De historias más o menos contemporáneos catedrático es Ramos Santana, quien trabaja desde el año 2000 en el grupo de investigación auspiciado por la Junta, un proyecto global en torno a Las Cortes de Cádiz como eje de la democracia moderna, al tiempo que coordina una red iberoamericana de historiadores al abrigo del Bicentenario de La Pepa, compartiendo tarea con compañeros de Ecuador, Argentina, Cuba, Costa Rica, El Salvador y México. Tampoco olvida los vínculos del Doce entre Cádiz y Quito, que merecen una cátedra en la Uca. Ramos Santana, tan partidiario como crítico con las cosas de Cádiz, sospecha que el recelo ciudadano hacia los políticos con el Doce de telón de fondo y sus eternas disputas en el vaivén del tiempo, se atribuye a "la falta de transmisión de los partidos, que no fomentan ni potencian el consenso en la organización del Bicentenario, ni tampoco sus pilares básicos, la gente piensa que el Bicentenario es política mientras los políticos viajan por su cuenta a América o vuelven a las hostilidades poco después de firmar un pacto".
La desidia gaditana, entroncada con el chovinismo exacerbado, recuerda a Ramos los viejos eslóganes del Loco de la Colina o de algún grupo musical, los típicos, y piensa en voz alta: "Cádiz es una ciudad espléndida que se mira demasiado el ombligo, creyéndose que es el mundo. A Cádiz le falta viajar".
Ramos Santana, que habla claro, tropieza a veces con la intolerancia o la escasez de reflejos ajenos, en sus comunicaciones o artículos. "Una vez escribí que el Bicentenario es un asunto de Estado en un escenario privilegiado, pues me dijeron que quería despojar a Cádiz de sus cosas. Me gustaría que Cádiz fuese crítica, feliz y próspera", apunta con vehemencia, no sin antes detenerse de nuevo en las piedras angulares del Doce, la profundización en los valores de la Constitución que abrieron tantas puertas y percepciones. "Se están llevando a cabo actividades muy positivas en los colegios, a través del Ayuntamiento y la Diputación, una labor pedagógica muy importante. Pero hay que llegar más al fondo. No sé si ha pillado el toro en algunas cuestiones, quedan meses para el Diez en San Fernando y hay que dar ejemplo de consenso y evitar peleas, a veces parece que los consorcios compiten entre sí. Hace falta visión de futuro, generosidad y conciencia de los beneficios generales que trae la conmemoración. En otros lugares, efemérides en Estados Unidos o Francia, por citar dos ejemplos, no han causado disputas políticas, sino todo lo contrario. Nada de codazos para salir en las fotos. Consenso. Aquí en Cádiz, con La Pepa a la vuelta de la esquina, la situación se ha tranquilizado un poco, pero sigue habiendo tensión política", y evoca antiguas acusaciones mutuas de deslealtad o agresiones que a nada condujeron. Paradoja en do mayor."El significado del Doce representa todo lo contrario. Realistas y liberales aunaron esfuerzos para acordar una Constitución para todos, y dos siglos después se escenifican episodios nada edificantes. La Pepa se parece a la Constitución del 78 precisamente en el consenso que ambas atrajeron". Hoy, en cambio, el bipartidismo, que afecta a la política, el fútbol y otras muchas disciplinas, divide sin vencer, ni convencer. "Más que dividida en rojos y azules, o en madridistas o barcelonistas, yo percibo en la gente cierta fobia, aquí manda más la fobia que una postura ideológica. Ahora muchos no opinan por sus ideas sino por la manía que le tienen al adversario". Y de ahí al insulto, al desprecio y al silencio, cuando todos gritan y nadie escucha. En los despachos y en los bares. Ramos Santana ironiza sobre fútbol, dice que hay más antimadridistas que barcelonistas, y reconoce, entre bromas y veras. "Soy del Alcorcón. Antes era del Madrid, ahora del Alcorcón". Cuatro razones para ello.
"¿Y en el Trece, qué?, pregunta al aire Alberto Ramos. "Cádiz saldrá ganando con el Oratorio, las rehabilitaciones, las nuevas infraestructuras, el puente para que entren más coches que nunca, y demás, pero no debe quedar la cosa ahí, no sólo de pan vive el hombre. Hay que profundizar en los valores de la convivencia, los valores morales y políticos que nos han traído hasta aquí, que tanto se contradicen con la educación cívica actual: tiramos papeles al suelo, colillas en la puerta de los bares, cacas de perro, motos a escape libre ... el tren corre más rápido, avanzamos en muchas cuestiones, pero seguimos bajando la basura a deshora, dejamos los muebles en mitad de la calle, pintamos una fachada recién restaurada o rompen los bancos de una plaza. Ya no se trata de vandalismo de niñatos, lo hacen las personas mayores, lo cual se antoja preocupante. Ver a un abogado o a un concejal en moto sin casco o conduciendo por una calle peatonal produce estupor".
Pese a su espíritu crítico acerca del gaditanismo mal entendido, Ramos Santana ha sido socio del Cádiz durante años, por no hablar de su afición al Carnaval, del que ha escrito incluso un excelente libro, "Carnaval secuestrado". "Y además soy incapaz de cruzar una calle al paso de una cofradía, la respeto". Dicho ésto, "una cosa no quita la otra", "a ver si entre todos ponemos granitos de arena de aquí al Doce, y del Trece en adelante, para que el Bicentenario salga muy bien y que mediante su influjo la ciudad relamente cambie y la sociedad sea renovada". El desafío. El despertar.
Octubre 09, Diario de Cádiz