La música popular no debe ser cultura. Los teatros municipales de Cádiz, Jerez, El Puerto y algunos más, "pasan" del rock, del pop y hasta de los cantautores de cara al recién estrenado otoño. Ni una sola noche, ni un sólo concierto de rock o derivados, ni siquiera un guiño a la música de la tierra. Nada. Pasó el verano de espectáculos mastodónticos, mayormente dedicados al turismo y al gratis total, y quedó otra vez en evidencia el interés de la cosa pública por los estilos de música dispares y sin embargo populares. Dicen que el olvido será pasajero, que en esta temporada no abunda la oferta de giras, que está la coyuntura muy dura, pero sorprende sobremanera el vacío existencial. Hay grupos, hay cantantes, sobreviven formaciones de calidad en la provincia.
El rock del olvido halla un poco de consuelo con el ciclo organizado por la Comisión de 2012 en Cádiz, nadie sabe cómo es posible que traigan a Posies, Lemoheads y los líderes de Jayhawks de una tacada, será que cuando hay voluntad se libra el dinero a espuertas. Y algunos ejemplos aislados, como el recital de Cai en Chiclana el día 3 o la puesta en escena del nuevo disco de Extremoduro en Jerez, el día 24, sólo sirven de bálsamo para los aficionados, que tendrán que viajar a Sevilla, Córdoba o Málaga para catar algo en condiciones. La pifian quienes dicen que en otoño no existe apenas oferta: grupos y voces nacionales de postín siguen de gira intermitente y acuden donde hay interés. Quique González celebra estos días su décimo aniversario en la música, Antonio Vega permanece al pie del cañón tras la gira de retorno de Nacha Pop, Julieta Venegas visita España, así como Chick Corea y Stanley Clarcke, Nick Lowe, los míticos Piojos argentinos tocarán en ocho puntos de España, Paul Weller en dos, y así hasta casi el infinito.
Tampoco hace falta irse muy lejos, en tiempo y espacio, para mostrar citar casos de gente necesitada de atención o de público urgido de sones de su gusto. No basta con traer música gratis a la playa, o a la plaza de toros de turno. Tras un verano altamente recomendable para los aficionados a músicas de muchos signos diferentes (Bob Dylan, Caetano Veloso, Amaral, el retorno del rock andaluz, la vuelta de Tequila ...), que siguió a un inverno crudo pero con algunos detalles de calidad, el otoño cae por su propio peso. Consta que algunos promotores han formulado proyectos a ayuntamientos de la Bahía sin obtener respuesta. En algunas esferas abundan el personalismo, los intereses creados y la inercia.
Consultados varios responsables de las iniciativas pública y privada, que redundan en la raquítica oferta de esta época del año y anuncian que en próximas estaciones habrá conciertos para este tipo de público, por otra parte mayoritario, enfatizan los gajes de la crisis económica y, en algunos casos, admiten que los condicionantes políticos o financieros también influyen. No se entiende que la música sin etiquetas de esta tierra halle escaso o nulo eco por parte de instituciones o entidades privadas. Sería largo de exponer, pero la iniciativa privada ya no puede luchar, como ocurriera veinte años atrás, con la competencia desleal y a veces absurda de ayuntamientos que inflan cachés o pagan sumas desorbitadas por ofertas de dudosa calidad. Ya se cargaron el invento un par de veces.
En diversos foros musicales se citan casos ilustrativos. El grupo de rock duro Huma, de La Isla, está a punto de editar su segundo disco y de ver cómo crece su prestigio en el país. Los gaditanos Kool, blues y rock sureño de categoría, lanza su primer álbum por internet. Los cantautores Fernando e Ignacio Lobo, Nacho Dueñas y una larga lista de nombres, pugnan por hacerse con un lugar bajo los focos. Ignacio Lobo se marcha a Londres a buscarse la vida musical. El hip hop salvaje, y también el domesticado, colma las noches de insomnio con sus ritmos sincopados, la Fundación de Raperos Atípicos pone al mundo convencional en solfa. Nadie entiende, por otra parte, por qué un grupo sublime como Imán (Califato Independiente) no puede actuar a teatro lleno en el Villamarta de Jerez, o la razón por la cual el Ayuntamiento portuense aún no ha traído al teatro Muñoz Seca a Enrique Bunbury, que por algo dedica su último disco a su casa portuense, donde ya reside la mayor parte del año, o por qué no se acepta desde ya la idea de llevar a Javier Ruibal a la Plaza de la Catedral de Cádiz, como hicieron con Paco de Lucía con motivo del 140 aniversario del Diario.
De momento, en otoño, cero patatero para los aficionados a pop, rock y cantautores.
Octubre 08, Cultura, Diario de Cádiz
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2 comentarios:
¿Nos darán conciertitos en Castellón? Abrazosss
Ahí, Fernando, hay gente de Cádiz pa llenar el Falla varias veces ... no desesperemos, siempre quedarán los locales chicos pero acogedores, y en verano volverá la música popular ... abrazosssss
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