Ay qué casualidad, ahora una reforma laboral, la gente no respeta ni que estamos en Carnaval.
La responsabilidad de los copleros. Ahora que el mundo anda cortito de responsabilidades, la responsabilidad recae sobre ... los comparsistas. "Ajín" de claro. Conviene recordar que aquí, en Cádiz, mucha gente, y no sólo los chavales, únicamente escucha Carnaval y, si acaso, un disco de Los Panchos y el telediario de soslayo. Todo el año, las coplas suenan y resuenan en reuniones, en coches y en salones, hasta que estallan de aquella manera en la cultural barbacoa universal de la playa de la Derrota, premio mundial de medio ambiente. Dicho de otra manera: en Cádiz tiene más poder una agrupación carnavalesca que un ministro/a del ramo que sea, aunque sea de igualdad. De ahí, empero, la responsabilidad de los letristas, aunque de responsabilidades, insisto, mejor ni hablar. Ni de la igualdad de salarios de la mujer, ni de la miseria de pensiones que cobran las viudas de los bisabuelos. Por ahí hay que atacar, y no por declaraciones de amor y odio; ahí está, la puerta de Alcalá.
La chirigota de Bocuñano ha hecho más por la igualdad en dos años que la susodicha en lo que canta un gallo. Los mariquitas de la anterior edición y los amos de casa del presente concurso favorecen la concienciación con más veras que un papel mojado y un retrato de familia. Magnífico cuerpo de casa el del popurrí y toquetazo al falserío en torno a Andalucía en un pasodoble. El concurso de la sinceridad, andaluces de concurso, nos llenamos la boca para lograr un premio y luego insultamos a tutiplén, y hay quien muere por un contrato en Sevilla o Xerez. De paletos.
Tino Tovar y sus trogloditas bordan dos coplas sensibles y solidarias, para escuchar y reflexionar, para no cultivar rencores ni admitir prejuicios. Primero cantan de forma bellísima a la historia de amor de un hombre veinte años mayor que ella (tal vez cambiaría la música en el caso opuesto) y ponen el dedo en la llaga del maltrato a los ancianos, en residencias de cuyos nombres y responsables mejor ni acordarse, o quizá sea hora de denunciar a las claras el negocio y la tiranía de los hogares para la eufemística tercera edad. En cambio, mira tú qué paradoja, los veteranos de la calle Zaragoza, precisamente los valerosos ancianos del centro de día gaditano, derriban todos los conceptos legales y abogan por el diente por diente, el ojo por ojo, horrorosa manera de arreglar las cuentas pendientes. Piden que los violadores sean entregados al pueblo, nadie sabe a qué pueblo, suponemos que para ajusticiarlos en condiciones. Luego cantamos contra Guantámano y santas pascuas. Qué pena (de muerte). A veces, con la intención no basta. No conviene inculcar bajos instintos a quienes de por sí andan cortetes de moral.
Los cuatreros del Morera avisan de lo inevitable: nos van a echar de la Ue. ¡Por fin! ¡Que vuelva la pejeta! ¡Y que le den por saco a los seis pitufos que aparecen en todas las cabalgatas y fiestas de guardar!
En estos días de estreno, el orden altera el producto, hay gente que tendría que empezar por el final. Ojo al machista tribunal supremo. Clásicos y modelnos, en linda porfía. Aquí lo que hay es mucha desigualdad cultural y recreativa, pero las coplas cumplen su función cuando la gente las hace suyas y las interpreta a su modo. Letras cantadas al viento, bastante más directas, fiables y efectivas que un discurso político. Bastante tienen ya las ministras europeas por delante, un batallón de silencio. Por cierto, ¿no sería mejor nombrar a hombres como ministros de igualdad y a mujeres en todo lo demás? Total, son ellos los que tienen que adaptarse a la realidad y ellas las que asumen la responsabilidad.
Febrero 10, Carnaval, Diario de Cádiz
La foto es de Lourdes de Vicente
sábado, 6 de febrero de 2010
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