El agua no sale tibia, sale peroné. Transpirando como yeguas. Con la música a tope. Vuelve el ladrillazo: hoteles de lujo, promociones de apartamentos y bungalós, obras de ampliación con menos papeles que una liebre en suelo rústico. Blanqueo show in the summer, relaxing cup of coffee, como dijo la madrina de la especulación y los contratos basura. El fútbol a cámara lenta es una estafa inmobiliaria.
El otro día pillaron a un capo de la mafia en Villa Narco, urbanización de tapadillo sita en la costa oeste californiana de El Puerto. La noticia, a simple vista, no se aloja en el contexto que todos barruntamos, parece un suelto sin importancia. No nombran el nombre del detenido, ni por supuesto lo vinculan a su amo y señor de alto copete, pero la cosa tiene mandanga, vuelve el ladrillazo con todos sus avíos justo cuando Vox quiere echar de Espagna a ocho millones de obreros de la construcción con menos conejos que un papel de estraza, precisamente cuando los narcos de postín necesitan personas para el servicio en sus mansiones y picoletos que miren para otro lado. Alguien voló sobre el nido de la UCO, alguien voló sobre el cuco Del Nido, alguien maneja los drones del catastro y los aviones de primera generación que los americanos ponen en forma aquí al lado, en la Base de Rota. Si P. Sánchez no conoció el presunto mangoneo de sus secretarios de desorganización,¿cómo va a saber lo que se cuece en la Base de Rota? Otan no, besos fuera.
Drones no, pero ladrones, a manojitos, oiga. Y cultura, poca. La cultura de hoy pertenece al sector de ocio, entretenimiento, gastronomía, experiencias de usar y tirar. Aún recuerdo cuando un listo del viejo rotativo decidió eliminar la sección de cultura para integrarla en la agenda de actos, el horóscopo, la farándula, la tele y demás zarandajas.
Los de Vox lo único que buscan es notoriedad y un quince por ciento. El trabajo sucio se lo dejan a otros, encabezados por el gallego miserable. Ahora utilizan a tres o cuarenta pseudoperiodistas en pseudomedios de comunicación, lo cual se antoja indignante y escandaloso para una parte del gremio de mercenarios de la información que lo están haciendo tan bien, también a favor de viento de sus patrocinadores pero con una pátina de romanticismo del viejo oficio que no se cree ni el Tato. Díganme si no son pseudoperiodistas los que únicamente dan caña al enemigo y se arrodillan ante el amigo. Lo mismo digo de esa exhibición de publicidad encubierta que emplean ahora los otroras diarios "serios", abandonados a la suerte de los clicks de internet y los vicios ocultos de las redes sociales. Por no hablar de los esquiroles de antaño, los que se vendieron a la patronal cuando había que luchar por el susodicho oficio horas antes del naufragio, hoy premiados por el vil parné y el cinismo en do mayor, oh, oh, el mundo al revés, a veces los progresistas lucen más intolerancia que sus antagonistas, pa' qué vamos a negarlo, y viceversa. Adalides de la educación pública que matriculan a sus hijos en los colegios más caros de la zona, denunciantes de las injusticias que enchufan a sus parientes en el negocio funcionarial de cercanías, charlatanes de la lengua gadita que luego abusan de los anglicismos y del adjetivo brutal, qué rollazo, ío, la cultura, un rollaso, como ironizaban Tres Notas Musicales.
Nada que ver, pero dicen que los canallas principales del planeta se disputan el premio Nobel de la Paz, el genocida y el psicópata colorao que dirige el cotarro. Una broma pesada si no fuera por los miles de niños, mujeres y hombres muertos en Palestina a cuenta de tamaños criminales.
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