Ave llegará a Cádiz cuando se le rompan los frenos.
Pablo retiera la cantinela de la semana: "Venimos encorajinados", advierte Pablo Sánchez con mucho cuidado. "Arrastramos tres derrotas consecutivas, el equipo está dolido porque no jugamos mal, pero la suerte no acompañó, así que nos hace ilusión jugar en Carranza, vamos con ganas de jugar y de hacer las cosas bien. Además, hemos perido unos cuantos puestos y queremos recuperarlos para volver a lo alto de la tabla. El objetivo es ganar los dos partidos para estar lo más arriba posible". ¡Socorro!
Ni que decir tiene que Pablo vivirá un momento cumbre este domingo. "Lo primero que hice cuando se sorteó el calendario de Liga fue ver la jornada que nos cruzábamos con el Cádiz, y en mi casa estuvo todo el mundo pendiente también".
Al futbolista gaditano pero sevillista le gustaría "demostrar muchas cosas el domingo para que la gente de Cádiz me valore". Ya cuenta con la estima local. "Lo sé, me recuerdan por la calle, y recuerdo con cariño cuando la afición coreó mi nombre en el partido de ida".
Se imagina Pablo los comentarios de la semana. "Entiendo los comentarios, pero nos jugamos la penúltima jornada, nos debemos a nuestro club, somos profesionales, y además hay gente joven que mira por su futuro, y algunos futbolistas terminamos contrato y sabemos que habrá gente viendo el partido". Del pasado al futuro en noventa minutos. El futuro de Pablo se juega en el campo y en las aulas, quiere firmar una carrera futbolística importante y, a la postre, apoyarse en su próximo título de Derecho para trabajar desde dentro. "Cuando concluya mi vida futbolística quiero seguir vinculado al mundo del fútbol desde mi condición de abogado". Y menciona mil posibilidades, mil puertas abiertas: asesor jurídico, representante, secretario técnico ...
Consciente de que no abundan los futbolistas universitarios en estos tiempos estéticos bajo la ley del mínimo esfuerzo, Pablo se considera, en ese sentido, un "caso excepcional", aunque bien mirado, atendiendo el oficio de médico de su padre, no extraña tanto. Los médicos suelen inculcar cultura a sus hijos, y sus hijos devuelven la cultura como si fuera un balón: bien jugada.
Junio 08, Submarino Amarillo (Diario de Cádiz)
miércoles, 4 de junio de 2008
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