jueves, 10 de febrero de 2011

La vida de un pollo pión


La azarosa y breve vida de un pollo pión. De la estirpe de los pollos de colores. Mi hermana y yo tuvimos, de chicos, muchos pollos de colores, cajas enteras ... y también ratones, conejos, peces de ojos grandes. En todas las cajas aparecía un pollo pión de flequillo rebelde y posturita. Queríamos creer que los pollos nacían así, como si existieran aún los cascarones multimedia, pero abrigábamos la sospecha de la verdad amarilla. Dos huevos fritos con papas. El pollo pión sobresalía a grito pelao, echaba cojones a sus semejantes, protestaba a la mínima, nunca soplaba a favor de corriente y se expresaba a su manera. No conocimos más pollos piones hasta la edad del pavo. Se admiten ocurrencias del género femenino, bastinazos y juegos de palabras. Han caído muchos pollos piones desde entonces. Pero se han levantado otros. De colores diversos. Alzando la voz aun a riesgo de errar y/o morir en el intento. El pollo pión de la nueva era peca un poco de inocente, por su sinceridad. Dieciséis añitos fiera, se creía el rey del mundo. En fin, no generalicemos, hay pollos piones que se les va el power por el pico, pudiera ser que los hubiese rotundos y pintureros, acaso volátiles y fantasiosos, también chaqueteros, fulleros, tramposos y coñazos,y por contra, rebeldes que pintan conclusiones en los muros y pugnan por un lugar en esta caja de sorpresas.

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