lunes, 15 de noviembre de 2010

Somos un gasto, usted sobra


Primero fuimos trogloditas, luego súbditos, al fin ciudadanos, por nones consumidores, usuarios, y ahora, por mor del birlibirloque internacional, simplemente somos un gasto. Puro gasto. Sanos o enfermos, somos un gasto para la inseguridad social. Currelando o en paro, un gasto para las arcas públicas. De pie o de rodillas, un gasto de suelo, de zapatos, de sombreros, y de cielo. Los jóvenes son demasiado jóvenes, los viejos demasiado viejos, quizá usted no tenga edad para cotizar en el infierno, pero aquí gasta. Gasta luz, gasta sombras, gasta teléfono, gasta la pintura de las puertas que osa cruzar, gasta dignidad, gasta un cuarenta de pinrel y algunas bromas infumables. Por cierto, si fuma, puede ser un gasto para la sanidad. Si no fuma, es usted carne de cañón psiquiátrico. No piense, no actúe, no recurra a sus familiares cuando tenga miedo, no ponga los pies en polvorosa, que le estamos vigilando, y las cámaras cuestan dinero, oiga, y dentro de nada pediremos otro rescate financiero precisamente por su culpa, por no estarse quieto, muerto, o algo que salga barato o simplemente gratis. Red Bull, cura de humildad. Por la noche, todos los gastos son pardos. Usted sobra, disculpe.

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