jueves, 12 de junio de 2008

El alma del diablo

A lo justo. Cádiz siempre llega a lo justo. Si los preparativos del Doce se antojan problemáticos, y quedan cuatro años de ná, el futuro inmediato del Submarino pasa por romper la barrera del Doce, doce victorias, doce empates, y un rumor que recorre las calles. ¿No querían submarino? Hoy, precisamente, se celebra una reunión "decisiva" para el Doce, fíjate tú, a los prebostes del Trece les coge el toro y al Cádiz, el ferrobús. Ola de pesimismo para curarse en salud. Insultos en do mayor, falta de respeto a jugadores, y los presis de rositas. Muñoz dice que él no mete los goles, bonita manera de defender a los futbolistas, en la semana fantástica del sálvese quien pueda (casi) nadie se preocupa por los futbolistas. Ya se borran, Holanda ya se ve y se borran miles de aficionados de cartón piedra, cobardes, pecadores de la pradera. Si el Cádiz pega el pellejazo, ¿qué dirán, que la afición es de Primera, de Segunda o del Grupo Cuarto de la Tierra de Nunca Jamás? Qué sabe nadie. La temporada del 08 suena a expediente de regulación de ilusiones varias, ¿a qué se va a dedicar la gente ahora?
El año en que el Cádiz malvendió su alma al diablo pasaron cosas tremendas. Dijeronse grandes pamplinas, entre ellas la sublime mentira acerca del "ya hablaremos, cuando todo termine lo analizaremos, ahora no es el momento", nunca fue el momento, se fue al garete el momento y ahora, cuando de verdad hay que pensar en una sola cosa, el apocalipsis now de gasolineras y mercadonas, el Cádiz y sus circunstancias, en lugar de aprovisionarse de puntos y guardar pa cuando no haya, tira la casa por la windows vista y se queda con las vergüenzas a la intemperie. Hay aficionados de Primera, de Segunda y paecharlos, igual que periodistas y futbolistas. Vaya pérdida de papeles, vaya semanita de pasión, muerte y resurrección. Ansiedad de tenerte en mis brazos ... El bolero de la esperanza y el tembleque de piernas. Ánimas incendiadas, palabras vehementes, todo Cádiz parece repetir la cantinela del presi: "Yo no meto los goles". No, espérate. Lo que traducido resulta: "A mí que me registren". Balones fuera en todos los órdenes de la vida, asi nos va.
Salvando las distancias, veinte kilómetros más o menos, Alicante recuerda a Elche, pero eran otros tiempos, el Cádiz miraba hacia arriba. Nadie daba un duro por el Cádiz del 81, pocos dan un euro por el Submarino del 08. Elche y Alicante, como Jerez y Cádiz, quedan la mar de cerca y a la vez tan lejos ... Veinte kilómetros, veintisiete años, un mundo interior entre el Pozo, la Gloria y de nuevo El Pozo. Bienvenidos al club de los 51, cincuenta y un puntos, cincuenta tacos que cumplen los milagrosos cadistas, desde Pepe Mejías hasta Juan José.
A este paso, mientras fletan buses hacia el infierno, con el dinero de todos, como el estadio virtual, como las vallas de autopropaganda que estamos a punto de comernos con papas, la ola de pesimismo que invade la ciudad y sus contornos va camino de contagiarlo todo, menos a la clase política, claro, y a la clase empresarial, por supuesto, expertos en vender motos sin ruedas. Ya se ven los carteles: "Con tu Ayuntamiento, claro que sí, el Ayuntamiento impulsa el hundimiento del Submarino, con tu ayuda el carajazo será aún mayor, venga, vamos todos, everybody". Lo dicho, que a este paso los gaditanos de Cádiz, tan atareados en llegar a lo justo a ninguna parte, van a exigir a los gaditanos de Castellón que echen una manita el domingo. Castellón se encuentra a 873 kilómetros de Cádiz y a 231 kilómetros de Alicante, tó palante, turrón del duro, el Lucas Lobos, qué gran turrón.
Para más inri, se juega una Eurocopa que no interesa al cadismo, ni al capillismo ilustrado, ni al coplerismo recóndito, y va España y mete cuatro goles y va un chiclanero llamado Van de Vaart y se erige en estrella rutilante de la naranja mecánica, el mundo al revés.
El año 81 de la reconversión eterna, el Cádiz de Milosevic festejó un milagrito verdadero. Hugo Vaca jugó los 38 partidos de Liga. Rosado, que junto a Mané es el único que atesora dos ascensos, los dos primeros, se quedó sin disputar el postrero, y cuatro jugadores anotaron nueve goles cada uno: Choquet, Lalovi, Mané y Mejías. El portero Recio hizo dos tantos de penalti. Y la cantera del Cádiz puso de manifiesto su talento y un amor incondicional al color amarillo de la pasión gaditana. Por cierto, el equipo empató en San Sebastián, en la eliminatoria copera que le enfrentó contra el campeón de Liga, la Real "de" Sociedad, como cantaba el rockero Silvio.
Ese año 81 murió Pemán, los yanquis mandaron a Tejero al Congreso para dar un golpecito de entrada a la Otan, el Estado rescató el peaje del puente Carranza, el aceite de colza surgió venenoso y mortal, se casaron Lady Di y Carlos, camino de la Boda del Siglo del Peña y el Masa, y los españoles comenzaron a divorciarse como locos. Ese año Alberti fue pregonero del Carnaval. Y en el 82 llegó a Cádiz un tío llamado Mágico González. Al final todas las historias terminan de la misma manera, cantando el Vaporcito y acordándose de Mágico González. De lo que pudo ser y no fue, de lo que fuera posible en la prodigiosa mente de la ciudad de la luz y la sombra.
Junio 08, Submarino Amarillo (Diario de Cádiz)

2 comentarios:

Breuil dijo...

Bueno, otro apocalipsis modesto más.
Enhorabuena por el texo Sr. Alcina.

Enrique Alcina Echeverría dijo...

Apocalipsis cutre consumado, el Cádiz se fue a Segunda b. Hay cosas peores, muchas gracias Breuil, no vea la cara que se le quedó a Nicholson ayer por la tarde.