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Cuentan que en los años cincuenta, Campbell y su banda realizaban actuaciones prodigiosas, que Eddie era un showman en escena y que además destacaba su afición por el karate y las motos. Lástima que Eddie no se encontraba en el sitio y el momento oportuno cuando el blues obtuvo un masivo reconocimiento y los cazatalentos pescaban los mejores ejemplares en la ciudad del viento, Chicago, para "venderlos" en el mercado negro y en los círculos blancos de rocanrol, no en vano los grandes rockeros blancos de los años sesenta impulsaron el renacimiento del blues, sobre todo en Inglaterra, de manera crucial.
Dicen que Campbell perdió varias oportunidades de lanzarse en solitario en los Usa, hasta que su destino giró de nuevo y cosechó un éxito morrocotudo, y el refrendo general, con el disco "King of the jugle", en 1977. Luego, el cantante y guitarrista fijó su residencia en Europa, donde cuenta con notable prestigio, en especial Holanda. En los años noventa retornó a Estados Unidos.
Eddie Campbell, que combina el blues con el funky o el gospel con sublime maestría, aprendió a tocar blues de la mano de Magic Sam y Otis Rush, ha tocado con Howlin Wolf, Little Walter, y Jimmy Reed, fue reclutado por Willie Dixon para integrar el Chicago Blues All Stars. A nadie deja indiferente su manera de tratar a la guitarra eléctrica.
Febrero 10, Cultura, Diario de Cádiz
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