Mensajes en una botella. La injusticia social, las lágrimas del hombre parado, la fecha de caducidad de la madre tierra, cierto cachondeíto mal entendido, los políticos sin luces y las canciones ultravioletas del planeta Cádiz. En una noche, estrellas y estrellados.
"Hasta para ser malo hay que tener estrella", canta el coro de los reclusos, Sevilla Pecci en el Heartbreak Hotel, Elvis cumple 75 años, Elvis vive en el rock de Valcárcel y un par de reproches a la balanza y a la guerra, a los poderosos que nunca pierden el juicio y a los asesinos, los dueños de la guerra. Los "masters of war" de Bob Dylan, quien también escribió: "Hay que ser honesto para estar fuera de la ley". Los coristas mutan el "Fever" por "Libre".
Una de jerezanos. Hasta para meterse con los jerezanos hay que demostrar cierto arte, señores. Queda muy feo, por no decir de escasa catadura moral, cantar con guasa acerca de los caballos nadando por las calles, alegrarse del mal ajeno quita puntos. Y resulta oportunista venir del quinto pino con letras sobre los vecinos gaditanos. Ya entran en liza "los nuestros", nunca falta maldad, como cierta letra a la memoria de Michael Jackson que mejor ni mentar.
Clase y distinción, la de Tino Tovar, que pide a Martínez Ares que vuelva a las tablas del Falla, "sin envidia ni desarraigo", quien le quiere de verdad, pa que "el poeta escriba a su madre Cádiz". "Eso ha dicho el Santo Padre, escríbele. Su niño le falta". Mención especial para el pasodoble al hombre parado, lágrimas negras de decepción, rabia, miedo, calvario y canallas que no pagarán el vino que se han bebido (dicho jerezano, por cierto, de la época del esplendor de las bodegas y de los piratas británicos).
Los prehistóricos dejan para el popurrí su declaración de intenciones, cambio climático, ya se venden entradas pa la catástrofe. El hombre ya no sabe si es pasado o futuro, denuncia el derroche y el abandono de un planeta explotado y despreciado. A ver quién es aquí el más salvaje. Un respeto a la Madre Tierra. Medio ambiente sostenible en el Falla, nieva en algunos palcos, patagonia en fase de calentón, glaciares sin gracia, comparsa siempre solidaria. Madre Tierra, Madre Cádiz.
Vodevil sin estridencias, letras sentadas en corrillo, y otro homenaje endogámico. Los de Romero Bey, un pedazo de músico que cada año afila su pincel con un arte exclusivo, cantan a Carli Brihuega y a su padre, una tregua a la comparsa, nadie sabe cómo puede vivir este hombre si coplas ni estrenos, sin el Falla en sus venas.
Luego, toquetazo a la romería del Rocío, a la reina de las marismas del desenfreno y al falserío, a la tierra pisoteada de Doñana, y sus reinos animales y vegetales, sálvanos de una feria en tu nombre en paraísos artificiales, el ejército de Atila aniquila todo a su paso, plegaria avinagrada de estilo exquisito versus la humillación de la Madre, la Naturaleza. Noche verde.
El planeta chico, Cádiz mismamente, recibe su merecido, lindo y acompasado, en inusual popurrí y en infinitas rimas, dos castillos tiene su playa secreta, la silueta del planeta gaditano, postal efervescente y sintomática que desemboca en la cruda realidad: Cádiz, "manga por hombro y la Pepa sin arreglar. No vamos a llegar" al Bicentenario. Políticos sin luces. Y tras el Doce viene el Doce más Uno, sálvese quien pueda. Una de historias, otra de prehistorias, el futuro ya es pasado. Y la Pepa sin arreglar.
Enero 10, Carnaval, Diario de Cádiz
jueves, 28 de enero de 2010
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