Tres en uno. Largando fiestas. El coro de la libertad restringida burla la dictadura postiza con pura demagogia y una sentencia perfecta ("libertad, no te desahogues sólo en Carnaval"). La comparsa pop de acento arakanero y solecito criollo clama por la calle Enrique Villegas "para vergüenza de los gaditanos". Y la chirigota del Submarino denuncia el imperialismo televisivo de hoy en día, pura bazofia en un país de "desgraciados, corruptos, chorizos y enchufaos". Y las niñas de Zapatiesto danzando como locas por la escena. Dolce vita. Porca miseria. Gente sin miedo. Y unas divas barbateñas dando en la tecla sensible, la belleza interior, la prisión del postureo en el reino de la bendita incoherencia.
Mucha libertad. Los grises de hoy comandan consejos de administración y departamentos de reclusos humanos. Pardo no se corta, francamente, y luce careto de caudillo que te pillo. Doña Teo, siempre al quite, visita luego a Franco en los camerinos, Ella sólo se codea con los elegidos. El coro, de impresionantes hechuras vocales, elige una letra controvertida del tirón, la fijación con los vascos no tiene fin, diatriba similar a la de Aragón, a vueltas con el Alakrana, más corazón que razón, aplauso automático. En síntesis, critican el pago del rescate a un barco cuya tripulación "desprecia la bandera que le lleva a casa", y a los militares que dan su sangre, enemigos del pasado; y los pistoleros, calladitos. El coro pone en tela de juicio que se salve a un "maldito barco que es extranjero, que quiere ser extranjero". Lamentable, pero respetable, claro. Puro rencor. La misma demagogia empleó anteayer este plumilla al comparar la morralla del Falla con la morralla política o televisiva. Autocosqui. En las distancias cortas, el nudismo playero y Martínez Ares, no se mojan tanto los coristas, pero cómo suenan los joíos ...
Suenan de categoría las niñas de Barbate, diva la Pepa, Billie Holliday vulnerable ante el espejo, almadrabas forever, every breath you take con aires de gospel y denuncia de otra dictadura, la del escaparate y el amor imposible, el mango/neo, la dermohisteria y el culto al body. Contra la belleza artificial y la pasarela de la vanidad, en defensa de quienes no han nacido perfectas en esta absurda sociedad. Lástima que luzcan bolsas de una gran superficie en el popurrí, publicidad más que subliminal. Ejem, un tupido velo, que no burka, y vámonos a la remota y linda Pampa, donde los Boludos alargan las frases, cantan con pasión, aunque una mijita forzados por mor del acento ríoplatense, y pasen por la calle Villegas. La de Ayamonte, claro, "así la bautizaron sus paisanos para vergüenza de los gaditanos". Como siempre, Cádiz a remolque, y ese lentísimo ayuntamiento, a verlas venir. Agravio comparativo al Carnaval. Ahora quieren darse prisa para compensar, ya queda menos para las elecciones, justo para concluir obras y homenajes. Calle don Enrique Villegas, poeta y caballero.
En el centenario del Submarino, más bien del Mirandilla, nadie mejor que Manolo Santander, autor del himno oficioso del Cádiz, que le persigue cada año como un sube y baja. Chirigota amarilla es, como la copla de Ringo Starr. El Submarino se ahoga, se hunde, se muere con requiebros y silencios punteros, y el ya legendario autor no olvida que el ojeador del rasca Muñoz tiene menos vista que un patio interior y que Jerez no tiene playa. Perdón, Jerez ya tiene playa: Chapín. Ííííínnn.
Enero 10, Carnaval, Diario de Cádiz
La foto es de Jesús Marín
martes, 26 de enero de 2010
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