Fito Páez, al natural. Solo ante el piano. Mayoría bulliciosa de argentinos, y de mujeres, colma el salón de actos de la Escuela Poltécnica de Algeciras. Emoción a flor de piel. De negro, enjuto y nervioso, sonriente y expresivo, Fito anuncia que "va a ser un concierto largo"; se hace corto. Hora y media de amor y dolor, besos, voces, abanicos, desmesura y el descomunal arte que brinda el rosarino, un grande de la música hispanoamericana. Un grande, a secas, que en los bises se rebela y se muestra argentino mundial. Pájaro libre. El formato del recital encaja con el nuevo disco de Páez, "No sé si es Baires o Madrid", grabado en directo. Pero Fito escapa del guión en ciertas ocasiones, la noche se antoja cinematográfica. Narra Fito la historia de dos chicos y de su país, "11 y 6" y "El chico de la tapa", que el artista enlaza mencionando los tiempos de Alfonsín, reencuentro con la democracia, "todos teníamos más expectativas", y la etapa de Menem, "cuando la cosa se puso más dura". Fito logra la complicidad del personal, que respira en albiceleste por sus cuatro costados y aprvecha para ofrecer su particular universo vital, agita sus rizos al aire, cruza las piernas, toca suave o arrebatador, y se confiesa en público: "Hago engendros entre Mc Cartney, Piazzola y Charly García". Perfecta definición. El amor después del amor, las tumbas de la gloria, los niños del futuro se asoman a la escena. "Te di la mano y pasaron años".
Todo está escrito en el viento y en el Liverpool Bar, todo bajo el signo del ángel de la soledad, la euforia y los tormentos, la poesía vehemente. Páez canta a Lorca, romance de la pena negra, y conmueve al público de aquella manera. "Me costó la vida ponerle música, es muy completo el loco", ironiza, no sin antes confirmar su reconciliación con Sabina, interpretando una hermosa "Contigo" que la gente corea, la gente ya no para de cantar por lo bajini, extasiada. Chopin nocturno en sol, contrastes de artista total, virtuoso a las teclas, apasionado a la viva voz y clarito en algunos mensajes sobre estos tiempos "egoístas y mezquinos". Luego trinca la guitarra eléctrica, se da un homenaje de desazón en la ciudad de los pobres corazones, la pieza que compuso cuando asesinaron a su abuela y su tía abuela, las mujeres que criaron al niño grande que desconoce su destino. Ahora o nunca.
Los bises deparan una pieza a capella, la estremecedora "Yo vengo a ofrecer mi corazón", de Pablo Milanés, y la solicitada "Mariposa tecnicolor", no sin antes ocurrir lo inesperado. Fito vuelve contento a las tablas y la mayoría bulliciosa argentina irrumpe en ovaciones, cánticos y expresiones diversas. Algo escucha el artista que le incomoda y, visiblemente enojado, contesta: "Me ponen enfermo las argentinadas, yo hago música del mundo". Memorable.
Abril 09, Cultura, Diario de Cádiz
viernes, 24 de abril de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
4 comentarios:
qué maldito eres, Alcina... me corroe la envidia... Pero bueno, me consuelo porque esta tarde voy a ver a Focus. Me he estao preparando escuchando un directo de 2004 que suena de lujo. A ver con qué me sorprenden.
Un abrazo!!
oh, gran Fito Páez, lindo concierto, pedazo de artista, una noche muy especial, viste? Y el día 2 Calamaro en Jerez !! Pero yo tb te envidio hoy, Ignacio, ya nos contarás lo de Focus para ir haciendo boca pa Bornus !! que lo pases muy bien !!
Enrique...conciertazo de Focus. O medio conciertazo, porque como vivo en un maldito pueblo, tuve que irme antes de que acabara para no perder el tren de vuelta.
Alcina, atención a la que se avecina... Es un grupazo... hay de todo, momentos tranquilitos, momentos muy rockeros e incluso alguna sorpresita funky. Thijs Van Leer parece un orondo capitán Nemo septagenario, todo el tiempo pendiente de los músicos, y adornando las canciones con sus extravagantes gestos.
Punto positivo que haya recuperado al batería Pierre Van der Linden de la formación original. Y el guitarrista y el bajista aportan frescura y mucha profesionalidad.
Se columbra un gran concierto en Bornos, esperemos que el público responda, porque buenos mimbres hay. Atención al dominio que tienen de las intensidades.
Y bueno, lo de Calamaro me es un poco indiferente, porque nunca fue santo de mi devoción, incluso en momentos he llegado a sentir algo parecido el odio, concretamente por el disco Tinta Roja, que me parece un truño impresionante en que destroza canciones preciosas y desaprovecha unos arreglos maravillos que le envidio muchísimo.
Para gustos los colores. Como se suele decir, no lo comparto, pero lo respeto.
Me alegro mucho, Ignacio, ya ardos en deseos de ver a los Focus en Bornus !! Lástima que la cosa fuera un poco interruptus, con perdón, pero se ve que te gustó, gracias por la crónica, ya sabemos a qué atenernos ... por cierto, tengo a Calamaro en mis favoritos, desde hace muchos años, pero reconozco sus vaivenes, tampoco me encantan esos tangos ni otros discos recientes, el de la Lengua Popular me fastidia, desde la portada hasta sus intenciones. De sus obras incompletas, como titula la caja, me quedo con los discos de antes de su regreso, y con los Rodríguez, claro !! un abrazo, salud !!!
Publicar un comentario