No hay coña en Santoña. ¿Y el doble sentido de La Rinconada? Pa que digan. La ironía ya no es patrimonio de la humedad. Cádiz perdió la exclusiva de la gracia, si es que alguna vez tuvo gracia. Eso pasa por abrir las puertas, que entra la gente a echarse un cantecito, luego la copita, unas risas, abrazos, exaltación de la amistad, les das la mano y te trincan el brazo. Esto ya no tiene remedio. Ni marcha atrás. Vienen un montón de grupos malos, más malos que un dolor, pero de cuando en vez se deja caer una chirigota asombrosa, chirigota extranjera, sin copiar y pegar, que ofrece lecciones de humildad y paciencia. Y a más de uno se le cae la cara de rubor. La Universidad a Distancia del Carnaval gaditano no regala títulos, ni somete sus planes de estudio a subasta, simplemente abre sus puertas y la gente entra y se echa un cantecito, y demuestra más arte que algunos artistas locales que se creen en poder de la piedra filosofal, la fórmula mágica. Y de pronto llegan unos notas de Santoña, Santander, con un montón de kilómetros en lo alto. Mil de ida y otros mil de vuelta. Y cantan letras con algunos golpes que el público celebra sin mirar el carné de identidá. Hay que cambiar la ley de extranjería ya, raja Rajoy desde el púlpito. No falla. Pronto vendrán de Tembleque a propinarnos la guantá sin mano. Siempre hay plazas en la Uned del chufleTeo. Chicucos in the morning fly.
Por cierto, como algunos políticos, algo hemos avanzado: antes pedían en el Falla la pena de muerte, y no eran pocos, y ahora la cadena perpetua. ¿Tol año de Carnaval? Hay que revisar las penas y las alegrías, y si la calle pide tropecientos días de concurso, tralará, raja Esperanza sin recato con una jartá de energía nuclear. No, gracias.
Los astutos chirigoteros de Santoña evocan el Cádiz del bastinazo y las singularidades estereotipadas, con gran habilidad: cuatro por cuatro en lugar del Doce, cuartetos de cinco, las anchoas o el llamado sexo oral, esto es Cádiz y aquí hay que practicar el sexo oral. Con lo que gusta aquí que canten sobre nuestras idiosincrasias e infraestructuras. Los cántabros, por cierto, cantan igual de finos y educaditos que los locutores de informativos de Teleteo, así que nada de rasgarnos las vestiduras, aquí mucha gente hace eses y no dan positivo ni de coña de Santoña. Humor con denominación de origen, se está perdiendo tó.
Por supuesto, los visitantes tienen de qué aprender y qué piedras no pisar. No es tan fácil. Ni siquiera los indígenas garantizan la risa o el sentimiento. El humor del equívoco del cuarteto del Morera pega fuerte en algunos golpes, se asientan los modelos de la modalidad, que nunca morirá pero quizá requiera un aldabonazo más. Depende, claro, del cristal y de la predisposición del público en cada instante. El Falla y sus satélites son muy susceptibles, como la rivalidad con Jerez, que Luis Ripoll define precisamente por bulerías, dando en la clave. No hay piques territorial, ni de estilos de vida; lo que hay es mucha envidia por ambas partes. Pecado capital y provincial. Bonita letra por Santiago y Santa María. Lo demás, pasión futbolera y mala leche.
Los elfos de Papá Noel, por sus partes, reclaman trabajo digno, se sienten explotados, como medio planeta, pero bordan su postal navideña, nobleza obliga, y conceden al Selu el premio del año pasado, por aclamación popular. De categoría la clase arremolinada, que luego echan a correr al Despojado, ponen en entredicho la calidad de los regalos y la virtualidad de los chinos y envuelven los paquetes con más destreza que algún innombrable dependiente independiente. Escuela taller para envolver regalos, ya.
Enero 10, Carnaval, Diario de Cádiz
miércoles, 27 de enero de 2010
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