El mundo al revés. Y Cádiz, en contraflecha. El mundo anda preocupado con lo suyo, el maldito parné, en plena depresión, mientras en Cádiz la gente pone cara de liderato y manda al garete el mal humor reinante. A este paso va a tener razón Ramón Blanco, que pronosticó antes que nadie que el Submarino aventajaría a sus perseguidores con un mazo de puntos. Los números, las sensaciones y el olvido no tienen por qué ser correlativos ni primos hermanos. Lo mejor está por venir, sugiere el calendario del año en que los errores aprendieron de sus mismos actos. Antes de la Navidad, el turrón del duro: Ejido, Jaén y Balona, y para año nuevo, dos encuentros seguidos en casa. La casa azul y amarilla, donde reina, tras una hernia, el mejor pelotero que ha dado esta tierra al mundo: Pepe Mejías, el amo del calabozo, guardián de los sueños cadistas, coordinador del complejo El Rosal, joven veterano que está hecho un chaval. "Lo mismo me hacen la ficha en diciembre", bromea el eterno Diez, quien por cierto pertenece por derecho propio a la comisión organizadora del Diez del Cádiz, el centenario del club, que está a la vuelta de la esquina. Pepe Mejías ronda el medio siglo de vida, como un buen número de ídolos de la afición de todos los tiempos, y treinta años de su bautizo en amarillo.
Ya incorporado a su labor, Pepe Mejías subraya los puntos aparejados a la operación, nueve puntos de nada frente a los veinticuatro que atesora el Cádiz, y recuerda con orgullo, para subrayar su buena salud a lo largo de su carrera, que ésta no dijo "basta" hasta pasados los cuarenta tacos, tras pasar por el San Fernando, y que con treinta y seis todavía impartía leciones de talento, magia y precisión en la élite del balompié hispano. Hoy como ayer, Pepe renueva su amor por el "buen fútbol", que es como dar gracias a la vida, y apunta dos nombres que encarnarían, a su juicio, el sensacional inicio de temporada: Fran Cortés y Carlos Caballero, chavales que él mismo ha visto crecer cada tarde en El Rosal. "Lo están haciendo de escándalo, con profundidad, rapidez y mucho arte. Después de sufrir unos cuantos años, produce mucha alegría ver a un Cádiz con la llegada a portería que no tenía, la verticalidad del juego de ataque y otras virtudes". Por ejemplo, el sentido común de Caballero "y sus dotes para iniciar la jugada en campo propio, combinar con sus compañeros y finalizar en el área contraria. Es verdad, hubiésemos necesitado al chaval en temporadas precedentes, pero no sólo el año pasado; desde que se fue Manolo Pérez no hemos tenido un futbolista de tanta calidad en el medio campo. La vitola de Parri, por ejemplo, sólo duró los primeros partidos ..." Un tupido velo. Mejor no mentar la bicha. Los tiempos han cambiado, cabeza de ratón.
"Parece que la dinámica ha cambiado del tirón. El ambiente es magnífico en la plantilla, el equipo derrocha alegría en todos los sentidos, lo noto cada día en El Rosal, tanto en los jugadores como en técnicos y directivos, y hasta en la cantera, que mira hacia adelante con más optimismo. El año pasado saltaban chispas con cualquier cosa, en este oficio hay que dejar los problemas en casa, no puedes tener cara de amargado en un lugar donde trabajan doscientas personas". Mejías, la experiencia es un grado, analiza la situación actual con sabiduría, la misma que emplea en El Rosal en cada detalle. "Todo repercute en los chavales, lo bueno y lo malo, y a los empleados nos gusta que el trabajo sea bien valorado", agrega, no sin antes mostrar su satisfacción ante la evolución de chavales que mantiene en el punto de mira desde los trece años". Cuando se le pregunta por responsabilidades más altas en el club se limita a apuntar que "todo llegará", con su habitual discreción y respeto a los compañeros. Mejías, en verdad, merece un monumento, pero no de cera, sino de carne humana, mismamente él mismo, en el palco de honor de cualquier partido del año. Como otros tantos veteranos, leyendas de la historia del club que en ciertos momentos de su vida no recibieron su merecido, en el mejor sentido del término. Parece que en ese aspecto también cambian una mijita las cosas en el club y la sección de veteranos logra captar la atención de la directiva. Mejías no lo dice, porque es un hombre íntegro sin ánimo de controversias y un cadista fiel, pero la historia viva amarilla no ha sido tratada en condiciones. Otro tupido velo.
Pepe se mete en los vestuarios, a veces presencia los entrenamientos con intensidad y dicha, siempre está alrededor de los cuatro campos de El Rosal, no en vano Pepe Mejías es la mejor flor de El Rosal. "Los chavales a veces se me acercan y aceptan algún consejillo. Son los elegidos, la cantera del Cádiz, y saben que tienen la suerte de pertenecer al club señero. Sabe a gloria ver a casi trescientos niños con la ilusión permanente de vestir los colores del grande, del primer equipo. Como gaditano, es lo más hermoso del mundo pasar de la Barriada al Carranza". Su hijo, ya que estamos, va por la misma senda.
Treinta años atrás, el mítico Mejías debutó con la elástica del primer equipo en un partido atípico. Como quiera que el estadio se encontraba clausurado por los graves incidentes generados en un conflictivo partido, coincidiendo con la primera reconversión de Astilleros, Mejías se bautizó en casa ... en Jerez, en el estadio Domecq, prueba de las buenas relaciones entre ambos clubes. Hoy sería impensable que Pepe Mejías debutase en Jerez, en casa, ante el Español, que por entonces tenía eñe de moño y a jugadores extraordinarios como Solsona y Marañón. Dos a cuatro. "Lo que poca gente recuerda es que un domingo jugué en Domecq con el Jerez Industrial y al domingo siguiente lo hice en el mismo estadio con el Cádiz". Pequeñas historias para la gran historia del club amarillo. Pepe, en calidad de membro de la comisión organizadora del Centenario, ha formulado una propuesta la mar de interesante, en la misma línea del Sevilla cuando cumplió la centena: "Recuperar el estadio de la Mirandilla, construir una réplica del legendario estadio cadista, con terreno de arena y la estructura tal cual estaba en los años cuarenta", apunta con entusiasmo. "Igual que los veteranos del Cádiz jugamos en el centenario estadio sevillista, organizaríamos torneos extraordinarios y sería muy bonito revivir los tiempos de la Mirandilla, un estadio que también vivió momentos históricos, muchos años de cadismo, varias generaciones de aficionados lo recuerdan". Allí estuvo a punto de ascender el Cádiz a Primera por vez primera. La memoria de Mejías no va tan lejos, porque el joven veterano sólo conoció Carranza, pero el glorioso futbolista gaditano guarda recortes de prensa desde el año 73, cuando era un chiquillo. Hoy sigue siendo un chaval que se lía a hablar del Cádiz y no para. "Cuando nos ponemos a recordar cosas entre los veteranos, no terminamos, basta con que alguien inicie la conversación y ... " Ahora Pepe rememora una victoria en Las Palmas con dos tantos de tiro libre directo: "Yo marqué uno y el otro lo anotó Amarillo". ¡Submarino es!
Octubre 08, Deportes, Diario de Cádiz
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