¿Caballos de motor? No, gracias. El mundo, en contramano. A la vera del Guadalete, en la avenida de la Bajamar, El Puerto de Santa María, se consuma estos días la derrota del peatón. Abierta hace unos meses la vía para las personas, en su permanente batalla contra los cacharros, ha faltado tiempo para que los coches, la mano avariciosa y egocéntrica del hombre, campen por sus respetos en clara infracción de la elemental norma de convivencia, por no hablar del código de circulación, el reglamento interno de la vergüenza ajena o la ley de bases de régimen local del vámonos que nos vamos. Aparentando, que es gerundio. Los coches, los vehículos de tracción, hasta los buses de línea emplean la avenida peatonal con total impunidad, ante el mosqueo y el temor general, niños y mayores juegan al escondite inglés con la autoridad incompetente, que este año además no tiene luces de navidad, en verdad nunca tuvo luces de ná, merry crismas total. De pronto, la Poli Local. Oh, no. Cuidao con las carteras. Los guardias municipales, cortos y perezosos, se sitúan al final de la vía, junto a la hstórica plaza de las Galeras Reales, y allí aguarda a los infractores de los cohones para endiñarles un sablazo en leuros. Es decir, dinerito fresco versus prevención. Austeridad o mala gestión. Y en las rotondas de medio Puerto, multazos a las motos en fila india. Ya sabemos adónde irá el dinero, al pago de las nóminas. Deben hasta de callarse. No tienen (ni pa) luces, pero sí que emplean los millones de todos en campañas de propaganda. Lo dicho, la derrota del peatón. Con las moscas de caballo ...
viernes, 12 de noviembre de 2010
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