Misión cumplida, Chile. "¡Viva Chile mierda!" Treinta y tres razones más para amar a Chile. Viven todos. Y han conmovido al mundo. Necesitaban esta alegría los chilenos. Han dado una lección, una por cada minuto de liberación. Para reflexionar. Sin circos mediáticos. Produce tristeza comprobar cómo confunden algunos el espectáculo con la simple pero extrema realidad, demasiado cínico, demasiado insensible se muestra el soberbio occidente, cabreado nuevo rico venido a menos. Los que auguran películas, o no saben vivir la vida real y valoran más la ficción como vía de escape, o no se quieren enterar. Claro que habrá películas, pero ninguna mejor ni más fidedigna que la que hemos presenciado durante setenta días, cuyos actores han ofrecido lo mejor de sí, a pecho descubierto, uniendo sus capacidades por una sola meta. Quizá haya que conocer a los chilenos para explicar un poco lo sucedido. Aquí aplaudimos o permitimos cosas atroces, en casi todos los ámbitos, nos dejamos llevar por las vísceras y por el corazón de lata, dejamos escapar oportunidades de poner a mucha gente en su sitio, aparentamos lo que quizá no seamos capaces de ser, hasta hace poco gastábamos lo que no teníamos, hasta saliva, y ahora cualquiera nos quita esta tontería de lo alto: concedemos importancia a detalles estéticos o superfluos, pensamos malamente de casi todo, sólo pensamos en el maldito parné, queremos que nos solucionen la vida y cuando ocurre algo inesperado echamos la culpa a los demás, aunque haya resultado un éxito. En fin. Los chilenos han empezado de cero muchas veces, lo hacen cada mañana, y nadie les va a quitar lo bailao. Esta peli con final feliz merece la pena contarla de principio a fin, nunca más. No confundamos tampoco el periodismo de calidad con la basura, si el otro día criticamos a Cnn Plufff, en este instante nos rendimos a la maestría de Gabilondo.
El presidente, el ministro, los ingenieros y directivos de la minera estatal Codelco, los técnicos, los rescatistas liderados por Manuel González, el jefe don Luis y todos y cada uno de los mineros no son personajes, sino personas que han emocionado al mundo, han empleado la alta tecnología en provecho del hombre y han cumplido su misión sin alardear más de la cuenta, sin una palabra de más, a la vista de los focos, claro, pero con la dignidad por bandera.
Va un enlace interesante, un artículo titulado "Una buena noticia, por fin".
Habituada a observar al mundo a pie de cordillera o asomada al Pacífico, Chile ha sido esta vez el corazón del mundo o algo así, se han escrito muchas cosas estos días, se han leído topicazos pero también reportajes maravillosos. Chile inspira ahora, ojalá sirva el rescate para promover las mejoras en las condiciones laborales en Chile y el resto del mundo, y si los mineros ganan unos milloncejos con las exclusivas, qué coño, la noticia para el que se la trabaja en Atacama, bajo la tierra de Copiapó, lindo nombre, Copiapó.
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