El Barrio sale del mercado de abastos de Sanlúcar y marca un teléfono. "Hola, soy Selu, ya estoy más tranquilo, podemos empezar". El cantautor gaditano no cesa de trabajar, mientras muchos de sus compañeros cancelan giras o recortan sus cachés en el verano de las vacas flacas. "Vivo en un hotel y almuerzo en los restaurantes. Ojalá pudiera compartir más tiempo con la familia, pero así son las cosas. ¿La gira de Duermevela? Apoteósica, 85 conciertos, pabellones y plazas llenas por todas partes". Crisis, ¿qué crisis? "Está la cosa que arde, los ayuntamientos lo primero que han hecho ha sido recortar por la cultura". Y en la cola de la cultura, la música. Porca miseria. "Soy un privilegiado, gracias a Dios", remarca José Luis Figuereo, El Barrio (de Santa María), que el miércoles actúa en la plaza de toros de El Puerto (de Santa María).
"Me siento un privilegiado porque nací músico y artista, yo no soy una persona construida con los años, no conozco otra cosa que la música, planté una semilla, la regué a conciencia y Dios me ha dado sus frutos", apunta el siempre metafórico El Barrio, quien estima que para emprender el camino correcto, anhelado, "hay que sufrir". "Los empiezos son todos fatídicos", ilustra a las claras, "salvo en el caso de los que acuden a programas de televisión o reciben el apoyo de medios de comunicación, esa gente no pasa fatigas". El que lo coja pa él. A José Luis se le ven hasta las ideas, un tipo aparentemente transparente, tan peculiar como su repertorio, alguien que pertenece a nadie y a todos, por así decirlo, que cree en la inspiración y en el trabajo. "Los tornados se llevan por delante las casas de cartón".
"Yo siempre fui un cantante frustrado escondido detrás de una guitarra". De chico, José Luis se adiestró acompañando al toque a grandes artistas, y participó en una comparsa infantil en el concurso del teatro Falla, como no podía ser menos. "Mensajeros de alegrías, primer premio". "Dicen que uno no debe morirse sin probar las cosas que le gustan. Vinieron a buscarme a mi casa, con diez años, necesitaba un guitarrista ... No dejo de reconocer que el Carnaval es una fuente muy agradable para quien sepa cantar y jugar con distintas voces, igual que un tocaor, un guitarrista de flamenco, puede atreverse con el rock, pero a un rockero le cuesta mucho trabajo, no puede hacer flamenco así como así".
El Barrio se considera heredero del rock andaluz, el género acuñado en los años setenta por los sevillanos Smash que posteriormente siguió diversas sendas. "Desde chicó escuché a Triana, Alameda, Cai, Medina Azahara, pero mi estilo también casa con lo que aprendí de Bambino, Caracol, la Paquera de Jerez, la Perla de Cádiz. Digamos que estoy en la mitad". En ningún lugar concreto, aquí y acullá, personaje inclasificable, "creador de mi miúsica, de mi propio universo, rock con acento andaluz, emociones personales, sonidos eléctricos que brotan desde la antigua Andalucía. Se nota que no soy de Teruel", ironiza.
Preguntado, acaso con segundas intenciones, sobre los profetas en su tierra, José Luis recuerda el homenaje que recibió en su barrio de Santa María, atribuye el detalle a su amigo de La Perla, José Roldán, y a la asociación de vecinos. Nunca lo olvidará, ahí quedó la placa en la casa donde se crió. "Me quieren mucho en mi tierra, me siento bien, pero no creo que sea profeta en Cádiz. Personalmente estoy muy a gusto, pero de cantar en Cádiz, poquito. Cádiz lo basa todo en los conciertos en la playa, que a mí no me gustan para mi arte, a mí me gustan los lugares cerraditos, y además, no hago cosas gratis, ¿sabes lo que te digo?"
El Barrio marca su tierritorio, como otros artistas de la Piel de Toro, que huyen de los espectáculos presuntamente gratuitos, dispendios a costa del contribuyente y tierra quemada. Dicen que un concierto gratuito "quema" al artista durante equis tiempo a muchos kilómetros a la redonda. También tendrá sus ventajas, pero El Barrio opta por cierta "inaccesibilidad", una pizca de misterio, algo así como dejarse querer y crear necesidad entre el público. "Quien quiera verme, que pague. ¿Tú has visto a José Tomás en Canal Sur o en otra tele pública? Por eso José Tomás es José Tomás". Curiosa comparación entre artistas temerarios poseedores de una legión de admiradores y unos cuantos detractores. "Si canto gratis en Cádiz, por ejemplo, ¿cómo voy luego a Algeciras cobrando. Respeto a todo el mundo, no tengo nada en contra del Ayuntamiento ni de la Delegación de Fiestas de mi Cádiz del alma, soy apolítico, pero quiero tener mi carrera bien llevada. Fíjate cómo son las cosas, ya van siete mil entradas vendidas para El Puerto", anuncia casi una semana antes del espectáculo. "Sin duda, vendrá gente de la Bahía, de la provincia ... y de Rusia", dice con guasa. Y subraya con otra frase divina: "Dios no se puede quedar con algo que no esté bien hecho".
Una de leyendas de El Barrio. El cantautor desmiente una "información" recogida en la wikipedia. Cuidadito con el copiar y pegar. "Jamás hice un cursillo de soldador para entrar en Astilleros, antes de presentar mis maquetas. Una de tantas mentiras que se dicen sobre mí. Otra leyenda urbana, igual que todos los años anuncian que me estoy muriendo, me llevan enterrando todos los años, hasta el último disco". Basta con arrimarse al google y sus satélites, teclear al susodicho y confirmar leyendas y morbos reunidos: "José Luis Figuereo cáncer", o la más liviana "José Luis Figuereo sin sombrero".
El Barrio pide al periodista que destaque algo muy concreto, pone de manifiesto que se encuentra "muy contento de cantar al lado de mi tierra", recurre a "maravillosas sensaciones", a las "ganas inmensas" que tiene de actuar en El Puerto, "será un honor cantar cerca de mi tierra", reitera, y subraya lo de su tierra, acaso con orgullo y desazón. Luego, se le enciende la mirada cuando escucha su música a través de coches fugaces o cuando distingue un elogio verdadero. "Supongo que se sienten identificados con lo que canto; puede decirse que tengo mi estilo propio y que si alguien me escucha y cierra los ojos, dice del tirón que soy El Barrio". De Santa María. De una ciudad de Cádiz "llena de sabiduría, que da a luz a muchos y grandes artistas por metro cuadrado, que está acostumbrada a llevarlos entre sus brazos". A mil años luz, pongamos que en Bilbao, veinte mil personas brincan y se desgañitan en los bises, se arrancan por Triana, gloria eterna para Jesús de la Rosa, y se cae el pabellón de turno. Hasta sus detractores, que los tiene, admiten que El Barrio posee "algo". Cuestión de medida. Bajo el sombrero de José Luis Figuereo. Sombra y luz.
1 comentarios:
Habla claro, es trasparente el tio y va por libre, asi debe ser el arte
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