"Cada vez se oye más música y cada vez se escucha menos". Interesante reportaje en Efe Eme http://www.efeeme.com/72876/cada-vez-se-oye-mas-musica-cada-vez-se-escucha-menos/
Se me ocurren algunas utilidades adicionales de la música, amén de su perversión propagandística, aquí ya no anansa las fieras ni Ángel Cristo allá donde se encuentre el gachó. Conjuguemos verbos al ritmo de la vida diaria, juguemos al juego de los paralelismos, al pañuelito ya no se estila, so antiguo.
Paseíto por el spotify, ahí vamos:
Para abrazar la melancolía: Jackson Browne en estado puro.
Para retozar en la azotea: Blood, Sweat % Tears.
Para hacer bicicleta estática: Sly & The Family Stone.
Para dormir la mona: Tom Waits.
Para comer lentejas: Black Crowes.
Para sentir el miedo: The Doors.
Para desaparecer un rato: The Flaming Lips.
Para correr por la playa: Iván Ferreiro.
Para montar a caballo (de cartón): Marshall Tucker Band.
Para pintar dos o tres cuadros: Wishbone Ash.
Para salir de picnic: Smash.
Para mirar por la ventana: Pablo Guerrero.
Para nadar en la bañera: Luis Alberto Spinetta.
Para tenerlas todas consigo: Pop Tops.
Para naufragar en el Sahara: Javier Ruibal.
Para despejar a córner: Al Stewart.
Para reírse uno de su sombra: Shadows.
Para amar: Triana.
Para querer: Cat Stevens.
Para matar: Dead Kennedys.
Para seguir viviendo: Bob Dylan.
Y así hasta el infinito ...
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