Canallas en los telediarios, canallas leyendo entre líneas, canallas a viva voz, canallas por todas partes. A punto de quebrar la ecuación, huyen hacia adelante y se llevan por delante a los más callados; el mundo se ha encanallado, pero en los estantes de lbros de autoyuda intentan convencernos de la pronta muerte del tiburón y del retorno de la sencillez, mientras que en la radio una socióloga habla de los estúpidos emocionales, Brad Pitt ajusticia a unos cuantos nazis en la tele, pura ficción, naturaleza sangre. Nos echan las cuentas, nos echan las cartas, nos echan de Europa, al fin, al carajo el timo del euro, ahora viene lo peor, qué alegría, al rico vaticinio negro. Los más ricos de la piel de toro se citan con el rey, el rey llama a la ministra de los dineros, los más ricos de la piel de toro (se) quedan con el presidente, el rey llama a consultas a los analistas de la nada, la ministra dice que hay dinero, los asaltadores del poder echan leña al fuego, cuidaíto con los especuladores, cudaíto con nosotros, los más ricos de la piel de toro no charlan con cualquiera, ahora atizan una palmadita en la espalda a los autónomos, que a su vez se encuentran con los aspirantes al trono, y alguien tiene una erección anticipada. Los más ricos de la piel de toro sacarán entonces a pasear todo su ego, y todo su dinero, y los rescatados de piel de serpiente darán crédito a todo lo que se mueva, ya lo dijo el Guerra, el que se mueve no sale en la foto. Canallas por todas partes, en las poltronas y en las puertas de los despachos, en los bancos y en las lavanderías. Candemor.
sábado, 27 de noviembre de 2010
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