El padre de Fermín Salvochea mostraba ya ideas liberales, bastante más avanzadas que algunas de las actuales, en un artículo titulado "La sociedad sin caretas", en El Nacional, diario de la época. Osuna en un amplio índice de artículos, ofrece desde el Diario Mercantil de Noticias, año 1827, cuarenta años antes del estreno de este Diario, hasta los últimos textos más significativos. Desde los pioneros del periodismo carnavalero hasta los geniales Agustín Merello y Paco Navarro, de la revolución del jurado diario al Gallinero, un completo recorrido por el papel, las ondas y el control remoto. No olvida a casi nadie Osuna, que cita con profusión hechos y actores de la información carnavalesca que a medio camino entre siglos experimentó el "boom", aunque sin desmerecer a quienes pusieron las primeras piedras del edificio metafórico. Creen algunos coetáneos de la palabra y la imagen que su trabajo se encuentra en la cúspide, se consideran algunos inventores de la nada, sin recordar a quienes dieron los primeros pasos. Pese a la historia, el olvido se antoja voraz. Osuna lucha contra el olvido con todas sus fuerzas.
Pemán no fue el primer pregonero del Carnaval, fue Don Puyazo, genio y figura de Radio Cádiz. Osuna revela esta circunstancia, y otras muchas en torno a la comunicación audiovisual de las coplas, y seguro que sorprende en febrero con ciertas noticias que coincidirán con el fin del contrato de la retransmisión del concurso. Coplas a la tele. Osuna ofrece numerosas letras en torno a los medios de información, incluyendo la caña al Diario, los toquetazos a la tele, las complicidades y rencores hacia la radio, desde el Nodo a la Beatlemanía, pasando por el día que el alcalde de Puerto Real, un niño llamado Barroso concursó en Cesta y Puntos se formó la marimorena con un programa televisivo sobre Cádiz.
El libro, jalonado de crónicas blancas y crónicas negras, no olvida a los Pedreño, Coya, los Enriques Márquez y Treviño, Pepe Benítez, la llegada de Canal Sur, la radio municipal del 80 que nunca llegó a estrenarse y numerosos entresijos del oficio de periodismo en hermosa batalla dialéctica con el Carnaval. Hasta la guerra de las ondas, Radio Paganini, que encontrará eco y compás cuando el libro salga a la calle. Osuna, gran conocedor de la fiesta y de sus protagonistas, que ha estado en los medios y en los escenarios, tras el micro y como autor, no en vano fue autor de los célebres y controvertidos Tontos de Capirote, se queda corto. Da la impresión de que hubiera necesitado dos o tres volúmenes más para desgranar sus historias. Pero el libro sobre obras y oficios carece de desperdicio. Muchos se verán reflejados en sus páginas, otros descubrirán nuevas tonalidades y al menos la historia no se quejará amargamente del silencio.
Noviembre 08, Cádiz, Diario de Cádiz
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