Como profesor de Lengua y Literatura, el músico gaditano se resiste a explicar las canciones, como no podía ser de otra manera, y se remite a la percepción del oyente y a ciertas claves que juegan en el libreto del disco con la anatomía del corazón, dibujos e ilustraciones más o menos fraternales y la rodaja de música que muestra un "disco a la antigua usanza, entendido como álbum conceptual y no como una mera sucesión de archivos".
La nueva vida de Kool parte mañana. La gira continuará por Madrid y Barcelona, aunque los Kool no olvidarán su cita especial con Gibraltar, la roca de sus complicidades. Antes, el conjunto gaditano pretende afianzar los lazos de unión con su afición local, en la paradójica tierra donde "la cultura musical es muy amplia, pese a los sambenitos del Carnaval o el flamenco". Más que condicionantes, Simonet, que lleva media vida enrolado en grupos eléctricos, el rock sufre la falta de apoyo de las administraciones que, en cambio, se desviven por otras especialidades. "Todos o ninguno". "Quizá el rock sea menos popular en Cádiz, pero de ahí a decir que es minoritario parece muy discutible", subraya Simonet, que habla sobre sus vivencias en los Usa, donde conoció a grandes músicos como el hermano de Jimi Hendrix o Arlo Guthrie: "América es libertaria, en el sentido más estricto, pues el Estado apenas tiene poder sobre el individuo".
Simonet y los suyos atisban horizontes cercanos. El guitarrista recuerda las lágrimas de emoción de la vocalista Verónica Díaz al registrar una de las piezas del disco. La versátil cantante gaditana enriquece el repertorio de Kool con su fuerza y matices, una paleta de colores muy interesante y atractiva, pasión a raudales, rock con aristas y la mirada "Detrás del cristal". A propósito de horizontes, los músicos sacan partido a la apertura de Cádiz, frente a la claustrofobia de otras ciudades, pese a los tópicos del plus ultra y del más allá. Kool encuentra espacio vital suficiente, lo mismo que navega a gusto entre el rock clásico, el hard rock, la psicodelia o los ramalazos sureños de su álbum, que cobra vida en directo merced a Javier de la Rosa, en la mesa de sonido, y Nono Canto en el "backline". "Maldita bendición de música y arte, bendita maldición" de discos como viajes y periplos infinitos, silencios, sueños y delirios, humo y esperanza, días extraños en la ciudad de la luz y de las sombras.
Enero 10, Cultura, Diario de Cádiz
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