¿Quién se lo ha llevado? ¿Quién nos robó el mes de noviembre? Misterios por resolver en casa ajena. Abajo, ya es Navidad. Alguien con muy buen gusto decoró la otra tarde la casapuerta con un árbol de frondosos deseos de felicidad, alto y robusto, elegante a la par que discreto, sin estridencias ni falsos golpes de luz. El mismo vecino invisible -o quizá fuera otro vecino empujado por la ola de creatividad colectiva o alguien de la calle que recibió un eléctrico impulso irrefrenable de actuar- retiró el asiento de madera que ocupaba la estancia hasta entonces, lo cambió por un sillón blanco impoluto de tres cuerpos, dos cuerpos bien despachaos, y completó la escena con un par de hermosas plantas de medio metro y una silla de anticuario que nadie sabe cómo pudo echar a andar por su cuenta hasta acabar presidiendo el cuadro. Un cuadro en movimiento. Al día siguiente todo fueron parabienes, aunque el gato Huevón, ni corto ni perezoso, marcase el terreno del tirón ná más ver el sillón blanco, aparentemente rígido pero muy cómodo y mullido para el inquilino felino, se conoce. Me gustaba escuchar los comentarios de la gente acerca de la nueva imagen del zaguán. Los días de frío escueto y puentes inmaculados trajeron, en cambio, extraños acontecimientos. Los nuevos muebles cobraron vida, el árbol se desplazó a un rincón más soleado, llegó otra silla despistada, las plantas cambiaban de sitio y de humor, las flores multiplicaron sus colores. Hasta que desapareció el sillón blanco. Ya no está. Pero ha vuelto el banco de madera. ¿Qué está pasando?
Sospechosos: El gato, que en realidad es un lince, ha hablado con el vecino A, que al parecer confiesa ser el diseñador y ejecutor de la decoración navideña, dice que lo ha hecho por su cuenta y riesgo con el afán de animar el cotarro. De veras que lo ha conseguido. El vecino A también se pregunta por el paradero de "su" sillón blanco y niega que haya querido desprenderse del mismo de forma tan desprendida, el tío generoso, imbuido ya en pleno espíritu solidario a pagar el año que viene sin intereses ni ná. No entiende el vecino A, ya que estamos, el comportamiento del banco de madera, visto y no visto. Alguien tiene que explicar por qué cogió el camino cuando apareció el sillón blanco y viceversa. ¿Quién ha dao el cambiassso?
Ahora que caigo, yo mismo, vecino B, me convierto en sospechoso, cagonlomuerto, disimulo un poco, parezco carajote, si yo no fui, ¿pa qué me hago el longui? Algo habré hesho. Yo no ha'hesho.
Última Hora: El Vecino C, el que se pone colorao, se ha presentado voluntariamente. Ha sido él. Primero trincó el banco de madera, que pasó unos días anodinos en su cuarto de estar, sin llegar a conectar con la familia, por sieso e insociable. El vecino C lo devolvió a su lugar de origen, no sin antes arramplar con el sillón blanco de tres cuerpos, que ahora mismo descansa en su salón por la misma cara. ¿Será posible? ¿Habrá que creerse al gato a pie juntillas? ¿Qué toma el gato Huevón? Las cosas que pasan.
viernes, 12 de diciembre de 2008
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4 comentarios:
¡No dirá que se aburre! Su "escalera" da para una comedia televisiva.
Abrazos calentitos, que hoy hace muuucho frío por aquí.
Sí que hace frío, o será la humedad, hoy estuvimos en el fútbol, viendo al Cádiz, y llevo el frío en los huesos ... y lo de la escalera es jevi, podría sonar el rocanrol de lo que pasa es mi escalera, la canción del Sabina ... el sillón, por cierto, sigue en paradero conocido y hoy han cambiado otra vez las plantas y todo lo demás de lugar, sería la decoración dominical, jeje. Por cierto, el árbol cada tiene más bolas, se reproducen como hongos ... es divertido !!
Que sería de nosotros si vivieramos en nueva York en un bloque de 40 plantas......jajaja....por cierto anímese a escribir un cortometrtaje sobre su bloque....EL ULTIMO ESCALÓN...JAJA, un abrazo con guante que no veas el frio que hace....a quien se le ocurriría poner el suelo de marmol en mi casa?
esas cosas no pasan en un rascacielos, qué va !! No me imagino yo al gato con la lengua fuera pidiendo aguinaldos al vecino del 87 C, jeje. El último escalón, suena bien, los personajes, además, no tienen desperdicio, en un pequeño bloque de pisos andaluz se retratan las familias, tremendo asunto sociológico ...
Un abrazo con guantes, y al mármol ni mirarlo, salud !!
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