miércoles, 30 de abril de 2008

Primos hermanos



Maletines en plena crisis del ladrillo, la desaceleración al primer toque. Vuelven las susceptibilidades, los cargos de conciencia y la mafia del balón envenenado. Un presidente en el palco, un árbitro en el césped, la sangre en la arena y la cara de tonto tamaño familiar. Nuevo capítulo de "Primos hermanos" o de "Cómo hacer el carajote sin que se note". Dicen que hay pruebas, que son irrefutables, y que levante la mano o que tire la primera piedra o que haga "ajín" con la cabeza el que no haya trincado un dinerito extra, el mal llamado chapú de las entretelas del acabóse de la temporada más rara que se recuerda. Rara, porque surrealistas y rocambolescas registra el historial submarino un puñado. Hablan de primas por ganar, de robos a mano armada, del nuevo estadio que tendrá tropecientas plantas para acoger un hotel. Hotel Carranza, suite para ilusos, con lo fácil que es decir que no llegaremos a tiempo. Soplan vientos sospechosos.
Invertir el parné negro en victorias ajenas se estila mucho a estas alturas de Liga, pero aún hay quien recuerda el empate más sonrojante pero necesario, veintidós años atrás, la tarde en que el Cádiz le buscó la ruína, en defensa propia, al Valencia, el último descenso de los chés tras el partido de la fraternidad, que tal apelativo adoptó el cero a cero patatero cosechado por Cádiz y Betis el 20 de abril de 1986, primera salvación matemática del Submarino de Irigoyen en Primera. Aún no había ministerio de la igualdad, qué va, pero un menesteroso Cádiz y un generoso Betis jugaron a nada y sellaron las tablas. "A mí que me registren", apuntan desde la distancia algunos protagonistas indirectos de aquella tarde. Así que mejor no rasgarse las vestiduras, ni fusilar metafóricamente a un trencilla deshonesto, ni disimular por la calle del infierno. Cada uno cuenta la Feria según le va.
Hasta la marcha de Koeman, la trayectoria del Valencia se parecía en exceso a la del equipo que descendió por las cañerías a Segunda. Cambios de entrenadores, de presidentes, de rumbo e ilusiones. Peligrosos paralelismos de uno de los clubes más ricos del planeta. El Valencia cayó ante el Barsa en 1986, precisamente su próximo rival, y no le valió el último choque de la temporada, igual que al Cádiz de Paquito, que había heredado el banquillo de Benito Joanet. Ambos levantinos en la tierra del Levante en calma. Los nervios cundieron entonces en una plantilla de campanillas, la valencianista, compuesta por nombres legendarios como Quique Sánchez Flores, Tendillo, Urruti, Bermell, Arroyo o Arias. Problemas extradeportivos, fichajes fracasados, presidentes de aquella manera y al pozo comandados, nada más y nada menos que por Alfredo Di Stéfano.
El encuentro de la fraternidad y de la igualdad comenzó horas antes en el hotel Caballo Blanco de El Puerto de Santa María, donde solían concentrarse los rivales del Cádiz. Irigoyen y Rematero se citaron en dichas instalaciones, para hablar de sus cositas, y a resultas de dicha reunión el Betis ofreció a sus jugadores una prima exclusiva, de las que ya no se estilan. El vicepresidente García de la Borbolla, que tenía premio, prometió a los futbolistas más dinero por empatar que por ganar: cien mil pesetas por la equis, noventa mil por el dos. Lo nunca visto. Se conoce que los jugadores no aceptaron, habráse visto, y que a la postre recibieron las 45 mil pelas por el empate. Ni siquiera aceptaron una votación, anunciaron que saldrían a ganar y que denunciarían la pasividad en el campo. Aro, aro. El argentino Calderón, fino extremo que luego destacó como entrenador y comentarista, fue uno de los rebeldes verdiblancos. Se negó a pactar el empate, y le acusaron de descolgar el teléfono y escuchar una oferta valencianista, precisamente de diez kilos de billetes, un dineral antes de la llegada del euro, eso sí que fue un robo a los primos europeos. Total, que Calderón corrió demasiado y fue sustituido a las primeras de cambio en Carranza, por parte del míster Luis del Sol, entre las chanzas del público, que celebró con guasa el antifútbol practicado.
Cuentan que los béticos Rincón, Hadzibegic y Cervantes fueron llamados a capítulo por la cúpula bética horas antes del choque, ante la incertidumbre reinante, pero nunca se sabrá a ciencia cierta qué ocurrió con exactitud. Amarillos y béticos jamás confesarán, como es obvio, y al fin y al cabo de trató, presuntamente, de un acuerdo entre clubes, sería injusto atribuir la responsabilidad a los currelantes. Eso sí, hubo quien tuvo más dignidad que otros y al menos disimuló una mijita. Hoy, tantos años después, mejor no mentar la bicha.
El comité de competición investigó lo suyo, o hizo que investigaba, y nada más se supo del choque de la igualdad que concluyó con el abrazo en el palco entre Irigoyen y Rematero. Ese año jugaron en Primera, junto al Cádiz, el susodicho Spórting de Gijón, su prima hermana la Real Sociedad, el Celta de Vigo, Las Palmas y Hércules. Las vueltas de la vida. Otro grande venidos a menos, que quizá pase aún más apuros que el Valencia, por no augurarle lo peor, la caída en desgracia, también se ha visto implicado en peripecias varias con el Cádiz. El Zaragoza, que diecisiete años atrás participó en una de los pasajes milagrosos de la historia submarina. Sin suspicacias, no vayamos a pensar que el Submarino lo logró todo a base de primos y primas, todo lo contrario, lo hizo con tesón y esfuerzo, el trabajo de la cantera, una pizca de suerte y San Irigoyen, que no era tan bueno ni tan malo como le pintaban. El año 86, por ejemplo, presenció el retorno al Cádiz de Sandokán Juan José, tras su periplo por el Real Madrid, y vio jugar de maravilla a Pepe y Salva Mejías, a Escobar y Dieguito, a Pintinho y Villa, y a un tal Amarillo. cuyo apellido inspiró a la afición y encajó a la perfección con la posterior leyenda del submarino, que en realidad se forjó a raíz del choque referido contra los maños, que supuso el lanzamiento de Kiko, y la postrera promoción taquicárdica contra el Málaga.
Más curiosidades dignas de mención, y de trazar paralelismos: como Joanet ya había anunciado el año anterior que no pensaba seguir en el Cádiz, la prensa y los aficionados más avispados se dedicaron a buscar a entrenadores potenciales, como hacen ahora antes de tiempo, y no cayeron en la cuenta de la presencia del gran Paquito en las gradas de Carranza. Iba disfrazado con peluca y barba canosa. Hoy los lobos vienen con el tipo de corderos, de igual modo, y se guarecen en oficinas, ministerios y garitos.
En la foto, Mágico González y Alejandro Sanz
Abril 08, Submarino Amarillo (Diario de Cádiz)

martes, 29 de abril de 2008

Cádiz vs Cádiz


Los turistas se najaron y quedóse Cádiz la Vieja como las locas, sola y en serio peligro de caer en la melancolía. Ponga lo que se ponga, Cádiz posee un encanto especial, lo saben hasta los chinos, que la miran con sus ojitos de sorpresa y agradecimiento. Pasaron los barcos. Quedaron los dimes y diretes en el mentidero del sol quieto y la luz renovadora. Necesitada de cariño, y del aplauso del mundo, Cádiz parece pelearse contra sí misma, en permanente pugna por algo intangible e inexplicable. Con lo linda que es, por dentro y por fuera, de corazón y en los lindes invisibles del mar interior, y lo tonta que se pone por el amor de un visitante. Siempre fue igual. Cádiz siempre quiso lo que no tuvo ni tendrá, y nunca se conformará con lo que recibe sin apenas rechistar, bastante será poco y contarán los días hasta que Cádiz se sienta recompensada. ¿De qué? Ahora porfían sobre los turistas que se quedaron en Cádiz y los que viajaron, con todo el derecho del mundo, a Jerez, Arcos o Sevilla. Cruceros del amor no correspondido, traiciones y fidelidades de mentirijilla. Puro cateteo. Los medios de comunicación establecieron que más de la mitad de los cruceristas se quedaron en Cádiz; es decir, la mayoría, en número creciente con respecto a anteriores visitas. Como manda más el parné que el prestigio, sólo hablan de facturas, papeo y personas contantes y sonantes. Hete ahí que Teleteo, la tele de todos, la tele de doña Teo y sus circunstancias populares, desmiente a todos y cifra en el diez por ciento el índice de turistas que cogieron el camino. Una manera de tirar por tierra el trabajo de los demás, de vulnerar sus propias cifras, amén de la mal llamada verdad, y de dar la razón a quienes claman indignados por el equilibrio y la objetividad en los medios públicos, sean del PP o del PSOE, la misma cuestión es. Así nos va. Entre tanto, mientras se entretienen con las palabras embusteras, las medias lunas verdaderas y la contribución del pasmado personal, éste asiste impertérrito al reparto del botín de unos y otros, que se están zampando el 2012 por adelantado. Y por duplicado. Qué arte, ío. Los más listos alcanzaron el reino de los cielos del Bicentenario, que se escribe con $. La tele local, de paso, da caña a su siniestra, los bustos parlantes de los noticieros parecen recién salidos de un cuarto oscuro, los sueltan y dan hasta bocaos en las costuras ajenas. Cambias de canal y la parte contratante de la otra parte, tres cuartos de lo propio, el mismo guión pero al contrario, un saludo a los amigos, desprecio al que no necesariamente figura como enemigo, pero va camino de partirse la cara contra el mundo mundial con tal de lograr un cargo (de conciencia). Cádiz versus el mundo. Kramer contra Kramer. Cádiz, tan hermosa como contradictoria, cabe en un pañuelo. Haciendo amigos. Había prometido no meterme en líos.
Foto: Julio González

lunes, 28 de abril de 2008

Kid Betún, el rey


Le llaman el rey, pero en verdad es, y siempre será, el chico del betún, el boxeador que quiso ser limpiabotas, y viceversa. Entró como un ciclón en el pugilato para propinar una paliza a su padre, que maltrataba a su madre día sí y noche también. En defensa propia. Kid Betún, genio y figura, guarda una historia personal fascinante. Anteanoche estrenaron en la tele el corto en torno a la figura humana de este hombre-niño de rostro angulado, sonrisa picarona y mirada sincera. Un croché contra el olvido, un piñazo a la mediocridad, dos fintas perfectas al destino incierto, Kid Betún al asalto del corazón de Cádiz. Lo encuentras por la calle, ejerciendo de limpiabotas en directo o a domicilio, con publicidad incluida en su mono azul, o en las pelis de aventuras que se han rodado en Cádiz. Ahí está Kid Betún. El chaval que aprendió a boxear para darle una lección a su padre. La ministra de Igualdad tendría que ficharlo, pues Kid ya no hace la bicicleta en el ring, ni endiña porrazos a diestro y siniestro, pero ya hace muchos años que luchó por la dignidad de su vieja. Hoy, cada día, Kid Betún, personaje impar que en el documental del otro día parecía sacado de un serial en blanco y negro de los años cincuenta, no sirve de cachondeo de nadie. No es un friki, oiga. Es un campeón que se busca la vida.
Foto: Miguel Gómez

domingo, 27 de abril de 2008

Estilo y tontería


Una cuestión de estilo, la ética de la cosmética, el glamú de los nuevos ricos venidos a menos, la tontería supina on the top of the world. Los suplementos de los diarios dominicales han caído demasiado bajo, igual que las revistas mensuales de colorines presuntamente enrolladas, como la mítica Rolling Stone, que én España sólo conserva el nombre. Un insulto a la inteligencia, yo le quitaba la franquicia del tirón. La publicación de marras, emblema de la contracultura yanqui y de la literatura rock, es un bodrio en manos del grupo Prisa, más cínico no lo hay. Un toquecito salvaje, un detalle progre, pocos textos y tó lleno de fotos sobre estilo, maldito estilo, pura moda de usar y tirar, a ver quién imita mejor al ídolo con pies de barro. Una vergüenza. Y los suplementos de El País y el Mundo, tres cuartos de lo mismo, salvo dignísimas excepciones, demasiado fachion de luxe, la ley del parné fácil, lo superficial al poder y escaso compromiso con el lector, si es que queda aún gente que lea, amén de pasar el tiempo morsegando fotos de peinados, gafas, muebles o complementos de la moda estúpida. Haciendo amigos.

viernes, 25 de abril de 2008

yonovoy

Fulanito no piensa pisar la Feria. Este año no. Pasa. No puede. Ojalá. Le están alicatando los piños. Imposible. Fulanito masca la tragedia en casa, prende el pecé y sale la Feria de El Puerto Puntazo Com. Lástima que a Fulanito le hayan prohibido las drogas estos días, nada de excitantes, y mucho menos turrón del duro. A base de nolotiles, no obstante, la Feria pinta de otra manera, no pinta malamente. Fulanito le ha dado otro pastillón al perrito piloto, pa que no dé la brasa frente al pantallón, y ahí están los dos, dejándose llevar, como Andalucía, chintiendo las chenchaione. De vez en cuando, ambos dos bajan el volumen al equipo multimedia y al televisor, y a la radio, y al emepetrés, y al ipod, y se escucha a la gente llegar a casa con un cebollón del quince. Fulanito cree que es algo. Este año, nada de polvo, con perdón, Fulanito es el tío con los zapatos más limpios del planeta portuense, y además se entera de tó, no anda fino quinta ni fino pavón pavoneándose por los contornos, lo único que hace es morsegar al prójimo, se parte el alma comprobando cómo pierde la vergüenza ajena la gente. Usted dirá: qué muermo de Santa María, la peor Feria de la historia. Qué va, oiga, Fulanito no está solo, suena el teléfono celular cada dos por tres, el personal no para de ponerse en el lugar de Fulanito. Menos la parienta, aro. El personal va hasta las trancas y marca el número de Fulanito pa aliviarle la condena. Y el nota se lo pasa en grande evaluando el morazo de cada quisque, a unos les ratea el motor, otros no tienen cohone de conjugar el verbo irse, nadie habla bajito, por así decirlo, y a Fulanito le mola puntuar a sus semejantes en función de la melopea, euforia, exaltación de la amistad, los tuyos por si acaso. Se escuchan hasta las ideas aún no concebidas de la gente. Sin pecado construidas. Lo único que pone triste a Fulanito es no poder montarse en los cacharritos, a su edad, será posible, y chocar contra la gente, y marearse en la montaña rusa, y arrebatarle la escoba a la bruja y buscarse la ruina a las tres de la mañana rodeado de madres indignás que pagaron un pastón por asustar a sus niños y ahora resulta que sus niños se han aliado con un cafre y mantienen secuestrados a los del tren de los momentos más tontos de la noche. Qué nochecita. Anda, acuéstate.

Foto: Fito Carreto
Abril 08, Feria de El Puerto (Diario de Cádiz)

Un Domingo inolvidable


Siete lustros atrás, el Cádiz de Gutiérrez Trueba puso los cimientos del futuro, nostalgia del porvenir que se espera con ilusión y esfuerzo. La mayoría de la afición que hoy acude a Carranza enfundada en los colores soleados de la pasión amarilla, aún no había nacido cuando el incipiente Submarino ni siquiera era yellow submarine y el presidente que acuñó la expresión "Con el Cádiz, a Primera", osadía en do mayor, contrató a uno de los mejores entrenadores que ha lucido el club, el inolvidable Domingo Balmanya. Curiosamente, "el viejo", como cariñosamente evoca Gutiérrez Trueba, comandó la plantilla más completa que se recuerda (una media de lujo: Eloy, Ibáñez y Carvallo, y la punta de mil quilates: Villalba, Mané, Machicha, Mané ...). No alcanzaron la gloria, pero gozaron del prestigio, de la alegría de jugar a la pelota, del apoyo de la afición y del respeto de la Piel de Toro, que envidiaba el toque y la distinción de tal equipo. En lugar de cavilar y porfiar en torno a lo que pudo ser y a lo que nunca será, convendría recordar y poner en el sitio de la memoria a quienes convirtieron las quimeras en certezas.
"A pesar de que no subimos, fue el mejor con diferencia", apunta a las claras José Antonio Gutiérrez Trueba en torno a Balmanya, que causó "la admiración de todo el mundo". "Estábamos acostumbrados a meternos atrás, a jugar a no perder, pero con Domingo daba alegría ver jugar al equipo. El viejo los enseñó a jugar". El viejo, que en realidad contaba con sólo 59 años cuando recaló en Cádiz, subió al gran Mané al primer equipo. "Un día se lesionó Acosta, el mítico ariete del Sevilla, y vinieron a por Mané, que todavía funcionaba como juvenil, pero Balmanya dijo que no. Si se hubiera quedado Domingo, Mané habría terminado enrolado en el Madrid o el Barsa, sin duda".
Estudioso del fútbol, táctico e innovador, amante de la cantera y leyenda viva del fútbol hispano, Balmanya destacaba por "imprimir ilusión al grupo, pues ejercía también de brillante psicólogo". Algo parecido a lo que ha inculcado Raúl Procopio al deprimido y ansioso plantel amarillo, salvando las distancias. "Balmanya estaba convencido de lo que hacía y convencía a la plantilla de sus virtudes y cualidades. Creo que el equipo de Domingo fue mejor, en calidad y disposición, que la plantilla que subió luego con Manuel de Diego y Enrique Mateos, pero ellos tenían a Quino. Con Quino nos hubiéramos salido de la tabla". Sin él, Balmanya logró situar al Cádiz, entre 1972 y 1974, en los puestos séptimo y quinto de la Segunda, inspirando confianza en sí misma a la gente que jugaba y a la gente que animaba. La afición, recuerdese, era mucho más exigente que la actual, y la Liga también. "Este año podía haber subido cualquiera", opina Gutiérrez Trueba. "Con algo más de ambición y con que los fichajes hubieran dado mejores resultados, estaríamos ahí arriba", sostiene, pero se matiza a sí mismo: "Queda el atenuante del anterior presidente", el innombrable, y "también es cierto que cualquiera puede bajar este año". De ahí el año esquizoide que soporta el cadismo, un día en los altares, al día siguiente en los infiernos. Tanto vaivén, aprovechado por los listillos para intentar llevarse la tajá más jugosa de la incertidumbre reinante, aún presenta por delante algunos capítulos de suspense. A quienes se parten la boca echando de menos a Espárrago o Jose, los artífices de las grandes gestas del nuevo siglo, no estaría de más endiñarle la tabla histórica de entrenadores de éxito. Los místers que llevaban la razón. A saber.
El mérito del primer ascenso de la historia, temporada 54-55, corresponde a Diego Villalonga, con Cilleruelo como presidente. Hubo que aguardar hasta el año 1970, cuando León Lasa ascendió al club de nuevo a Segunda, bajo los auspicios de Márquez Veiga. Los triunfos encadenados configuraron una etapa gloriosa, desde el primer ascenso a Primera del 77, gracias a Manuel de Diego y Enrique Mateos, hasta los gloriosos años ochenta protagonizados por Irigoyen, el único que logró tres ascensos, y todos ellos a Primera, amén de las milagrosas salvaciones, que bien pudieran considerarse ascensos. ¿O no? Milosevic, el único que ha conseguido dos ascensos, y Benito Joanet, uno de los olvidados cuando se trata de distribuir laureles, concluyeron el viaje del pasado siglo, en el año 85. Dos décadas después, Jose y Esparrago renovaron la pasión amarilla.
Sin embargo, Balmanya fue el mejor, a tenor del recuerdo de jugadores y afición, que tampoco olvida a Blanco, Vidal, Linares, Camilo Liz, Escarti, Bolea, Olsen, Paquito, Bambino Vieira, Hugo Vaca o Sabino Barinaga, por citar algunos entrenadores de postín. La memoria también trae, para quedarse, a alguien que ejerció y ejerce de sombra permanente, preparador físico y moral, el gran Lorenzo Buenaventura.
Pero Balmanya fue el mejor. Domingo, que tenía hasta nombre de fútbol, deparó cifras tan futboleras como estado de ánimo en continua evolución. Balmanya fue recogepelotas, limpiador de botas, jugador, entrenador, seleccionador nacional, secretario técnico, comentarista y maestro de entrenadores. Pocos pueden vanagloriarse de figurar como jugador y entrenador del Barcelona, donde disputó 111 encuentros como futbolista, lástima que la Guerra Civil truncase su carrera. Curiosamente, entrenó a once clubes diferentes, proporcionando una Liga al Atlético de Madrid, y dirigió a la selección en once ocasiones. Balmanya y el once, una relación vital para toda la vida. Balmanya propició el debut de Grosso con España. El destino, tan cruel como extraño, hizo que el fino interior madridista muriera un día antes que Balmanya, en 2002.
El presidente que trajo a Balmanya a Cádiz, Gutiérrez Trueba, recuerda una significativa anécdota de principios de los años setenta. El inefable Eloy Matute, mediocampista llegado de Sevilla que atesoraba un pundonor extremo, no se andaba con chiquitas, ni siquiera con sus compañeros, y en una ocasión propinó un cabezazo a Lloret, extremo cadista, tras un fallo que no supo aceptar. "Todo el mundo le afeó la conducta a Eloy, que sentía tanto los colores, tenía tanto orgullo y dignidad en el campo, que era capaz de cualquier cosa. Yo le decía que no podía lanzar y rematar un córner. Así que todo el mundo atacó a Eloy menos Balmanya, quien supo sacarle lo mejor de sí mismo y aplacar sus demonios internos. En lugar de castigar al jugador, lo invitó a comer". Lección de un viejo sabio que el fútbol hispano nunca olvidará.

Abril 08, Submarino Amarillo, Deportes (Diario de Cádiz)

Posdata: Aunque en la foto sobresale Machicha, no debe olvidarse al gran Paco Baena, que fue pichichi gracias a don Fernando Carvallo, y a su talento goleador, y se forjó su fichaje por el Atleti

jueves, 24 de abril de 2008

El descubrimiento de la luz


Caras y cruces del turismo cruceril. Mucho ruido y pocas nueces en la etapa reina del descubrimiento de Cádiz. Oh, la luz de Cádiz. Pica el sol. Tantos años de espaldas al mar y, de pronto, desembarcan los ecos del pasado esplendoroso. Cuando todavía no están puestas las calles, visitantes y tripulantes salen a tropel, unos a Jerez, otros a Arcos, a Sevilla o al mismo corazón de Cádiz la bella, que se presenta a la cita la mar de guapa, linda de verdad. Se le ilumina la cara, aplican sombras en la cruz del parque temático de la claridad. Los turistas musitan "oh" y luego se dejan llevar. La primera impresión no siempre es la que cuenta. Los guías lucen paraguas o megáfono, fila india hacia la Catedral, colas en las cabinas telefónicas, pinturas de guerra en el suelo, estelas del mar en el cielo celeste, espuma blanca en la cresta de la ola. Hola, Cádiz, el Vapor parece Gulliver al lado de la Princesa Esmeralda. El turismo peatonal apura el tiempo, y a la hora en que se levantan los parados, los cantautores y los ociosos de astilleros, esta gente se papea una paella de tamaño familiar o un filete con papas. No son horas. Luego, cuando los cristianos andan por el aperitivo, ellos pegan un cabezazo. Un cuadro.
La Torre de Babel ofrece estampas memorables. Colores pastel, gorras de rapero, gente joven de todas las edades, las sempiternas obras taladrando la ciudad, los tripulantes filipinos comprando vírgenes disfrazados de turistas, los turistas afilando los sentidos, olores ricos, miradas profundas, botellón autóctono en San Juan de Dios a la vera de Cocoon, el contraste en la hilera de bancos. Los fenicios lloran. "Mucha gente y ya está, para de contar". "Postales, tela de postales". "¿Dónde están los cincuenta euros por cabeza?". "Como no se los quitemos a trompás" "Luca, andiamo, que está gente está turulata". "Kiss me, kiss me, click, click". Vaya guirigay. Esto debe ser Europa, pues en el Bar Sevilla colocan un cartel que dice: "Special fried fish from Bahía, dos personas, 18 euros". En La Suiza entran con los ojos como ovnis los italianos, alemanes, yanquis y demás guiris en busca del recuerdo del futuro. Pocas ventas. Muchos imanes. "Pero ojalá estuviésesmos así todos los días". De improviso, se abre el cielo y el paseante anuncia a su partenaire: "Estamos llegando a la Plaza Toros. Perdón, a la Catedral". Un enganchao de larga duración, que sin duda pierde el bus de la ruta del papel de plata, farfulla con la lengua fuera mientras le obstaculiza el paso un grupito de turistas concertado: "¡Quillo, esta gente coge toa la calle, cohone!". El guitarrista uruguayo se arranca por La Chica de Ipanema. Los hosteleros gritan. Los turistas no son sordos. El pirata mimo silba como un jilguero. Kid Betún, ojo avizor. Algunos gaditas salen a la calle con tipo de punkis. Otros, los vikingos de la plaza de las Flores, comparten carajillos al sol con familias enteras de cruceristas. Fachion glamú. Hay que ser sieso para colgar el cartel de "Averiado" en el cuarto-baño.
Toda la culpa la tiene el dólar. En otro establecimiento de souvenirs atribuyen la crisis a la moneda yanqui, al cambio con respecto al euro. "Cuentan que venían tres veces a Europa, ahora sólo una y cortitos con sifón". Doce euros, dieciocho dólares. "Poco gasto". Monosílabos por bajini. Vacaciones en el mar. Wifi en la Catedral, tres horas con una cerveza en la terracita mientras chateas con tu prima de Pensylvania. ¿Qué quieres? ¿Hay algo más? ¿Promocionan bien el adobo cultural? El guitarrista criollo toca el wonderful world, y luego el triste cielo de Eric Clapton, y no vea cómo cae el sol, a plomo. Cogiendo color, que es gerundio. El guitarrista no se queja, sonríe y contrarresta las pérdidas de los días lluviosos. Y pasa Cascana, el chirigotero y cadista de pro, viñero para más señas, que prepara estos días a Los Pimpis de Cai, la empresa de guías indígenas que ya ha logrado una ruta de la Constitución de aquí al 2013. La cosa promete: historia y Carnaval condensados en un paseíto gaditano. Eso hacen los guiris ya de vuelta, con las sandalias ladeás y los calcetines blancos, white del Paraguay, no hubiera sido mala idea instalar los toldos del Corpus, las fotos salen mejor en la sombrita del arco del Pópulo, la gente lo sabe y dispara. En eso pasa una familia de aquí de toda la vida, que acaba de cerrar el negocio hasta la tarde, y la niña chica sentencia: "Mamá, si un millonario sabe el dinero que tiene no es un millonario". Curiosa apreciación en un día tan cultural y recreativo, el día del libro y del libre albedrío. A sablazo limpio. Todos es de color en el circuito de los guiris. Hasta que la cosa se pone seria y los profesionales del turismo hacen mutis por el foro, no están autorizados para hablar, se remiten a su jefe supremo, el sol, tgó controlao, menos mal que los cruceristas hablan por sí solos. La mayoría de ellos no conocía Cádiz. Hipnotizados por la luz, piden más tiempo, más cosas, más atractivos. Menos ruido de fondo.
Cádiz, en las distancias cortas, habla idiomas por los codos, tó recto, allright, ni frío ni calor, los gigantes del mar trae gente variopinta. "Bonita Cádiz", musita un romano. "Volveremos", amenazan otros guiris que siguen a su guía a duras penas, les ha tocado una maratoniana y van a conocer los tres mil años en un pispás. Tres mil y pico. Bote, gracias.

Abril 08, Diario de Cádiz

martes, 22 de abril de 2008

Celestino Mutis por el foro


Ante tanto ruido de fondo, la memoria hace mutis por el foro. En Cádiz sería imposible celebrar un Año Mutis. ¿Un año callados? Jamás. En Colombia llevan cien días de Año Mutis y no les ha pasado ná malo. Al contrario. Celestino Mutis nació en Cádiz, pero a los 29 años tiró hacia las Indias y jamás volvió. El ilustre científico, que contribuyó de forma decisiva en el estudio de la botánica del Nuevo Mundo, la apertura de miras a través de los principios copernicanos y la propagación del pensamiento libertario, dejó más huellas en América que en Cádiz. Colombia se vuelca en el bicentenario de su muerte. En Cádiz, ni flores; si acaso alguna ofrenda floral. Por ventura, el convenio de ida y vuelta, que esta semana traerá a los americanos a Cádiz, promoverá algunas actividades en torno a la figura de tal eminencia médica. Mutis, que se marchó de Cádiz en pleno esplendor, no como los gaditanos de hoy, que emigran para florecer en otros rincones del mundo, suena aquí a peña carnavalesca, a colegio público, a biblioteca municipal y a calle Celestino Mutis. Otros insignes gaditanos, mejor no mentar nombres, han caído en profundos olvidos, al menos Mutis, y su rico legado investigador, será reivindicado gracias al futuro inminente. El primer viaje para promocionar el 2012 ha traído un recordatorio. Mutis existe.
Con emular un poco a Colombia, que organizará más de veinte actividades de aquí a la conmemoración de septiembre, la memoria de Mutis será recompensada. Exposiciones bibliográficas con más de tres mil volúmenes, plantaciones simbólicas de especies sometidas a estudio y clasificación por Mutis, recuperación y restauración de su casa y la ruta de Mutis serán algunos de los eventos. Cádiz se sumará al capítulo de exposiciones, publicaciones, becas e intercambio escolar. La plantación de especies parece más complicada, dada la escasez de zonas verdes. Quizá por ello cogiera Mutis el camino, y en lugar de encajarse en Castellón se dejó caer por una localidad colombiana de nombre Mariquita, se admiten chistes verdes, que para éso Celestino fue el primer ecologista del planeta, por la gloria de Newton y Darwin. Mariquita se llama el pueblo colombiano de Mutis, tiene guasa la cosa, pero no vale hacer travesuras con el gentilicio, ¿ehin?, que nos conocemos. Mutis se instaló en Mariquita, un pueblo con menos currículo pero más memoria que Cádiz. En el reciente periplo municipal, causó perplejidad que Colombia presentase el Año Mutis a todo color y Cádiz presentase ... sus respetos y poco más. Menos mal que rectificar es de sabios. Mutis era un sabio. Sabía tela de plantas y animales. Y de las paradojas del ser humano.
La labor de Mutis resultó tan fructífera, a la vista está en los libros, que el presidente colombiano, Belisario Betancourt, ejerce de gran conocedor de su obra, no en vano acaba de inaugurar el gran jardín bolivariano en su tierra y se apresta a pasear el nombre del gaditano por 1.099 municipios de su país. Dicen que colgarán carteles acerca de Mutis por todo el país. Tendrán el mismo éxito editorial que los carteles de los pescados de la Bahía de Cádiz.
Mutis fue hermano del bisabuelo del prestigioso escritor Álvaro Mutis, fue nombrado hijo adoptivo de Cádiz en 2002, año del soterramiento. A la sazón, Premio Cervantes de Literatura, el último eslabón de la cadena generacional del sabio naturalista dijo cosas muy bonitas tras recibir el galardón de manos de Rafael Román. "Cádiz no tiene arrugas, Cádiz tiene juventud y frescura. Conmigo se cerró el círculo Mutis".
Con motivo del segundo centenario del nacimiento del médico, físico, químico, botánico, astrónomo gaditano, su ciudad natal le dedicó el monumento ubicado en el parque Genovés, obra de José Gargallo. El 6 de abril de 1932 lucía el sol de modo tímido, no estaba el horno para bollos, pero el cónsul colombiano fue convidado a tal acontecimiento, en presencia de los míticos patos del parque.
Tanto tiempo después, una centuria del tirón, un premio iberoamericano de botánica, que pretende perpetuar la memoria de Mutis, unos cuantos actos de homenaje a cargo de Ayuntamiento, Foro Libre y Ateneo se antojan justitos. El Ateneo propone que la estación de tren adopte el nombre de Celestino Mutis, aunque éste tomase las de Villadiego en barco, claro está, el 7 de septiembre de 1760, Dios mediante, como médico particular del virrey del Nuevo Reino de Granada, Pedro Messía de la Cerda, marqués de la Vega de Armijo. Llegaron a Bogotá el 24 de febrero de 1761, una tiradita, y Celestino comenzó ya a darle vueltas al Diario de las Observaciones, al Arcano de la Quina y a tantas maravillas de la creación. Por entonces, que quede claro, no existía el Submarino Amarillo, así que don Celestino no llevó bufandas y camisetas amarillas, ni tampoco introdujo en el baúl de sus recuerdos cintas de Paco Alba. Por contra, aunque los correligionarios del fútbol, el capillismo y la copla no lo crean, en Cádiz latía con fuerza la cultura.
Buscando problemas, que es gerundio, Mutis propuso al Rey, quién sabe si a través de ese eme eses o de correos electrónicos, quién sabe si mediante conferencia cibernética, que pusiera en marcha una expedición botánica. Veinte años espero el gachó. Más décadas ha esperado Cádiz el porvenir, si no lo sigue haciendo. Así que don Celestino esperó sentado el momento del redescubrimiento de América. Mientras tanto, se hizo cura y se matriculó en un gimnasio para prepararse, pues tenía ante sí la gran expedición, ocho mil metros cuadrados de zonas verdes y ni una inmobiliaria, ni un mc donald, qué alegría. Y sin teléfonos celulares, qué tranquilidad. Don Celestino se carteaba con los mejores científicos europeos.
Antes de su fallecimiento, víctima de una apoplejía, Mutis tuvo tiempo de elaborar un diccionario de lenguas del mundo, al estilo Payán pero a lo bestia, se interesó por la minería de plata y la destilación del ron, ay, pillín. Jamás habría pensado un hombre tan austero, alejado de vanidades, que años después daría el careto para los billetes de dos mil pelas y los doscientos pesos colombianos.
Bautizado en la parroquia de Santa Cruz, el célebre estudioso gaditano no limitó su abnegada tarea a la ciencia; se preocupó por el hombre, fomentó la lucha contra la superstición y la ignorancia, tan arraigadas ya mucho antes de que se inventase aquello del opio del pueblo, y enfrentó un evidente espíritu rupturista con el anacronismo y el oscurantismo de la época. Las llamas de la Inquisición pasaron a su vera; fue absuelto de milagro.
El levantamiento que él mismo inspiró con sus ideas renovadoras, sucedido en 1818, provocó el traslado de su legado a España, más de seis mil dibujos de otras tantas especies de la flora y fauna americana se encuentran a disposición de la curiosidad ajena en el Real Jardín Botánico de Madrid. En Cádiz, su memoria, a buen recaudo, pugna con el vandalismo físico y geográfico, el silencio cultural y las sombras de la historia. Por fortuna, a salvo de la mediocridad contra la que él luchó, y la mala educación imperante, la cultura selvática de los cafres que mataron los patos del parque.

Abril 08, Crónicas Urbanas (Diario de Cádiz)

Distorsión

Venden imágenes y palabras huecas. Compran ideas pantanosas y juegan con el tiempo de la gente. Pura imagen. La última que se pierde, la Esperanza, parece la Obregón de la política, no vea lo que ronea, sólo le falta vender la exclusiva; y a los ex sesudos analistas de la actualidad, o como se llame este tíovivo, convertirse en paparazzis del arte de lo posible. Política del corazón, periodismo de las vísceras. Prometieron dejarnos en paz tras las elecciones, o quizá fuera tras la muerte del Tomate, y qué va, ni de coña. Ahora hablan de ideologías, un poco tarde. Vaya cacao de liberales, conservadores, democristianos y socialistas, reformistas, centristas y progresistas, chuchu, relámpago, yema de coco.

domingo, 20 de abril de 2008

Lapido, cartografía del rock


Desmarcado del acartonado mundillo musical hispano, pero captando fieles a cada paso que da, el granadino José Ignacio Lapido, quien fuera compositor y guitarrista de 091, edita su nuevo disco en solitario, "Cartografía", emprende una gira que, de momento, no pasará por la provincia de Cádiz, y se sincera en un coloquio sobre literatura y rock. A juicio del músico, que participó en la Feria del Libro de Jerez, "el rock ha perdido influencia social, ya no sirve de catalizador para los cambios sociales y las revoluciones personales, pero se sigue reinventando, sigue vivo".
Lapido continúa en el camino trazado por el escritor Jack Kerouac, cuyo hipnotismo invocó para ilustrar la primera generación rockera de la literatura, la generación beat, que causó conmoción entre los nuevos escritores de canciones de los años sesenta pero se nutrió de jazz como banda sonora. El cantante granadino, que predica con el ejemplo al indicar que "hay que conocer a los clásicos como base de la función artística", recordó que el rock nació de una onomatopeya, un grito de guerra y libertad, un grito primario en principio carente de vocación literaria hasta que llegó Bob Dylan, la piedra angular de la liberación del rock de su cuerpo original, el juglar aportó dos dedos de frente al sincopado ritmo rebelde. A partir de entonces, surgieron poetas del rock, como Jim Morrison o Leonard Cohen, que fueron escritores antes que músicos, y se produjo la ruptura social, brotaron las letras como eslóganes, los riffs de guitarras como poemas vehementes y los conciertos como vehículos de expresión. "Hoy ya no, hoy el rock sufre la manipulación de la industria y de los medios, envuelto en celofán, sin las aristas que tuvo en las décadas de los 60 y 70. Yo voy por mi cuenta".
Tras fijar su atención en John Lennon, James Brown, la voz de la calle del punk, y mostrar su amplia cultura musical, Lapido se confesó ante la audiencia, acompañado por el crítico musical Luis Clemente y el cantante de Alameda, Pepe Roca. Lapido reveló que se considera un autor que ejerce de "domador de fieras", las fieras son las palabras atrapadas al vuelo de la inspiración inmediata. "El subconsicente actúa como motor de la escritura automática que me gusta ejercitar, el viejo sistema dadaísta que empleo sin pretenderlo. Me pongo a escribir, sale lo que sale, al final ordeno un poco el caos y sólo al final interpreto el conjunto de la canción, frases hiladas que encuentran su razón". Algo así, salvando las distancias, como actuaban los poetas simbolistas franceses a los que adoró el señor Dylan en varias etapas de su carrera musical. Es curioso, Lapido nombró al dios Dylan tres meses antes de que el trovador americano cante en Jerez. Lapido tuvo palabras para herederos dylanitas como Patti Smith, Tom Verlaine, los Clash, y combinó pasado y presente en la coctelera de la confusión actual. Roca se arrancó a la postre con una hermosa versión de un poema de Juan Ramón Jiménez y Clemente desgranó los vaivenes de la literatura rock, incluyendo la casi inexistente prensa musical hispana.
Alejado de la moda juvenil, hastiado de que sigan considerando el rock como un género juvenil de usar y tirar, Lapido se mostró muy crítico con el mercado actual, que "aborda las obras musicales como meros productos, sin atender la actitud creativa de autores y la acción y reacción del oyente", pero dejó claro que "hoy mismo hay nuevos talentos por descubrir, como siempre, pero la industria prefiere optar por lo más fácil, vender su catálogo sin apenas riesgo".
Para entender mejor la filosofía vital y creativa de Lapido, que en otro tiempo y en otro lugar sería una figura indiscutible de la música en español, conviene escuchar la pieza "No digas que no te avisé". A saber: "Querrán venderte falsos mapas de caminos al Edén, recetas de esperanza caducadas. Te dejarán que grites para que pierdas la voz, que pidas imposibles y que recojas las migajas. Te harán creer que así es la vida. Que firmes de por vida un contrato que te obligue a obedecer. Con calles sin salida te dejarán soñar, y con un par de aspirinas curarán tu desencanto".

Abril 08, Cultura (Diario de Cádiz)

sábado, 19 de abril de 2008

Llanto en la Calle E


Murió demasiado pronto. Llora la calle E. Bruce ha suspendido sus dos próximos conciertos, pero en julio actuará en España. Danny Federici no volverá, maldita sea, por mor de un cáncer de piel, contra el que luchó durante tres años. Pero siguió tocando, siguió girando con el Boss. El teclista y acordeonista del grupo por antonomasia del rocanrol permaneció cuarenta años junto a su hermano de sangre, salvo en varios pasajes de la década de los noventa. Springsteen no sería el mismo sin Federici, Clemons, Tallent, Bittan, Weinberg, Van Zandt y Lofgren, los héroes de New Jersey.
Federici dejó su impronta en los primeros pasos de Bruce, cuando el rock aún parecía salvaje e inocente, los chavales nacían para correr en la oscuridad del borde de la ciudad y echaban un pulso al destino en la carretera del trueno. Cincuenta y ocho años tenía Danny. Tras su muerte, Bruce ha definido a su amigo como "el teclista más fluido, maravilloso y natural músico". Ya en el cielo, Danny toca en la banda de Richard Manuel, que también se fue demasiado pronto.

jueves, 17 de abril de 2008

Pasotes históricos



Sociólogos y antropólogos, los psiquiatras de masas de este siglo, tienen trabajito acumulao. Las ínfulas infundadas, el delirio de grandeza, la falta de autocrítica, la huida hacia adelante, la amnesia colectiva, las leyes del mínimo esfuerzo, la leche en vinagre y la biblia en fascículos, parecen las piedras angulares de la tontería en lo alto que soportan los mortales del planeta, incluidas las aves capaces y capataces. Vigilando de cerca el lenguaje que retrata al personal, sorprende la cantidad de veces que pasamos a la historia, cada día, cada tarde, a cada paso atrás que damos a traición. No va a haber páginas suficientes, ni encuadernadores, ni licenciados en histeria, para encajar la multitud de veces que el ser humano de hoy bate sus propias marcas, pasa a la historia o marca con letras de fuego la pamplina más grande del mundo. Eso, eso, primero hay que calibrar la idiotez más grande del mundo, quizá el culto al libro de los récords tuviera parte de culpa antes de la llegada del internéssss, hoy ya está tó mezclao, tó cubicao, la gente traspasa los lindes de lo razonable a cada instante. La gente pasa a la historia por millones de causas, casi todas ellas estúpidas o al menos no tan trascendentales como se espera de personas tan cultas y preparadas como las que habitan el mundo, qué risa, pitonisa. Ni que decir tiene que los "pasotes" históricos más frecuentes y subrayados en estos tiempos son los deportivos, los equipos de fútbol pasan a la histeria cada semana, sea cual sea la estadística. Con decir, a modo de ejemplo, que un mandamás de El Puerto, que ya pasó a la historia, intentó nombrar hijo predilecto de la ciudad a un futbolista que falló el penalti decisivo en el Mundial de Corea, Joaquín, sí, el simpático Joaquín. Menos mal que se echaron atrás de tamaño ridículo. Designaron al pobre Joaquín rey mago, con tal de pasar a los anales, con perdón, y santas pascuas. Ojo también a los afeitabombillas, los cuadrantes de círculos, las estrellas de cartón piedra, los cantantes mudos, las estatuas de viento, tol mundo mundial pasando a la historia, que es gerundio. Debe ser una virtud moderna, cuando en realidad, de toda la vida, la mayor parte de la gente que ha pasado a la historia ha sido por matar a sus semejantes o por otro tipo de tropelías. Hitler pasó a la historia, Chiquito de la Calzada también, por diferentes motivos, obvio. No hay color. Chiquito forever. Hoy, los alcaldes ladrones, sus concejales de urbanismo distraídos, los inventores de peinados estrafalarios, las mujeres que logran lo evidente, el hombre que no entiende lo que ocurre y los niños eléctricos, que cuando se enteren de la realidad sacarán la recortá, ratatatatá, todos pasan a la historia. Qué enfermedad. Será que la vida ha perdido emoción o algo, será que no tenemos bastante con tener más que ser y ansiamos acumular honores mentirosos y supuestos hitos modernos. La histeria nos juzgará, dicen otros carajotes. Hay mil maneras de pasar a la historia, todas ellas con diverso significado. Así que mejor, piensan algunos, pasar desapercibidos. Por si acaso. O quizá tampoco, porque vendría el tontaina de turno para remarcar que el tipo que mejor pasa desapercibido del mundo ha pasado a la historia por ser el más rápido en atravesar el laberinto de espejos de la feria de vanidades. Obladí, obladá.

miércoles, 16 de abril de 2008

Jugando con fuego (y amor propio)


El Beckenbauer de la Bahía templa el juego y sale en defensa de la alegría de jugar con fuego, "dándolas todas, como siempre ha hecho Raúl Procopio, en el campo y como técnico". Carmelo Navarro sabe de lo que habla, no en vano saboreó las mieles de Primera, protagonizó los milagros más sonados del Submarino y sufrió en sus carnes la caída en desgracia al Pozo de las lamentaciones. El legendario futbolista portuense coincidió con Calderón y Raúl en las glorias y miserias del club, entre finales de los ochenta y principios de los noventa, así que bien podría firmar un tratado acerca del cambio de humor de la afición, lo que ahora llaman, sin pudor alguno, la "indiosincracia" gadita, una mezcla de sioux y fútbolcracia, la esquizo-religión amarilla, y también tendría licencia para relatar el azaroso "yesterday" y retratar a los personajes que se han comido el marrón de este año. Ahora que el Cádiz viaja al frío, al estadio numantino, no estaría de más aparcar las maledicencias que merecen los pajaritos que han dejado al Submarino en tal situación de ansiedad máxima, que ha encontrado algo de alivio tras el agónico triunfo ante el Albacete. Carmelo descuelga el teléfono con una pregunta: "¿Quillo, qué, qué te pareció el Cádiz de Rául?" Triste por la marcha de Calderón, pero contento por el debut de Procopio, Carmelo se debate entre la realidad y la ilusión. Y defiende, con su habitual clase, "a la gente como Rául, con hambre de fútbol, gente que siente los colores y lo transmite a los suyos". Y elogia "la valentía de Muñoz, pues lo fácil era colocar a un entrenador con nombre. No todo lo da el dinero".
"La ley del fútbol tiene estas cosas", arguye Carmelo con respecto a su amigo Calderón. "Pero me llena de satisfacción ver a otro ex compañero, y muy buena persona como es Raúl, labrarse el porvenir con ganas de trabajar y las mismas condiciones que atesoraba cuando era jugador y compartía tardes de fútbol conmigo. Una gran alegría me ha dado la victoria del domingo, me ha hecho recordar los viejos tiempos", cuando el Submarino realizó la mejor temporada de su historia, bajo las órdenes de Espárrago; cuando salvó el cuello en las promociones ante Málaga y Figueras, con Blanco de prestidigitador, o en el desgraciado bienio, descenso a los infiernos del tirón y la supervivencia del club a pique de un repique.
"Raúl daba patás a tó lo que se meneaba", bromea Carmelo. "Tenía un pecho de lata, hubiera hecho un gran papel en las películas de romanos. Jugaba a la pelota igual que el Cádiz el otro día, o del mismo modo que respondía la otra noche en la tele, con frases nerviosas, deprisa, con arte y el carácter que ha sabido imprimir al equipo del tirón. En el campo, Raúl era un bicho, un profesional de los pies a la cabeza".
Días atrás, Carmelo comentaba con Juan José y Pepe Mejías, fíjese el pedazo de trío de ases que unió el destino en la peña Paco Alba de la Cuesta de las Calesas, metafórica cuesta de sube y baja, que "Calderón tenía una gran ilusión por llevar al equipo a buen término, pero tuvo que bailar con la más fea. En otras circunstancias seguro que hubiera salido adelante, pero Antonio no pudo proponer su plantilla, no estuvo en condiciones de planificar la temporada, se encontró con la patata caliente. Y sin embargo, Raúl, en un partido ha logrado cautivar e ilusionar a la afición. Claro que, cuidado, se tuvo un poco de fortuna, si Contreras no hubiera estado inmenso en sus intervenciones quizá estaríamos hablando de otra cosa. Pero se ha visto otro equipo".
Mientras la canallesca se encanalla, acaso divivida por protagonismos, intereses, amiguismos, rencores, vanidades y fullerías diversas, el pionero entre los comentaristas con categoría, Carmelo Navarro, ironiza sobre la cantidad de futbolistas, técnicos y profesionales del fútbol que trabajan hoy en los medios de comunicación, incluyendo a figuras del banquillo y del campo en tiempos cercanos. "Nos creemos que sabemos mucho de fútbol, yo a veces alucino con lo que escucho. El balón dicta sentencia y prueba que el fútbol no es una ciencia". Salió un pareado bien jugado, Carmelo, que sabía sacar la pelota jugada, con la frente alta y las espaldas cubiertas, aprovecha para preguntar en voz alta "por qué no podría quedarse Raúl el año que viene". La contestación se halla también en el aire, en el viento, en el río de la Plata ...
"Estamos ya un poco hartos de escuchar que ésto sólo lo arregla un entrenador de fuera, pero hoy la hora buena es de Raúl, la suerte de Rául es la suerte del Cádiz". Y la de todos, y la de Muñoz, que vaya tela el añito que está dando, si es que no termina vendiendo sus propios anhelos o continúa jugando con fuego. Y la suerte de Paz, don Abraham, que estará ahora acordándose de un tal Jaime, centrocampista brasileño del Leixoes, antepenúltimo de la Liga portuguesa, que ha abandonado el club por la puerta de atrás tras fallar un penalti a lo Panenka en el último minuto, ante el Belenenses, frustrando el posible empate. Casi lo linchan. Claro que lo suyo tuvo más delito, pues media hora antes un compañero había marrado otra pena máxima. De la pena a la alegría, al alivio amarillo, la testiculina y el tembleque en cuarentena. En contramano, el Cádiz supera los cuarenta y no cae en depresión, todo lo contrario, ve el cielo abierto. Carmelo, no obstante, reclama prudencia.
"El equipo ya ofrece otras sensaciones, lo da todo en el campo, el futbolista siempre sale a hacerlo bien, pero el fútbol no es matemático. Recordemos la historia más bonita del Cádiz, estuvimos a un paso del Pozo y salvamos el tipo ganando cuatro partidos seguidos por uno a cero. Hoy hay que pensar en los nueve partidos que restan, veintisiete puntos. No hay que dormirse, el Cádiz no debe tener problemas jugando así, pero fíjate el Zaragoza, con la plantilla que posee, las fatiguitas que va a pasar. El fútbol es así. Así de maravilloso, así de cruel. Como el pretérito imperfecto y el futuro por venir. Averías y redenciones, como el último disco del gran Quique González. El Submarino vive para contarlo.

Abril 08, Submarino Amarillo, Deportes (Diario de Cádiz)

martes, 15 de abril de 2008

FL de Fernando Lobo


Fernando Lobo descubrió la poesía merced a Paco Ibáñez y a los discos de Serrat y Silvio Rodríguez que ponía su madre. Luego imaginó las ricas imágenes de Pablo Guerrero y su incansable mente puso música invisible a Lorca, Benedetti, Galeano y a su poeta vivo favorito, Carlos Edmundo de Ory. Cantautor de cultura audiovisual heterogénea, músico ecléctico, artista de largo recorrido, licenciado en Historia, veintiocho años cumplidos con ironía: "Cogí una depresión en mi cumpleaños, pues ya no podré componer Little Wing de Jimi Hendrix". Alude así a la maldición rockera de los veintisiete tacos. La generación de los veintisiete. Curiosamente, Fernando Lobo conoció uno de sus grupos favoritos, los todavía revolucionarios Smash, gracias a un libro de Luis Clemente. "Fue en Quorum, vi a un loco con un pedazo de sitar y me quedé prendado". Se refiere al gran músico sevillano Gualberto, claro, y lanza un guiño al desaparecido Julio Matito en forma de dicatoria en su disco "Vengo", un álbum autoeditado que refleja las inquietudes del autor: buenas letras, rock, folk, jazz, blues, boleros. "Mis canciones no se parecen. Hago lo que me gustaría oír".
Hoy, con motivo de la Feria del Libro de Jerez, la música de Fernando Lobo seguirá a la palabra. El cantautor gaditano actuará en la sala Compañía a las nueve de la noche. Un par de horas antes, la literatura y el rock argumentarán el debate que entablarán dos músicos de categoría, José Ignacio Lapido y Pepe Roca, y en crítico musical, Luis Clemente: líderes de 091 y Alameda y el autor de numerosos títulos sobre rock andaluz. Lapido, uno de los escritores musicales más inspirados de este rincón de la Pîel de Toro, trae bajo el brazo nuevo disco y se halla a punto de emprender una nueva gira. La mesa redonda tendrá lugar en el Cabildo Viejo.
Impregnado de numerosos hitos de la cultura de masas, y pese a su juventud, Fernando Lobo se sorprendió a sí mismo, siendo aún un imberbe, luciendo tupé de Elvis, canturreando las piezas melódicas de los Beach Boys mientras sus colegas rompían flequillos jevis al aire. Fernando reinventó a los Beatles con los discos azul y rojo, se adentró en los entresijos del festival de Woodstock, viajó con la mente, y luego físicamente, a la América profunda, y a Nicaragua, se nutrió de la historia del rock escrita por Salvador, y plasmada en dos enormes volúmenes, y comprobó, también entre bromas y veras, que "está científicamente comprobado que la música no ha dado nada más desde el año 75", eslogan acuñado por Homer Simpson que suele emplear Fernando junto a su hermano Ignacio, con quien comparte una actividad paralela, el Duo Deno Friki Show, a punto de editar maqueta surrealista.
Huyendo del tópico, Lobo sabe que ya no cuadran las frases hechas, que los cantautores ya no se asocian a "cosas casposas o a músicas limitadas con el mensaje por delante". Fernando disfruta de cantautores sin etiquetas como Neil Young o Javier Ruibal, por citar dos ejemplos equidistantes. "A todo el mundo le digo lo mismo: ve a ver a Ruibal, te cambiará la vida". Y además de verdad. La simbiosis exquisita de sones y letras por antonomasia. La música de Fernando contiene algunos de los elementos sugeridos y muchos más, y la literatura del rock se escribe a diario. Lapido, que hoy hablará de su relación con las letras, se antoja uno de los letristas más brillantes del panorama actual hispano. En otro tiempo y en otro lugar, sería una leyenda viva del rock en español. Corren tiempos chungos para la lírica. Fernando Lobo es consiciente de ello, por eso ni siquiera intentó editar su disco a través de un sello oficial; lo hizo por su cuenta y riesgo porque "la industria es un mundo muy lejano para mí. Hay mucho público, muchos artistas de categoría, pero las discográficas no lo ven". Amén de que vertiginosa evolución del soporte fonográfico ha modificado incluso la conjugación de verbos. Ya no se compran discos; se bajan.

Abril 08, Cultura (Diario de Cádiz)

lunes, 14 de abril de 2008

Escarabajos de Cádiz


El CSIC ha descubierto el escarabajo de pata negra, como titulaba el Diario, una especie de coleópteros que arrastra, entierra y consume bellotas de alcornoques, encinas y robles. Campan por sus respetos, en busca de las cinco jotas de la naturaleza, en el parque natural de los Alcornocales, Cádiz, la tierra de la flamante ministra más joven, Bibiana Aído. Músicas del mañana y de yesterday se hablan con la comidilla de estos días en Cádiz, no hablo de la comidilla de los escarabajos belloteros, sino de lo que se habla, se habla de mujeres. Teófila ya barrunta el "Mujer contra mujer" de Mecano, se anuncian emociones fuertes de aquí a 2013, por lo menos. Bibiana canturrea "La puerta de Alcalá", de Víctor y Ana. Alcalá de los Gazules exporta al mundo políticos de pata negra, periodistas de raza, corazones partíos, recuerdos de Alfonso Perales ...
Los escarabajos trillizos causaron sensación en el concurso del 65 y se lanzaron al estrellato, de ahí hasta los años setenta, bajo el tipo de Los Beatles de Cádiz, que conquistaron el mundo. Enrique Villegas, su autor e impulsor, cuenta que el grupo estuvo a punto de tocar de telonero de los auténticos Beatles de Liverpool. Un reciente libro en torno a los vínculos del célebre conjunto con este país, Los Beatles Made in Spain, apunta que Villegas se reunió con el mismísimo Brian Epstein, pero en realidad lo hizo con un colaborador suyo, acaso el segundo de a bordo. Según dijo a este plumilla hace un par de años, cuando se cumplieron cuatro décadas de los Beatles de Cádiz, la reunión se frustró porque el enviado con quien mantuvo el encuentro se mató en un accidente de avión. Villegas no recuerda el nombre del ejecutivo, pero lamenta el mal fario. Aquello pudo haber sido glorioso, el inglés presenció una actuación de los gaditanos, se quedó alucinao y prometió negociar un contrato. En fin. La leyenda de los Beatles de Cádiz nunca morirá.

domingo, 13 de abril de 2008

Mujeres de banderola


En nombre de la dignidad, la fraternidad, la igualdad y el dinerito contante y sonante hablan hoy con desparpajo los representantes de la nada. El show de Cádiz debe continuar. Ahora tocan las banderolas, la mesa donde la Pepa pegó el firmazo, el liazo de las faldas y los semáforos machistas, el lenguaje inequívocamente insultante y la anestesia. Todo lleva nombre de mujer, y de pronto el país se entera antes que el Rey de que Zapatero ha nombrado ministra a una gaditana de Alcalá. Bibiana se ha ido ya, qué manera de subir peldaños, tiemblan los grandes satirones, Bibiana la ministra de Igualdad, equis en la quiniela, discriminación positiva. Y para más inri, una mujer, embarazada y ministra de Defensa. Se imponen las morenas arrepentidas, se cortan los hombres a la hora de opinar, no vaya a ser políticamente incorrecto, aunque en los foros de la madrugada, desde la oscuridad del anonimato, agreden verbalmente a las mujeres o se cachondean virtualmente de los gachós. Lo dicho, equis en la quiniela. Cádiz, en femenino plural: la Pepa, la Teo, la Bibiana ...
Hincan banderolas en los costados ensangrentados del patrimonio histérico, Cádiz vive anestesiado por la cartelería, la propaganda pura y dura, Cádiz punto es, hemos conseguido el fin del mundo, 2012 será del copón, Delphi no se cierra, qué va, la Aduana se cae, ay, que se cae, y los gaditanos miman su patrimonio con esmero, aro, aro. Como escribió Juan Carlos Aragón, Cádiz no es patrimonio de la humanidad, es patrimonio de los gaditanos, y las gaditanas están hasta el moño de la traicionera humedad, y un voltio por el Cádiz de las Cortes demuestra que otros, los vasallos de doña Teo, son peores, en algunos casos, que los prebostes que hincan eslóganes en el corazón de la ciudad. Observen los carteles fluorescentes que anuncian las ofertas de papeo de ciertos bares de postín, papeles naranjas, verdes o amarillos de tamaño familiar pegados sin conmiseración en las paredes del local, y las paredes de la ciudad son también patrimonio de los gaditanos, además de las mesas, las sillas, la playa, el pirulí, el viento, los castillos y el pasado. Clavan con chinchetas la publicidad, el mal gusto se apodera de la escena y todo Cádiz es un spot. Stop. Desde el vendedor de lotería que promociona el trece, el 513, y en primera persona de Cádiz confiesa que "como me toque va a trabajar mi suegra", no sé si lo multarán por machismo leninismo, hasta las enredaderas que crecen en los descoloridos y mohosos muros de madera al final del soterramiento. Trepan las enredaderas mejor que algunas personas cuyo ángel las visita cada tarde del cielo celeste.
Mientras los moradores de las esquinas del poder se disputan ahora la propiedad intelectual de la mesa de 2012, gran forma de dar caoba al personal y de entretener el tiempo hasta que no haya tiempo material para reaccionar y entonces todos se arrojen los trastos a la cabeza y la gente se distraiga de nuevo con las cuitas de la ciudad de la libertad condicional, suenan violines y trompetas. Y nombres propios. La Pepa, la Teo, la Bibiana, y se puso en boga atribular a los hombres con desconfianzas mutuas. La pifian, en parte, quienes atribuyen la problemática de género al simple nombre de pila empleado para dar cercanía o sintetizar o vaya usted a saber. Soraya, Teófila, la Pepa. Pero no a todos los hombres se les llama por su apellido, ahí está Pepeblás, ahí están todos los diminutivos gaditanos, ahí está el genoma gaditano para llevar la contraria. Algo hay, siempre hay algo de trasfondo en Cádiz, miren si no el asunto de faldas de la enfermería local. Presumiblemente, los abnegados sindicalistas y la tropa de junto pondrán el grito en el cielo, en breve, por la labor y las hechuras de las azafatas: las azafatas de vuelo, las azafatas de congresos, las niñas monas que lucen tipazo en el circuito de velocidad pa buscarse la vida, las pibas contratadas para adornar los eventos más punteros de la clase pudiente de la ciudad, las dependientas del centro comercial, los tunos disfrazados de gaiteros, las patinadoras del supermercado, la ciudad que se viste por los pantalones. Y hasta los semáforos machistas, pronto pedirán que la figurita de colores sea ahora una mujer, ahora un hombre, para que la igualdad sea intermitente. Por no hablar de los don ticos, esos centros culturales donde los hombres relajan el cuerpo y la mente, en plena trata de blancas y trata de negras, ahí no entra la autoridad a mirar la longitud de las faldas. Eso sí, en medio de la vorágine, y sin cortarse un pelo, las mujeres que se encuentran al frente de la selección de personal de mujeres para una empresa de mujeres siguen preguntando a las mujeres si están casadas, preñadas o en situación de traer al mundo más mujeres a las que pagar menos que a otras mujeres, en este mundo de hombres asilvestrados. Luego reconocen las mujeres que no han podido hacer más por las mismas mujeres. Y la gran paradoja: Diputación y Junta, las grandes defensoras del pantalón, promocionan en internet las ofertas de empleo del lugar donde se libra la batalla de las faldas. Una cosa es el simbolismo y otra el parné. Mafalda en Cádiz fliparía en colores. Y Sabina entonaría su rumbita de las faldas cortas y las lenguas largas. Y a veces no se distingue bien entre Carnaval y realidad, el rollazo mediático y la igualdad verdadera, ¿verdad?
Hay quienes aconsejan a la juventud, sea mujer u hombre, que no se meta en problemas si quiere prosperar, que haga méritos sin escrúpulos, que olvide su presente, y mucho más su pasado inconfesable, si algo pudiera entorpecer su ascensión a los cielos de la vanidad. Años atrás, cuando el escritor Pérez Reverte ejercía de jefe de prensa ministerial, en un alto como reportero, un gran debate de dirigentes juveniles besó al sistema sin decoro. Los contertulios recibieron la consigna clara de los polítiquillos: "Si quieres prospera, no te metas en problemas". Algunos prosperaron una hartá.

Abril 08, Crónicas Urbanas (Diario de Cádiz)

sábado, 12 de abril de 2008

Bancos

Antes, la gente quedaba en las plazoletas, que eran espacios públicos con bancos, columpios y aire libre. Las plazoletas improvisadas por el desarrollismo a flor de piel, que por entonces no imaginaba las cotas a las que íbamos a llegar, se llamaban explanadas. Nadie medía sus deseos en metros cuadrados, ni embarcaba la pelota así por las buenas. El dueño de la pelota ejercía de capitán. Y cuando alguien exclamaba: ¡Agua!, no quedaba ni Dios. Dios mediante, ese lentísimo Ayuntamiento promoverá la reforma del parque de La Victoria. Lo suyo sería, de primeras, cambiarle de nombre, ponerle El Empate, si acaso, o dejar el resultado abierto. En estos tiempos de blanco y negro, tuyo o mío, los tuyos por si acaso, no conviene decantarse por bando alguno. Antes, los chavales quedaban en las plazas, roneaban alrededor de una peonza sentimental, respiraban el aroma puro de la amistad, descubrían los enigmas de la humanidad y golfeaban un poco. La plaza del Castillo, por ejemplo, todavía no se había transformado en pista de patinaje, tenía pocos bancos pero bien alineados, arriba vivía el poeta y cuando las cosas se ponían decibélicas llegaban los guardias y pa la casa. Hoy la gente queda en el messenger. Y habla con k, suelta monosílabos y jugar se conjuga con la play, y plaza con station. Tate quieto.
El Puerto, como otras tantas ciudades, se desperdigó, ya se ven hasta niños dispersos. Aún quedan zonas verdes, aunque sigan arrinconando la arboleda perdida, asfixiá perdida. Los domingos, sin ir más lejos, se disputan amistosos partidos de fútbol latinoamericanos en el parque del Vino Fino, que parecía de adorno. Como La Victoria, el parque maldito por antonomasia, en franco desuso desde hace décadas. Las cuentas no cuadran. En Andalucía, a este paso, habrá más entidades financieras que bancos. Y claro, en plena crisis del columpio asesino ya surgen voces reclamando moderación salarial, qué risa, y pronto saldrá la palabra mágica, flexibilidad, somos de plastilina. Bajarnos los humos. Eso quiere el Banco Central Europeo, ubicado en plena plaza del parné mentiroso. Siempre lo mismo. La vida se asemeja cada vez más al Monopoly. ¡Al ladrón!

El alambique, El Puerto (Diario de Cádiz)

viernes, 11 de abril de 2008

"Muncha" amargura

Mucha amargura. Amargura de Múnich. Las penas siempre vienen de Múnich. Le partieron la jeta al Getafe del modo más cruel, como en el 74, once años en mi haber, fue el mismo Bayern, el de Múnich, el que hirió de muerte a mi Atleti, gol de Schwarczenbeck desde el quinto pino, minuto 120 de mi infancia. Ese día lloré como un hombre, me estremezco cada vez que repiten el gol, igual que me ocurre ya con el pobre Getafe. No hay derecho. Ese día, como esta noche, la pelota nos cambió el humor y la vida, qué exageración. Sendas gestas interruptus pertenecen al almacén de desdichas, en la categoría de grandes putadas, pero también quedan grabadas en el corazón, en el rincón de los palos del orgullo y la dignidad, y en el caso del Getafe, un ejemplo de superación y de trabajo en equipo, de talento y generosidad, con su punto de humildad y sangre loca. Como decía el gran Di Stéfano, los goles no se merecen. Pero la suerte no reparte a menudo las cartas justas.Leo en la Bbc Mundo que "un sorprendente Getafe fue eliminado en el último suspiro en uno de los encuentros más dramáticos de la historia de la copa de la Uefa". Qué coraje. Como colchonero irreductible, conozco el sabor de la derrota, así que brindo con agua del desconsuelo por los perdedores de hoy y de mañana, por el fútbol de ataque, por los buenos defensas y por la soledad del portero. Los rojiblancos siempre nos ponemos en lo peor, por si ganamos y hay doble alegría, pero cuando juega un equipo amigo creemos que el mal fario sólo se vincula al Atleti, o parecemos gafes, una de dos. Dos "para colmo": a partir de esa noche se dilucidan las finales por penaltis, sistema inventado por un gaditano y puesto en práctica en el Trofeo Carranza; y los jugadores alemanes recibieron la copa y la pasearon por el césped uniformados con la camisola del Atleti. Pa llorar. Y reírse de uno mismo. Hay cosas peores, sin ir más lejos hoy un nota muy importante ha advertido que los ricos no podrán ayudar a los pobres y que aumentará la pobreza en el mundo. ¿No me diga?

jueves, 10 de abril de 2008

¡Míralo, míralo, ya se ha mosqueao!


¿Quién le habrá robao al Cádiz el mes de abril? ¿Dónde narices quedó el espíritu de Chapín? La otra tarde, en Chapín, se contabilizaba menos gente que en el concierto conjunto de Sabina y Serrat del pasado verano, "Dos pájaros de un tiro", y probablemente menos público del que acudirá en julio a la actuación de Bob Dylan. Las respuestas flotan en el viento. En tres escasos años, de siete mil cadistas a doscientos valientes en peregrinación, qué fue de aquella jornada, cuando el tren de cercanías parecía La Lista de Schindler, camino de la exterminación de la raza cadista. Gloria o muerte. Hoy, a pique de un repique, habrá que celebrar la salvación y entonar canciones de redención. Apretar los dientes y escuchar las moralejas. Paco Baena, máximo goleador de la historia del Cádiz, lanza algunos mensajes al aire y suspira por la victoria ante el Albacete. "La clave, el domingo", vaticina. "Ya no caben excusas, ni lamentos, ni críticas, ni llamadas a la afición, que siempre ha respondido. Ahora son los futbolistas quienes tienen que responder".
Tras la semana fantástica del odio y el rencor mutuo, Baena encuentra motivos para reclamar serenidad frente a las palabras y los gestos movidos por la ansiedad, oh, la ansiedad. El legendario ariete entiende que los jugadores se calienten dentro y fuera del campo, en pleno fragor de la batalla y ante los micros todavía con la memoria sudorosa. Pero no admite declaraciones como las de Enrique, a cuenta del próximo choque ante el Albacete. "Hay que ganar por lo civil o por lo criminal". Baena cree que no son maneras de afrontar un partido, de provocar al público y de originar un ambiente irascible. "Quizá no se haya dado cuenta del alcance de sus palabras, a mí me hubieran multado en mis tiempos por hacer esas declaraciones, pero quizá iba Enrique calentado malamente", apunta de manera gráfica. Y sentencia: "Llevábamos muchos años sin sufrir tanto, a ver si sacamos los puntos necesarios y olvidamos la temporada para preparar la siguiente Liga", suspira, no sin antes remarcar su deseo de que la violencia latente en el fútbol halle una solución. Propone un pacto global.
Baena barrunta que un día, si continúa la escalada de desavenenciencias entre Cádiz y Jerez, "ocurrirá algo gordo y lo lamentaremos. Alguien debe intervenir de inmediato antes de que suceda lo peor. Los alcaldes, las peñas, los presidentes de los clubes tendrían que reunirse ya y alcanzar acuerdos para evitar los bochornosos espectáculos. La gente tiene miedo de ir al fútbol, los niños han sido alejados de los derbis, esto se tendría que haber arreglado antes, quizá en la primera vuelta. Es curioso, pero Betis y Sevilla se enzarzaron en disputas peores y ahora son amigos. Es posible hacerlo. No es normal que los aficionados vayan asustados al campo o que saquen del estadio a una hinchada cinco minutos antes del final, pese a haber pagado la entrada. El odio no tiene límites, agrega Baena, nos insultamos entre pueblos hermanos y vecinos, pero medio Cádiz irá pronto a la Feria de Jerez". Paradojas del fútbol y de la vida.
Considera Baena que los rencores alimentados por intereses bastardos no sólo se reflejan en las gradas o en los foros, el futbolista también percibe, digiere y se siente tocado por la mano del enrarecido ambiente de lo que hoy se llama eufemísticamente el entorno. Un ejemplo claro lo vivió Dani en Chapín. El delantero, que venía ya picado por la suplencia, el ambiente de la semana y otros factores, reaccionó ante la avalancha de insultos como lo hiciera el pamplinoso de Raúl en el Nou Camp, imagen que incluso reiteran con cierto orgullo merengue en las televisiones, acción que no fue condenada ni castigada por el trencilla de turno. Lo del insulto de "¡Dani, maricón!" sonaba a rancio, maricón ya no es un insulto, mejor no hilar una teoría sobre el machismo leninismo aún imperante. "Cosas mucho peores hemos escuchado en el campo", ironiza Baena, quien comprende la reacción de Dani de callar al público al anotar el tanto del empate. "Hay que defenderse como sea en esos momentos de excitación. Esas cosas ocurren también en la vida diaria, en los trabajos. Dani se salvó porque no le encajaron otra palabra, ya Guti sufrió esos insultos", recuerda. La gente, a veces, no cae en la cuenta de que los buenos futbolistas, o al menos los valientes, salen reforzados y espoleados por los ataques verbales. Se crecen ante la adversidad. Pero las males artes también están mal vistas en el club de la lucha, aunque los pleiitos futbolísticas deban quedar dentro del campo. Hugo Sánchez sabía mucho, vituperaba a su marcador hasta exasperarlo, jugaba con el defensor, lo convertía en una ovejita. "Beeee, beeeee, síguemeeeee", cuentan que retaba el mejicano a sus enemigos. No tenía guasa el ariete. Baena no se las gastaba así, pero también protagonizó algunos momentos inolvidables. Recuerda una anécdota muy similar a la de Dani en Chapín. "Antes nos decíamos de todo. No sé cómo será ahora, pero hace treinta años había gente que se insultaba o lanzaba escupitajos en el túnel de vestuarios, antes de saltar al césped. Era tremendo. Recuerdo un Cádiz-Algeciras, cero a uno en el marcador. El balón cayó a la altura de Preferencia y cuando fui a recogerlo escuché ¡cabrón!, cientos de tíos llamándome cabrón, pedía el balón y no me lo devolvían. Me extrañó, hasta que me explicaron que eran de Algeciras. Me dolió tanto que me insultasen en mi casa que me vengué en el partido de vuelta. Tras marcar el empate a uno me subí a las rejas e hice un gesto del que me arrepentí de inmediato, y todavía me arrepiento. Una mano en alto y la otra mano en otro sitio. No veas la que se lió. El fútbol tiene estas cosas, el corazón late a mil pulsaciones", y extrae de su memoria más historias de cortes de mangas, venganzas, tú me das yo te doy, goles que dan puntos y restan resquemores, las mil cosas que pasan por la cabeza de un futbolista, sobre todo si es delantero. "Castigan al delantero con tonterías, como la expulsión de Yordi por quitarse la camiseta". Y luego perdonan la violencia, dentro y fuera del campo. Dentro, casi todo vale, pero afuera manda el fanatismo.
Baena sólo disputó un derby contra el Xerez, pues en la época gloriosa del Cádiz los eternos rivales eran San Fernando y Algeciras, "sobre todo el Algeciras". Curiosamente, Baena jugó tres encuentros en Jerez, por mor del cierre del estadio Carranza, ante Ferrol, Mallorca y Espanyol, "y la gente de Jerez siempre estuvo con nosotros. Hoy sería impensable. Hay que arreglar la situación". Pero antes hay que salvar el cuello, la gente echa cuentas, mira y remira el calendario y se somete a la divina providencia. Ya habrá tiempo de atribuir responsabilidades. Tras el Albacete, Numancia, Spórting, Ferrol, Real Sociedad, Celta ... y casi al final, Málaga y Sevilla Atlético. ¿Regalarán algo en caso de necesidad extrema?". "Nada, ya nadie regala nada, si acaso pueden relajarse, pero el Málaga seguro que se acuerda de la noche en que les buscamos la ruína", piensa Baena en voz alta. En primera persona de singular y plural cadista.

Foto: José Braza
Abril 08, Submarino Amarillo, Deportes (Diario de Cádiz)

miércoles, 9 de abril de 2008

¿Tiene fuego por ahí?


Menos mal. Madrid se quedó sin 2012, el año del Armagedón, el acabóse. Las profecías lo dejan bien clarito: sólo se salvará Cádiz de la quema. Y Chile, el fin del mundo. Por eso los listos del COIto dijeron pa sus adentros: "Nostrasladamus a Pekín", que allí hay una jartá de gente, y no vea lo que está costando a los chinos encender la puta llama. Aquí, amén de importar una simpática plaga de llamas locas, aún estaría Epi prendiendo el bic naranja de los gordos a toda leche por la carretera, soy un macarra, soy un hortera, voy a toda hostia por la carretera. Confirmado: los Juegos Reunidos serán, a puerta cerrada, en Guantánamo, reducto de la libertad condicional. La libertad preocupa mucho. Hasta que no haya democracia en China, aunque sea de todo a cien, a galeras a remar. Lo podían haber dicho antes. Sigue la guerra fría y fullera. Los rusos están rodeados, por fuera y por dentro. Se va el caimán, se va Putin, se va Bush, se iba Fidel, siempre nos quedará un coacola fresquito. Obama, cuidaíto con los chinos. Con ese chándal, ¿cómo no se le va a apagar la mecha a los gachós? ¿Quién le presta un mechero a la llama olímpica pa subirse a un madero y denunciar el falserío general? ¿Me da candela?
En la imagen, la llama olímpica, de incógnito, por las calles de San Francisco.

La muerte en directo


"Viva la vida or death and all his friends". Así se titulará el cuarto disco en estudio de Coldplay, la lánguida banda británica liderada por Chirs Martin. Significativa manera de rebautizar la alargada crisis discográfica, aunque no haya sido la pretensión del grupo millonario en ventas y en influencia, cuyo nuevo trabajo saldrá a la luz el 17 de junio. En realidad, el recurso del título bilingüe, que en principio iba a editarse simplemente como Viva la Vida, se trata de un guiño a una obra de la pintora Frida Kahlo, pero sirve de excusa para ilustrar la huida hacia adelante de la industria musical, que ha visto la muerte con sus propios ojos. Si los conciertos en directo se han transformado en bálsamo de artistas y aficionados, una vez que entre unos y otros se han cargado el mercado, nada mejor que un disco en vivo para mantenerse ídem, renacer de las cenizas o captar clientela. Otros, como el ex Pirata Iván Ferreiro, regalan directamente el disco durante unos días en su página web, al estilo Radiohead, y captan setenta mil descargas en tres días. Lo que traducido resulta que aún queda público, todavía queda gente ahí afuera. De hecho, nunca se había consumido tanta música, tantas canciones de usar y tirar, copiar y pegar, dale al play.
Los discos en directo más deuvedés, y en algunos casos libretos o misceláneas diversas, reúnen estos días en las estanterías a gente tan dispar como Jorge Drexler, Nacha Pop, Los Ronaldos, Calamaro y Fito, o Siniestro Total.
El uruguayo Drexler muestra en dos discos parte de su gira que le trajo precisamente a Jerez en agosto del año pasado, uno de los conciertos más hermosos que se han presenciado en esta tierra en año, versiones acústicas con detalles de programación informática, guiños a su extensa y original obra, complicidad con el público, adaptaciones de piezas de Marlango, Javier Ruibal o Veneno y un lenguaje casi telegráfico que impregna toda su obra.
Los supervivientes de la mal llamada movida vuelven para quedarse, en algunos casos. Nacha Pop prepara nuevos temas tras el disco que refleja los sones y sensaciones de su gira de reaparición. Antonio Vega y su primo Nacho han aparcado sus discos en solitario, pese a tenerlos ya listos. Los Ronaldos, en cambio, parece que se despiden de nuevo con un gran disco en directo, mientras los Siniestro Total celebran sus 25 años de rocanrol con directo y documental. Lo de Andrés Calamaro y Fito y Fitipaldis se antoja una réplica rockera de los Dos Pájaros de un Tiro de Serrat y Sabina, con gran éxito de público en ambos casos y algunas críticas técnicas para sendos espectáculos. Documentos audiovisuales de noches de postín, karaokes mundiales alejados del virtuosismo, directos al corazón.
La retromanía traerá pronto el regreso de Tequila, con Ariel Rot, Alejo Stivel y Felipe Lipe al frente, los tres supervivientes del grupo que cambió el rocanrol en español, que proporcionó sangre fresca al panorama melódico de finales de los años setenta, que abrió la puerta a la edad de oro del pop hispano y que contribuyó a dar caña al fenómeno fans desde dentro.
Entre el tiempo y el espacio, y fuera de toda duda, José Ignacio Lapido, el granadino que fuera guitarrista y líder de 091, está a punto de publicar la continuación de sus extraordinarios discos en solitario, y anuncia gira española.
Ni que decir tiene que las novedades más esperadas, sobre todo por la industria a modo de paño de lágrimas, son los nuevos discos de Amaral y Manoilo García, a punto de caramelo.
Los viejos nunca mueren, ahí está el caso de los eternos Burning, que vuelven con otro directo, y las recientes hornadas de cantantes y grupos pseudoindependientes marcan estrechamente al olvido para que no se olvide de ellos. Deluxe, Lory Meyers, Señor Chinarro y tantos otros. Sin obviar al gaditano Carlos Jean, que une de nuevo su talento a Nawja.

Abril 08, Cultura (Diario de Cádiz)

martes, 8 de abril de 2008

Citas con el rock andaluz

La foto de Iñaki Estrade, que tomo prestada de la página de Aristillus sobre Imán, lo dice todo. Capta un momento irrepetible, inolvidable. Marcos Mantero, brazos en alto, y Manolito Rodríguez, puño en mástil, disfrutando del reconocimiento del público. Todo el mundo en pie en todas y cada unas de las piezas interpretadas. Teatro Pemán, agosto de 2007, glorioso Caimán un cuarto de siglo después de la ascensión y caída del rock andaluz. Imán, el Califato Independiente, cautivó, emocionó, hizo vibrar a la gente, acaso en una de sus mejores noches de siempre. El fabuloso cuarteto, que reapareció en Jerez hace un año y medio, trabaja en la grabación de un nuevo disco, para regocijo general, y prepara los conciertos de Bornos y Sevilla, entre otros, las citas de julio y septiembre, la primera en el renovado festival Lago de Bornos, junto a Bloque y Gwendal, y la postrera en la Bienal de Flamenco, que anuncia una función dedicada al género pero no la concreta demasiado aún. Ahí estarán Imán, Cai, Tabletom, Guadalquivir ... pero se desconoce el formato del festival. Lo de Bornos suena más cercano, ya están los carteles casi a punto, sugerente cartel el que encabeza Imán y ofrece el retorno de Bloque y la fiesta celta de Gwendal. Lástima que las instituciones públicas, como ya hicieron en plena efervescencia del rock andaluz, no valoran en su medida el alcance artístico, social y cultural del género, nunca han echado muchas cuentas al rock. Ni siquiera hoy reaccionan y se hacen los suecos en lugar de impulsar el renacimiento de una música única que, entre otras cosas, contribuyó a la promoción del rock en castellano, la fusión de estilos y la apertura de miras, amén de fomentar la afición al flamenco entre los chavales y los no iniciados. Cai e Imán, que llevan muchos meses ensayando o proyectando sus próximos pasos, reaparecen en un momento crítico para la música, pero lo hacen de un modo encantador y elocuente. Basta con rebuscar por Youtube para comprobar el estado de gracia de ambas formaciones. Pero lo de Imán aquella noche de agosto en Cádiz fue muy grande, ni Pink Floyd, oiga. Marcos, Kiko, Manolito e Iñaki barruntan cosas nuevas. Fopi, Delgado, el Niño y compañía, prometen más alegrías.

domingo, 6 de abril de 2008

Siempre joven

A Jerez vendrá, el 8 de julio, uno de los artistas más influyentes del siglo pasado que, ojo, se encuentra en plena forma creativa y no representa a las viejas glorias del rock, ni mucho menos. Bob Dylan, como Picasso o Shakespeare, no pertenece al tiempo, sino a la eterna juventud del planeta, pese a haber nacido en un país que no está hecho para viejos. Dylan parece eterno. A sus 67 años continúa su gira interminable cargado de leyendas de los sesenta, de los setenta, de pasado mañana. El mito que más tópicos atrae, en cambio, afila su visión comercial, un tipo alejado de las normas del mercado en cambio utiliza los negocios con astucia, la paradoja del judío errante. Dylan llegará a Jerez apurando al máximo la máxima de Kerouac, siempre en la carretera, viviendo en el escenario, y tras de sí aparecerá el turismo dylanita.
El concierto de Jerez será el penúltimo de la gira española de Dylan, que previsiblemente, aunque todavía sujeta a cambios, recorrerá Zaragoza (24 de junio), Pamplona (25), Vigo (27), quizá Bilbao y Oviedo, Valencia (1 de julio), Cuenca (2), Lorca (4), Jaén (5), Madrid (6) y Mérida (10). Antes, el trovador cantará en Andorra, el día 22 de junio, y después, en Portugal. El cantante descansará un día antes de cantar en Jerez, con el atractivo de que actuará tras cerrar el promocionado Rock In Río de Madrid.
A Dylan le acompañan unos cientos de dylanitas por el mundo, gente forrada de una pasta especial, gente forrada de pasta que gusta de seguir los pasos al artista sin que a éste le haga maldita la gracia. Reunidos en páginas y foros de internet, los más fanáticos de Dylan constituyen una inofensiva secta que conce al dedillo la obra y milagros del señor llamado anteriormente Zimmerman. En la red, páginas como expectingrain informan al instante del repertorio que el cantante ofrece cada noche, dan la posibilidad de bajar los conciertos en emepetrés, suponen un punto de encuentro para la heterogénea familia dylanita, que se dejará notar en los hoteles de la zona. Nórdicos, británicos, yanquis, italianos y algún españolito majareta, una raza inescrutable que se refleja en un impar documental llamado "Las huellas de Dylan", donde fanáticos dylanitas, conocidos o desconocidos, explican lo inexplicable. Hay chavales de veinte años con treinta conciertos de Dylan a sus espaldas, y veteranos que recorren el mundo en pos de la leyenda, tras el tiempo fuera de la mente o la mente fuera del tiempo. Por ventura, Dylan se encuentra en racha, y no en esas etapas de claroscuros que a veces padece. La carrera de Bob, un puro altibajo, se salpica de momentos gloriosos (folk de los sesenta, sonido mercuriano de mediados de dicha década, ecuador de los setenta, finales de los ochenta, cambio de siglo) y algún pasaje para olvidar.
Dylan viene con un número uno bajo el brazo, con "Modern Times". Desde los años setenta no lograba auparse a la cima de las listas de ventas el juglar americano, que para colmo acaba de grabar casi en secreto un nuevo álbum. Dylan lo hace casi todo de un modo misterioso, pasa de las luces de neón, no permite la entrada de cámaras a sus conciertos, aunque luego sufra los flashes de los teléfonos celulares, y elude todo protagonismo cuando no se encuentra sobre las tablas, su hábitat natural. Dylan lleva de gira desde el 89, se dice pronto. Con escasos descansos, no para, y alimenta los mitos y las leyendas a cada paso que da, capta nueva clientela mientras modifica versos y ritmos sobre la marcha. Dylan nunca canta igual, cuidado. Dylan ha realizado giras españolas, ninguna tan prolongada como la que pasará por Jerez, en los años 84, 89, 91, 93, 95, 98, 99, 04 y 06. Días pasados concluyó un breve periplo por México y Suramérica. En Montevideo vieron al cantante dando un paseo en bicicleta de incógnito, ¡disfrazado con peluca y falda!
Para hacer boca, o conocer mejor los entresijos de la extensa y contradictoria obra de quien cambió las hechuras del rock, el mercado se copa actualmente de libros, incluyendo el tocho que contiene sus letras y el primer capítulo de su autobiografía; películas como su reciente biografía; documentales como el de Scorsese, discos piratas por doquier, colecciones de lencería o botellas de vino, anuncios de televisión, y un halo de misterio. Dylan siempre mantuvo una especial relación con España y lo español, y en los años setenta estuvo a punto de grabar un disco en castellano.
Andalucía ha visto a Dylan en escasas ocasiones, desde la fallida noche de las Leyendas de la Guitarra en Sevilla, a las puertas de la Expo, hasta el sensacional concierto en Córdoba en 2004, pasando por las noches de Málaga y Motril. A Cádiz pudo venir en el 99, pero el teatro Pemán no fue suficiente. El estadio Chapín será escenario del primer concierto de Bob Dylan en la provincia, que jamás ha contado con la presencia de una figura del rock de tamaña consideración.

Abril 08, Cultura (Diario de Cádiz)

El ladrillo se recicla

Todo el mundo conoce a alguien que trabajaba en una inmobiliaria. Todo pasa, algo queda. Atrás quedan cinco años de mesa, teléfono y estampitas en el escaparate. Por delante, otros cinco años en el desierto, auguran los expertos. Hay que ver la cantidad de expertos que salen cuando levantas la piedra de la presunta crisis. La profecía autocumplida. El paisaje urbano, el damero maldito del comercio gaditano refleja a las claras que el ladrillo se recicla, un nuevo giro en el destino del poderoso caballero don parné configurará pronto otra morfología del sálvese quien pueda, todavía no se conocen las cifras concretas, pero los quietos paraos aguardan en casita a que den la vez. ¿Cuál será el próximo negocio redondo? "Los bancos nunca pierden", sentencia Marisa, joven gaditana, casada y con dos hijos, que retorna a sus labores tras un quinquenio de vino y rosas al cuadrado. Es cierto, la banca, y las compañías telefónicas, nunca perdonan. Por algo algunas agencias inmobiliarias en plena estampida, basta con echar un vistazo al centro comercial gaditano, cambian de actividad de un plumazo. Por ejemplo, una de las inmobiliarias punteras del sector, Caldevilla Hogar, no es que haya dejado de vender pisos, es que se ha decantado por la reunificación, la refinanciación de deudas de los pobrecitos morosos. Una labor humanitaria, sin duda, a cambio de la correspondiente comisión. Esto es, dicho sea de broma: ahora se pondrá de moda acudir a María Arteaga a recoger la bolsa antes de plantarse en la agencia El Hipotecazo para renegociar los números rojos. Con tal de llegar a fin de mes. La vida moderna.
Todo el mundo conoce a alguien que se ha quedado en la calle tras el cierre casi masivo de inmobiliarias. Vuelta a la normalidad. Ladrillo por energía verde, ladrillo por prestamismo, ladrillo por franquicia del peligro y la oportunidad. Al acecho, como siempre, los reyes del imperio esperan agazapados para hacerse con el pastel, pronto las hamburgueserías y otras marcas registradas coparán los huecos dejados por los pillos del ladrillo. Un informe de Citigroup fija los puntos negros del "mapa del dolor" de España, hiperbólica manera de llorar en este loco mundo de nuevos ricos otra vez venidos a menos. Lo normal es que haya veinte inmobiliarias, y no doscientas, y que trabajen a pleno rendimiento las agencias con prestigio y fiabilidad. "Han quedado las de siempre, las de toda la vida", comenta Juan Tovar, presidente del Club de Calidad, el comercio del centro, que se sabe de memoria los constantes cambios de la geografía comercial gaditana. "Las inmobiliarias forman parte de los negocios circunstanciales", subraya. "Hace una década proliferaron como setas los locales de alquiler de video, y ya ves, apenas quedan unos pocos". Por no hablar de los telepizzas, que pasaron a mejor vida, los asadores de pollo, las tiendas de veinte duros, que parecían eternas, o los cines. Claro que las disquerías, librerías o cines representan a la cultura, vapuleada por la prisa y el fachion glamú.
En el aire, la pregunta del futuro, con qué preparación escucharán los nuevos parados la llamada del futuro, ya se sabe que en Cádiz hay gran formación profesional en lo que es poner copas, vender gafas ahumadas, coger el teléfono, sí dígame, o despachar en la boutique del día y la boutique de noche. Las agencias inmobiliarias que se dedicaban al pelotazo fácil, no las que llevan años de labor, apenas pedían formación a sus empleados. Pero proporcionaban comisiones por la ley del mínimo esfuerzo, antes de que el exceso de oferta tirase por tierra los precios y los más listos tomaran las de Villadiego antes del vámonos que nos vamos. Es curioso, antes de la presunta crisis era caro un disco y había pisos millonarios pero baratos, la gente bajaba las canciones de internet mientras veía subir el euríbor como un cosaco. Cruel ajuste de cuentas. Vendrán otras franquicias. Al tiempo.
La crisis baja los humos, como escribió el otro día Benítez Ariza en su columna de humo. La Federación de Consumidores ya alertó sobre el riesgo del endeudamiento feroz, menos mal que los solidarios te refinancian hasta las hechuras, arma de doble filo si no se hace en condiciones. A veces alargar la agonía es peor, pero hay agencias fiables, todavía se puede uno fiar de la gente. Eso sí, hay gente que no fía.
Vamos con el paisaje urbano, la geografía humana de la crisis necesita otros capítiulos. Juan Tovar dibuja el pretérito imperfecto con calles llenas de tiendas de discos (Elisia, Parodi ...), freidores por todas partes, en Cardenal Zapata, en Columela, en la avenida de Portugal ...; siempre nos quedarán Las Flores, aunque convenientemente reciclado, y bazares, el bazar Inglés, La Unión, la Puntilla. Y sastrerías, no queda una sastrería en Cádiz, atrás quedaron las de Columela, Caramé, Delfín, Varela, Hospital de Mujeres, las sastrerías para militares, por no hablar de los abnegados almaceneros de toda la vida, los pasteleros y los vendedores de caramelos. "Las fruterías se mantienen", certifica Tovar sorprendido, pero "cayeron casi todas las pastelerías, hoy transformadas si acaso en cafeterías". Y su prodigiosa memoria recuerda todas y cada una de las pastelerías, incluidas las legendarias de La Camelia. Así que no lloren, inmobiliarios, a todos les llega su hora y la cuestión reside en saber reciclarse. Otros, que eligieron negocios más modestos, tampoco sobrevivieron y no andan por ahí exigiendo soluciones. Adiós a las exclusivas, señores. Otras inmobiliarias, que han sabido escuchar el latido de la crisis y reaccionar con serenidad, optan hoy por fomentar el alquiler de pisos, más vale tarde que nunca.
Marisa cuenta con los dedos de muchas manos las inmobiliarias que están cerrando en la Bahía y suspira por los parados de la construcción y la fontanería y la electricidad y las puertas del infierno. Adiós a esa felicidad ficticia, a esos escaparates repletos de promesas hipotecadas, a la ilusión de cartón piedra, al negocio puro y duro. "La culpa de esta locura corresponde a todos. Mirábamos los escaparates de las inmobiliarias como si vendieran productos de ochenta euros, y no de ochenta millones de pesetas". Los parados del ladrillo siguen hablando en pesetas. ¿Por qué será?

Abril 08, Crónicas Urbanas (Diario de Cádiz)