lunes, 1 de diciembre de 2008
Adiós, Joan Baptista Humet
Clara, distinta Clara, extraña entre su gente, mirada ausente. Clara, a la deriva, no tuvo suerte al elegir la puerta de salida. Clara, abandonada en brazos de otra soledad. Esperando hacer amigos por la nieve al abrigo de otra lucidez, descubriendo mundos donde nunca llueve, escapando una y otra vez. Achicando penas para navegar... estrellas negras vieron por sus venas y nadie quiso preguntar. Clara se vio atrapada, abandonó el trabajo, se vino abajo. Clara languidecía perdida en un camino de ansiedades y ambrosías. Clara no dijo nada y un día desapareció. Recorriendo aceras dicen que la vieron ajustando el paso a los demás, intentando cualquier cosa por dinero para hincarse fuego una vez más. Esa madrugada Clara naufragó, tenía el mar de miedo en la mirada, las ropas empapadas y el suelo por almohada, y lentamente amaneció.
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8 comentarios:
Hola Enrique:
Me he sentido un poco más pequeño hoy. Ya no será lo mismo cantar y tocar a la guitarra sabiendo que JBH ya no está: "... a veces pienso que tengo suerte, sin una perra y aún me divierte mi profesión..." Muchos le debemos mucho.
Hola Julio !! No sabía que te había influido JBH en tu faceta de músico, así que te imagino cantando Clara por esos mundos. Hoy no he parado de silbar y tararear la canción, que también fue muy importante para mí. No ha sido un buen día. Qué bonita esa estrofa, ehin? Quizá nos venga al pelo estos días ... Un abrazoooo
Joer, que huerfano se va sintiendo uno...
Qué melancólico, Ignacio ... nos vamos quedando solos, pero quedarán las canciones ... para tu consuelo, aquí hace un frío del carajo, salud !!
Al menos nos queda lo más importante, una meoria ligada a sus canciones.
Saludos congeladitos (¡a ponerse una rebequita!)
Eso, nos queda la memoria y los cancioneros y tantas razones pa seguir palante ... y una rebequita o dos pa combatir el frío y la humedá, salud !!!
A veces pienso que tengo suerte,
sin una perra y aún me divierte mi profesión,
desde una noche en la que Dios quiso
comprometerme con el hechizo de una canción.
Y ahora que acabemos de ser sinceros,
que a mí también me mueve el dinero y la vanidad
pa' no ser menos que mis amigos,
que se conforman con un suspiro de libertad.
Y una lucecita que apenas se ve,
cuando estoy a solas va diciéndome
que no soy yo, que aún no soy yo.
A veces pienso que lo más grande
de que dispone el hombre es el hambre de conocer,
que abrir un libro es abrir las alas
sobre las cosas que nunca acabas de poseer.
Y empiezas a edificar tu mundo
de las ideas en un segundo de intuición,
para acabar bajo los cimientos,
esclavizando tus sentimientos a la razón.
Y una lucecita que apenas se ve,
cuando estoy a solas va diciéndome
que no soy yo, que aún no soy yo.
A veces vibro con cualquier cosa,
una mirada se me hace hermosa si mira en paz;
por un cachorro que se extravía,
que así yo entiendo a mis alegrías, vaivén fugaz.
Y porque sufro hoy me pongo al lado
del oprimido y amordazado que se echa a andar,
porque él ha hecho que el mundo gire
y hay que cantarle pa' que no olvide su malestar.
Y una lucecita que apenas se ve,
cuando estoy a solas va diciéndome
que no soy yo, que aún no soy yo.
Qué canción más rotunda, Fernando, gracias por colgarla en esta pared. Es la letra que apuntaba Julio al principio, de una calidad y una emoción indudables. la grandeza de las cosas y las ideas sencillas, una confesión que ahora estremece mucho más. Hay que cantar contra el olvido. Un abrazooo
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