miércoles, 6 de abril de 2011

Inteligencia criminal

"Desarrolla tu inteligencia legal", arenga un anuncio radiofónico. Ni con publicidad agresiva, oiga. Un tarot de picapleitos principiantes causa estragos en el mundillo virtual. Ofrecen asesoría sentimental de andar por casa. Si llamas por la mañana te convidan a una tostá con manteca colorá. Dicen que ha bajado la delincuencia, habrá bajado la basura. La delincuencia real o la delincuencia legal. El otro día llamó una encuestadora telefónica y catearon todos. Dulce venganza. De chicos tuvimos un loco profesor de química que ejercía el masoquismo desde lo alto de su mesa presidencial. Cuando se sentaba, barruntábamos lo peor. Fulanito, diga un número del 15 al 44. ¿El 27? Perfecto. Escriban en una octavilla la respuesta a fórmulas y correspondencias; obtendrán 27 dieces ó 27 ceros. Era terrible. Había que correr y depositar la papeleta sobre la mano de don Mengano, hasta que éste cerraba el puño y ya no admitía más. Y vuelta a empezar. Nos íbamos a casa con 84 ceros y la cara partía. Una tarde, hartos de estar en suspenso, se nos fue la cabeza y nos liamos con don Mengano, lo freímos vivo, le clavamos alfileres hasta en las orejas, otra dulce venganza, hubo juicio sumarísimo. Total. "Desarrolla tu inteligencia criminal". Atribuyen a John Galbraith la siguiente frase multiusos: "Hay dos tipos de economistas: los que no tenemos ni idea y los que no saben ni eso".

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