miércoles, 27 de abril de 2011

Dylan de los Países Bajos

Dylan canta a Dylan como nadie. Nadie interpreta las canciones de Dylan con el misterio y la profundidad con que el autor revisa a diario su obra. Pero hay discos de presunto homenaje que engrandecen la figura de Dylan o simplemente la ponen en su lugar, que es ninguno y todos a la vez. Dylan in het Fries representa a Dylan en holandés, al principio suena raro, como cualquier pieza del maestro en español, dicho sea de paso, pero a la postre cautiva. Una docena de artistas neerlandeses firman el cuadro, a trazos, en sendas versiones más o menos inesperadas; algunas de ellas sensacionales. Destacan sobremanera los temas más recientes de la discografía de Dylan, los de menor recorrido. Jan Tekstra borda When the Deal goes Down, del mismo modo que Die Twa torna Not Dark Yet y Mink desnuda Tryin to get Heaven. La emoción e intensidad de Hard Rain en manos de Raynaud Ritsma ponen los vellos de punta, sin exagerar, y los ritmos negros se apoderan de Emmotionally Yours en poder de Three-ality. Oro puro. Para esta edición, eligen, con sumo gusto, un pasaje de Blonde on Blonde poco transitado incluso por el propio Dylan, Sooner or Later, y la ya cincuentenaria Fixin to Die se transforma en una copla industrial y obsesiva a cargo de Tsead Bruinja.
Los mequetrefes que estos días han vuelto a las andadas vomitando tópicos acerca de Dylan, cayendo en el patetismo de atribuir al cantante la misma responsabilidad de siempre, liderar la cacareada generación protestona, tendrían que sufrir la condena de escuchar este disco doce veces, doce. Material sensible, canciones dispares capaces de adoptar lenguajes impares, poesía en movimiento, juegos florales del olvido, clásicos populares que cobran otras vidas, sin perder la esencia. Los países bajos de Dylan, otra vuelta de tuerca, desarreglando las cosas pa que vuelvan a su sitio, ninguno en especial. Todos a ninguna.
Nunca mejor dicho, porque la gira interminable pasa estos días por Australia, Dylan siempre se encontró en las antípodas de sí mismo, y su inmenso legado retrata a quienes pretenden justificarlo, analizarlo, azotarlo con su viento idiota. Holanda ya se ve. Este disco no es suyo. Como si lo fuera.

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