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Piano y voz para "Rabo de nube", de Silvio Rodríguez. Acento cubano a Maná, "Vivir sin ti"; flauta para Juanes, "A Dios le pido"; saxo con amor para la metafórica "Todo se transforma", de Jorge Drexler. Sole reinventa un repertorio glorioso. Uno da lo que recibe. Y certifica su transformación artística, ya es una cantante de jazz con más veras. Su banda enfatiza, moldea, baña de sal, cumbias, bossa o candombe las melodías encadenadas. Hasta detenerse en el corazón del gran Fito Páez. La artista valenciana canta a la esperanza, al poder terapéutico de las canciones, a la libertad individual y al cambio.
"Cómo hemos cambiado. ¿Qué nos ha pasado?", se pregunta la gente que canta bajito al ritmo de las olas. El popurrí de Presuntos Implicados enciende la emoción y permite interpretar un estribillo que años después ofrece varias lecturas, personales y colectivas. Las cosas han cambiado mucho, la gente ha cambiado demasiado, el público madurito hace suya la proclama, la gente mayormente cabreada se antoja hoy dócil, parece que volviera a ser rica de espíritu y pobre de todo lo demás. Viaje de ida y vuelta. Sole Giménez también ha cambiado. Y cambia las canciones de su vida a su antojo y al capricho de piano y percusión cubanos, personajes cómplices en perfecta comunión. La Soledad del swing.
Acaso para subrayar convicciones e intenciones, los boleros cubanos de toda la vida comparten viajes de ida y vuelta. "Toda una vida", una vida diferente. Vinucius de Moraes y Jobim en castellano, diálogo de músicos, la magia invocada, el toque femenino de Antonio Machín, ecos del Cortjio de los Rosales y por fin, la oda que Violeta Parra compuso para dar "Gracias a la vida", antes de quitársela. Gozo y paradojas. Sole dedica luego a la jerezana Ely su tributo a Manzanero, y encandila con "Alma de blues", la eterna Billie Holiday, swing de vacaciones, el exilio de la tristeza, el manisero y Serrat, las pequeñas cosas de la vida. Quince formas de ver la vida. Sole agota las localidades, las copias de su nuevo disco que se despachan en la puerta y la batería de las cámaras fotográficas, mañana saldrá en todas las fotos de sus admiradores, con los que departe antes y después del concierto: unos gaditanos con nombre propio, como Teófila o Nández, algunos fieles seguidores de su trayectoria y otros recién conocidos. Como canta Fito Páez, lo importante no es llegar, lo importante es el camino.
Agosto 09, Verano, Diario de Cádiz
2 comentarios:
Como siempre, te sigo del Diario. Creo que cuentas lo que realmente es Sole: buen gusto, y magia pero en su justa medida. Mucha Sole.
gracias, Charo, nos gustó el concierto, la voz de Sole sonó elegante, transparente, como es ella, un saludoooo
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