sábado, 12 de febrero de 2011

Aquí está la puta revolución

De plaza en plaza, como la chirigota de palomos del Yuyu, echándole cojones a los gatos. La revolución televisada en hora punta. A ver si empieza el carrusel de coros en la plaza de la liberación, pisha. Chirigotas ilegales doblan las esquinas ante la cómplice mirada de la poli. Los guardias a favor de la rebelión, qué cosa más rara. Ni un guantazo, con lo rentable que resultan algunas cachetás. Pero hoy prima la moda pacifista egipcia del cortinglé, mañana nos vamos a Argelia. Seamos inocentes, creamos en el orden nuevo, new order, tecnopó después de la muerte, la división de alegría resucitada, ponte la cinta en el pelo, siéntate en el suelo como los yesterdays, entona las coplas de la redención. Viva la dictadura postiza. La corresponsal en el quinto pino relata el popurrí de gestos y una voz clama por la democracia, demos gracias a los patrocinadores de este espacio. El cacique prometía sublevarse contra sí mismo. Mc Donald obtiene el sello Q a la calidad, política mundial de pitracos, un violín limpia la escena, se enciende la cámara y vuelven las consignas, la carita desencajá, la reportera disfrazá y algún perro sarnoso, un gordo seboso y sus respectivas parentelas. Qué romántico todo, aproveche, que pronto llegará otra novedad y santas pascuas, cambiaremos de escenario y de divisa. Israel pide respeto. Pronto fletarán un viaje a Gaza. Irán y no volverán las golondrinas oscuras. Gasoductos, armas de destrucción pasiva, fanáticos domesticados por salvajes, dibujitos la mar de animados, hágase abonado del canal revolución, en el sesenta y nueve de su dial. La revolución del centrifugado, desde su sillón. La libertad tenía un precio, como la muerte del bueno, el feo y el malo, adivinen personajes y hechuras, apuesten fuerte por la paz ultracongelá. Como escribió Millás el otro día, finja mucho, a fingir toca, y no descubra sus cartas. Baje a la plazoleta y monte su propia revolución, basta con un motorola, un facebook y un lema guapo.
Por cierto, entrañable gira de una comisión del congreso de di-puta-dos a Guinea Dictatorial, con fines solidarios y mercenarios y revolucionarios.
Posdata, ahora sí, medio en serio, fíjense en la profunda convicción revolucionaria de pepés y pesoes y demás mequetrefes que no tuvieron narices, durante el mandato de los cuarenta principales, ni de darle un susto a Franco, gran demócrata. Bonita lección del pueblo egipcio. No se pierda la próxima bulla contra el poder digital.

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