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No obstante, algunos cines, mejor no mencionar nombres, aprovechan las estrategias malvadas de las distribuidoras para aplicar su particular autocensura o mostrar sus intenciones a las claras. Aún se recuerda el paso fugaz de "Los lunes al sol" por Cádiz, la capital del paro, Cádiz es Vigo con más sordos de Astilleros. La película, salvada también por El Palillero, fue tachada por diversos cines de postín, no fuera a contagiar de "rojerío" al personal en pleno aznarismo.
La culpa no es del cha-cha-cha, ni siquiera del boogie, y tampoco de los empresarios de cines, que bastante tienen con pugnar contra el olvido que toca la puerta cada noche. La responsabilidad de que grandes películas sean sometidas al ostracismo se puede atribuir a las distribuidoras. Hoy por hoy, ni la crítica especializada ni el público ostentan el poder de opinión, ya no valen los gustos de las mayorías y minorías silenciosas. Las tendencias vienen ya marcadas, como las cartas del juego de naipes más tramposo. Basta con lanzar pocas copias al ya famélico mercado cinematográfico, que comienza a envidiar a lugares tan cutres como el youtube o las webs piratas, por no hablar de la caída en desgracia paulatina de los videoclubs, en competencia desleal con las telepizzas o las barracas de frutos secos. Cuentan los expertos en la materia que, salvo en el caso de grandes capitales, las distribuidoras son reacias a cuidar el producto, que practican la política del dinero fácil y la falta de respeto a la industria. Vamos, que no creen ni en sí mismos, pecado similar al exhibido por la industria discográfica. Eso sí, las distribuidoras se pasan por el arco del triunfo a grandes directores de todos los tiempos. Primero acabaron con los cines, ahora van a por el cine. Pronto, sólo pondrán teleseries.
Para más inri, la cinta de Coppola ofrece una sensacional pero desvirtuada Maribel Verdú, doblada y redoblada, viviendo sin vivir en ella. La escena nacional, entretanto, aplaude y reconoce por fin la trayectoria de la actriz, que no ha necesitado venderse a la Nba para alcanzar el prestigio, que no la fama. La fama se consigue ahora de cualquier manera.
Julio 09, Cultura, Diario de Cádiz
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