domingo, 7 de noviembre de 2010
Gente inexistente
Gente que apenas existe. Gente que aparenta serlo. Gente que viste colores carrefú. Gente gris marengo. Gentuza de segunda calidad. Hay gente invisible. Y gitanos canasteros, como Juan, con todos los mimbres para morirse de hambre con dignidad, Dios menguante. Juan vuelve de la urbanización de los ricos pobres de espíritu algo compungido, por no decir deprimido. Llama su mujer al móvil y el gachó se excusa. "Los ricos tienen el dinero apalancao", musita entre gestos expresivos y miradas al suelo. Pronto volverá el dispendio, merced al partido popular de todos los ex trabajadores, los fachas comunistas, la nueva raza. Los cínicos maestros del esgrima de la bronca permanente y los carteles mentirosos. A grandes mentiras, enormes carteles en la periferia de las ciudades. En El Puerto, por ejemplo, dicen que la ciudad avanza, por los cojones, nadie sabe dónde está el parné. ¿Dónde está el dinero? Cuentan los banqueros de carne y hueso que esos lentísimos ayuntamientos sobreviven a duras penas a base de créditos. Un día no muy lejano no podrán abonar los salarios. Del impago de obras y servicios, mejor ni hablar, menuda manera de chantajear al empresario honrado, arruinado ya con el apoquine del iva por adelantado. Sabido es que en los ayuntamientos cobran los amigos. Los demás, a la cola. Bueno, a lo que iba, Juan viene de vender nada, cero coma cero. Su hija, alguien sin nombre ni apellidos, no sabe escribir, admite que sólo llegó a la suma, no sabe dividir, ni falta que hace. No pertenece a la mafia de la sanidad, ni a la liga oficial de damnificados, ni al exclusivo club de incultos con pedigrí. No existe. Pero acude al dentista con un fajo de billetes y tres muelas picás. Al otro lado de la noticia falsa, hablan de niñas de diez años, mierda de periodismo, y de papas con chocos, y de calles peatonales obstruidas por gente impaciente que se creen Fernando Alonso. Hay que ver el daño que ha hecho Fernando Alonso a este país. Otro día hablamos de Puerto Churri, vale? Esta tarde tomamos café con Keith Richards, portada en el suplemento dominical del Abc, increíble pero cierto. Kiz publica sus memorias. Otra gran mentira. Keith Richards no puede tener memoria. Mejor así. Rocanrol del tiempo perdido, amor salvaje en contramano, catunanmbú al por mayor, nervios colchoneros, que dentro de un rato jugamos contra Cristiano y su prestigiosa madre. Musho miedo. A por ellos. Ejem.
Posdata: perdimos contra la mafia. Cristiano, totus tus.
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