Demasiado corazón. Hoy lo que se estila es la frialdad, el desdén, la novelería larsson. Pura pasión literaria y vehemente. Hoy lo que prima es la degradación del lenguaje, y de casi todo lo demás. Letras para escuchar. Comparsas de cariño y de protesta. El mundo cuelga el cartel de "muy frágil" y Cádiz sigue a su aire. Bola de fuego. Ay, qué casualidad, ahora una emergencia nasioná, la gente no respeta ni que estamos en Carnaval. Si tienen un plan de salvación, si están dispuestos a dar un pasito palante (y tres patás), que saquen una chirigota si tienen cohone. Desconfianzas mutuas, desprestigio internacional del tanguillo zamorano, golpecito de estado financiero, letras en el tintero y autores cavilando letras a la velocidad de un telediario, asomados a la teledesgracia. Ya se barrutan letras sobre la anunciada visita de Eta, los planos del viva la Pepa, el horario de los comes. Explosivos pasodobles, sin duda. Cortinitas de humo. También se admiten cuplés, claro, no vamos a pincharle el globo a nadie, pero esos terrotistas becarios, que últimamente no tiran ni petardos ni asustan a las viejas, buscando piso y aparcamiento en Cádiz. Esos chirigotarras, sirviendo de catxondeo y de escarnio, vienen a sumarse a la lista de ajusticiados: politiquillos, banqueros, jueces, policías, ladrones, curas, periodistas, en fin, toa la caterva. Y esa conspiración económica, crisis con fecha de caducidad, la gente no es tonta y sabe que nos quieren comparar con Grecia y Portugal pa robarnos, pa robarnos el Mundial. Cantar por no llorar. Reírse de uno mismo. Conjugue los verbos más baratos. Y, como canta la comparsa de Cheza, arrodíllese, que ha llegado el dinero. Está la cosa muy mal.
La susodicha degradación del lenguaje, que afecta a todo quisque, de momento no ha encendido las alarmas en la surreal academia de la lengua gadita, pero vamos camino de la inmolación, mola la inmolación, quién sabe cómo serán las coplas del 2044, si se entenderán, si alguien escribirá en condiciones, si los mensajes cortos sustituirán a la comunicación oral. Siempre saldrán ratones de biblioteca carnavalesca para escribir y cantar con propiedad. Por cierto, letra en el tintero de los menudos bibliotecarios algecireños. Si la hubiese cantado algún grupo de postín, con firma cotizada, alguien habría puesto el grito en el cielo. Ley del Aborto. Hablan de asesinatos y del voto de celibato, acaso de orfanatos, de leyes laicas, pálpitas y púlpitos sin el poder de antaño. Chiquilla de dieciséis abriles llena de vida y dueña de su cuerpo, "lo diga quien lo diga". Criaturas manoseadas por algunos sacerdotes. Marcadas para toda la vida. Confesionarios y purgatorios, sotana como disfraz y una pregunta que cae como una exhalación: "¿Cuántas jovencitas habéis dejao preñás?" Por supuesto, la santa madre iglesia gaditana sabe que esto es Carnaval, bastante tiene ya, y no se querella por una letra. Va por los guardias mosqueaos, que saquen una chirigota pa contestar. Aquí, aunque parezca mentira, se da por hecho que en Carnaval la gente critica a la autoridad, se mofa de sí misma y arregla el mundo, cada uno a su manera, con letras escritas para escuchar. No sólo en el Falla. Hay que saber escuchar a Cádiz cuando se decide a cantar. En directo y en diferido, en la preliminar y en la final, qué pechá de Carnaval. Por cierto, ¿quién colocó la pancarta del Bernabéu que decía algo así como Kiko, llévanos al Carnaval del Falla? Promoción internacional. Sálvese quien pueda. La reventa en internet. ¿Hay algo más de Carnaval después del Falla? Claro, la Semana Santa, y salen casi los mismos. Arrodíllense.
Febrero 10, Carnaval, Diario de Cádiz
La foto es de Lourdes de Vicente
martes, 9 de febrero de 2010
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