En la noche sevillana de la conversión al gaditanismo, el maestro Martín incendia las plegarias hipócritas y levanta la pasión según La Caleta. El impresentable obispo fuera de su tiempo, ajusticiado en condiciones, con dos razones. Con la religión carnavalera hemos topado, la santa madre coplera no perdona a quienes, en nombre de su Dios ya poco omnipotente amenazan al personal con sermones trasnochados, cristianos de pacotilla, obispo cutre empeñado en salvar almas mientras desprecia la vida latente y doliente de Haití. Martín da primero, otra vez, como el año pasado, y canta al obispo donostiarra que comparó la tragedia con la baja calidad espiritual, mientras el mundo arrima el hombro. Niños y vida por encima de lo humano y lo divino. Allá la conciencia de cada uno. Al infierno, "no creo en tu puta gloria". Todo ello, envuelto en voces rotundas y guitarras resplandecientes. Destellos de la libertad de expresión y de impresión, apuntes del corazón. Martín tampoco olvida al gran Chano Lobato, cuya memoria pasea por las calles de Santa María, las alegrías lloran a compas, la Perla se asoma al balcón de la luna, Camarón suscita la locura, Aurelio y Pericón se juntan en la azotea más cerquita del cielo y Chano se marcha por fiestas, por derecho. ¡Fuego!
En la noche sevillana, Martín le gana la mano al presidente del Sevilla, con sombrero de postín, alguien voló sobre el cuco Del Nido, y la comparsa apuntilla a los políticos corruptos de izquierdas y derechas. Por sus partes, los famosos hispalenses, algo se muere en el arma cuando un conocido se va, venden Tío José por la cara, Cádiz puro de oliva, viva Jerez, "está la cosa en un plan que verás después lo que voy a decir", Moranco chico dixit. Al carajo los traje-flamenca, en tus manos lo dejo, Cádiz, espectáculo peculiar con sus golpes y sus bastinazos, lo mejor y lo peor de la chirigota en un pispás. Chistes y rotondas, borderíos penales, brillanteces y mal gusto, de todo en media hora. Para el presidente valensía, ohana americana dolce gabana de pana. Para la duquesa de Alba, lista de boda en la farmacia de guardia. Para Cádiz, "cariño desde Sevilla". Qué cosa más extraña. ¿Será cachondeo? "Yo los carnavales los aprendí por la tele". Por cierto, el coro de Migueles tiende la mano a Sevilla, puertas abiertas, Cádiz es como una droga, que engancha. Ya te digo. Sobre todo a los politiquillos y sus proyectos "de aquí a la eternidad". Ahora quieren meter prisa al Museo del Carnaval, pa mí que están de broma o algo.
Falso directo, diferido, o como se llame. El Libi, con su retranca habitual, califica a la chirigota de famosos de "pasable", aunque "mucho mejor que bastantes chirigotas gaditanas". Los paracaidistas sevillanos, en cambio, se encelan con sus paisanos y coinciden con El Libi en el esnobismo gaditano. "Si este año no te gusto vendré el año que viene más pre-parado". Ofú, ahora se pegan tiritos sevillanos en el Falla. La chirigota olvida el empujón que recibieron cuando pasaron a la final y se muestra desagradecida con la prensa criticona, no espérate; estos tíos han aprendido rápido a llorar, ¿ehin?, aunque no les falte razón en algunos aspectos. Cal y arena, Afganistán y esa misión humanitaria criminal, iniciada por el Bigote y continuada por el Cejas. Asná y sus muertos. Zapatiesto y su ruinazo. Doña Teo y su carril bici en lo alto de la acera. La mujer luchadora, y el cosqui a la ministra Aído, que "se ha ido a Madrid para no volver". Ya veremos. Ministra florero, vamos a luchar por la igualdad de salarios. Menos Telva, más realidad. En Cádiz, en una noche sevillana, puede ocurrir de todo un poco, para todos los gustos y disgustos. Sevillanas de la crisis, está la cosa difícil. Pronúnciese con propiedad. En gaditano o sevillano, igual da (?).
Febrero 10, Carnaval, Diario de Cádiz
La foto es de Jesús Marín
miércoles, 3 de febrero de 2010
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