Tiempos de populismo barato. Tres por dos. Diez por ciento de pérdidas. Treinta por ciento de amnesia. Unas gotas de absenta. Líderes de plastilina. Novedades en la historia. Graffitis al aire preso. Humo azul. Más números que letras. Gente invocando la democracia, qué miedo. Las libertades, más miedo. Paranoia del mundo resfriado. Planes de pasado. Bolsas de plástico. Días sin coche. Bicicletas a la carrera. La barrera del sonido. Nadie escucha. Alguien propone, sin más escrúpulos que su propia dignidad rota, que la sanidad pública sólo atienda a los españoles. Otros hablan de impuestos, tol mundo hablando de impuestos, tasas, tributos, ya pagará el inglés el vino que se ha bebido. En Jerez nació este dicho redicho, nació del rencor y del desafío, en tiempos bodegueros, de mollate y rosas, cuando la Pérfida Albión enviaba barcos piratas para combatir el comercio marítimo del sur del sur, la cosa se puso tensa. Aquellos guiris que se asentaron en estas tierras y se multiplicaron hasta el infinito, hoy son de aquí de pura cepa, y el vino se llama ahora sherry, todo se transforma, también se acuñó por estos lares por vez primera el término "haciéndose el sueco". Las tripulaciones que transportaban el brandy de Jeré a las Islas Británicas, a pique de un repique de ataque de los corsarios, tuvieron que ingeniárselas para burlar la norma que concedía la exclusiva del negocio a los escandinavos, así que los gachós se tiñeron de rubio y se disfrazaron de suecos, precursores del corporativismo dermoestético. Se hicieron los suecos. Tanto tiempo después, mejor hacerse el sueco ante tanto bucanero. Los problemas siguen llegando con el dinero, ahora el dinero lo mismo falta que escasea, lo mismo vuela que se amontona, y de pronto fluye por sucias manos de manga ancha, seis megas de mangoneo, cotizaciones al alza, trapicheo por lo bajini, vuelven los ayuntamientos malayos. De costa a costa. En la Bahía gaditana también fuimos pioneros de emociones, mociones de censura antinatura. Ahora que Benidorm cambia de siglas de nuevo en maquiavélico escorzo político, con madre de dirigente incluida, conviene recordar que en El Puerto de Santa María, sin ir más lejos, en el 86 se inventó la sopa de letras, el contubernio de siglas antagonistas, unieronse socialistas y populares para descabalgar a los comunistas del poder. Por el progreso, claro. La izquierda jamás se recuperó. En el ojo del huracán, Puerto Sherry, rápidamente rebautizado como Puerto Churri, complejo urbanístico ataviado de puerto deportivo que se erigió como eje de la escena. Puro teatro. El nuevo pirateo. Suelo urbano del tirón. Le pusieron un grifo a unos terrenos mangados a una hermosa playa, esquinita del viento, y lo declararon suelo urbano. Hasta hoy. Desfilaron por las tablas gente de todo estilo y condición, algunos mequetrefes y los demás ingenuos. Produce vergüenza ajena asistir a estos espectáculos de politiquillos ambiciosos renegando de todo por un sillón. Sólo hay que detenerse en sus caras. Muchas caras.
Emociones fuertes de censura, nada que ver con las emociones de la vida. Quedan algunas, algunas a buen precio.
miércoles, 23 de septiembre de 2009
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