Trascendente, camaleónico, clásico y rockero, un niño prodigio convertido por varias generaciones de músicos y aficionados en padre del rock contemporáneo. John Cale, galés de 66 años, el hombre que definió el sonido de la legendaria Velvet Underground, de la que tuvo que salir escopetado por mor del ego superlativo de Lou Reed, cierra esta noche su gira española en el teatro Pedro Muñoz Seca, de El Puerto de Santa María. Gran expectación. Waiting for the man. Aunque el músico suele caminar en contramano, y reinventa cada noche su propuesta, todo hace indicar que habrá más cuero que terciopelo.
John no tendrá que instar al público a delatar a los consumidores y propagadores de humo, como hizo noches atrás en Santiago de Compostela, pues en el flamante teatro portuense no se permite el consumo de tabaco. Curiosa actitud la de un tipo que mitificó las sustancias ilegales junto a Reed, Nico y compañía, acaso los primeros en apropiarse, con todas las consecuencias y sin ambages, del sexo sucio, las drogas duras y el rocanrol salvaje, en respuesta urbana y neoyorquina a la psicodelia hippy. La otra noche, cuentan las crónicas, Cale se mostró rabioso, rockero, sin concesiones a la Velvet, combinando la electricidad con el intimismo. Concluyó su recital con "Pablo Picasso", la pieza que cedió a los entrañables Johnattan Richman & The Modern Lovers. No hubo bises. La banda, formada por el guitarrista Dustin Boyer, el baterista Michael Jerome y el bajista Joseph Karnes, se mostró compacta, entre el ruido y la furia.
Pese a no recurrir al pasado glorioso para justificar el presente, John Cale no ha abandonado su querencia a la vanguardia, el eclecticismo, las historias de perdedores y el sonido experimental. Su inmenso talento abre puertas a lo inesperado. Dicen que Lou Reed jamás pudo soportar su creciente preponderancia en la Velvet, producto de su formación. Cale tocaba piano a los cinco años, compuso sus primeras piezas a los ocho, se crió con el minimalista John Cage, obtuvo una beca en Nueva York a instancias de Leonard Bernstein, cruzó el charco a los veintiún años y dejó su impronta en la banda más influyenye de las últimas décadas, que ha inspirado a posteriores generaciones del punk, la nueva ola, el grunge, el tecno y mil estilos más, desde los Ramones o Television hasta Sonic Youth y la poetisa Patti Smith. Medio mundo canta hoy como la Velvet, basta con afinar el oído. John Cale, padre de la distorsión pero también de la emoción, dedicó los años siguientes a su marcha de la Velvet a producir a discos históricos como "Horses" de la Smith o el bautizo de los Stooges de Iggy Pop, y tuvo tiempo de juntarse junto a otro genio de la música sin etiquetas, Brian Eno, de reconciliarse con Reed para homenajear a su mentor Andy Warhol y de mantenerse en la brecha. Este hijo de minero y maestra, conoce las claves de algunos dilemas del siglo pasado y se niega a establecerse en status alguno. A su aire.
Diciembre 08, Cultura, Diario de Cádiz
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