A gritos, rompe el silencio la curva de plastilina que enfila la vida cargada de presentes y ausentes envueltos en celofán de colores, amarillo chillón, colorado volador, verde olvido, marrón glasé, blanco impoluto, y la gente pasando. Las cero horas en el andén del viento, un roscón de Reyes a quien acierte el ganador del concurso de monólogos en móvil a bordo del autocar submarino, un trozo de cabrón amargo para el rey intruso vanidoso, otro para su amigo imposible, otro para el protegido de los sueños de cartón, y una conversación en serio para la niña muda.
Regalito terapéutico pa la gente enferma, regalito envenenao pa los indeseables de turno. Mucho cariño por doquier, animales de compañía, familiares por control remoto, vajillas rotas y suelo firme donde volar.
A la llegada, besos.
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