jueves, 24 de julio de 2025

Corresponsal en el Fin del Mundo: El poncho, la segunda piel de América



Javier Tisera

Buenos Aires


Aunque la fecha de origen del poncho es incierta, es posible afirmar que fue una prenda que surgió mucho tiempo antes de la conquista española en Sudamérica. 

Fueron numerosas las tribus que han constatado su uso en un principio, para luego ser extendido a los criollos y mestizos, reuniendo todas las clases sociales y etnias bajo un mismo código de vestimenta, simple y rudimentario.


En el mundo de la inmigración de Sudamérica y en especial en Argentina, México, Chile y Uruguay, las grandes colectividades de la península ibérica son: los gallegos y los vascos. Y destaco estas dos colectividades porque sus integrantes forman un importante número en cada país y porque se integraron socialmente de una manera rápida tomando un protagonismo destacado. Sólo cabe mencionar mutuales, centros sociales, sanatorios (salud),  cultura, deportes;  y un importante canal de comunicación con los argentinos y con sus tierras lejanas.

Menos populosa es la impronta del colectivo andaluz que, más silenciosa y con menos prensa, siempre anduvo entre los argentinos. Y para entender lo que estamos destacando no es únicamente en la gastronomía o en las letras. 

Estamos hablando de una de las prendas de vestir que es la segunda piel de los argentinos, un auténtico emblema de la identidad, como se animó a decir Silvia Garguir “el poncho es considerado como nuestra segunda bandera”. 

Es una costumbre en el interior de Argentina que, para despedir a un finado, camino al cementerio se le pone su poncho sobre el ataúd o un amigo trae el suyo para “que no sufra tanto el frío”.



Muchos de los turistas que pasan por nuestras capitales dirigen su vista unas prendas autóctonas; y ésas son el poncho y las ruanas. Aunque los lingüistas y filólogos no se pongan de acuerdo en su origen, el poncho es una prenda americana (en el norte también la tejían los pueblos originarios)

Más lejos de las controversias, y de las apropiaciones o interpretaciones; lo que queremos destacar es el rol de Andalucía en la mejora y la fabricación de ponchos  tradicionales: tanto de ponchos “huasos” (Chile), de Llaneros (Venezuela), ponchos patrios (casi un capote sin mangas y sólo con botones en el cuello) de los gauchos de Uruguay, Brasil (en el sur) y de la pampa argentina.

Hacia el noroeste de la provincia de Cádiz (Andalucía) en pleno sistema montañoso de la Sierra y donde nace el río Guadalete, se encuentra un poblado antiquísimo: Grazalema. 

Como todos los pueblos andaluces, por lo menos cuatro imperios pasaron por las puertas de su casa y levantaron campamentos.  En este pueblo de Grazalema existe una tradición de artesanos textiles de mantas y ponchos.



Dice la Fundación Pública Andaluza de la Junta de Andalucía, "Como en las torres chatas de la iglesia de la Aurora, Grazalema conserva aquí otro parentesco con América: mantas y ponchos de caballistas que, como muchas canciones y ceremonias, son auténticos productos de “ida y vuelta” de los que nadie sabrá nunca si empezaron aquí o allí ni quién influyó en quién." Grazalema hasta el siglo XIX fue un pueblo importante de la provincia de Cádiz debido a sus productos de lana.

Como sea el poncho, al igual que el tango y el fútbol argentino; constituyen tres productos  característicos de la región, que fueron creados por la necesidad y por la pasión como emblema popular. Y se incorporaron, no solamente a través de sus logros o utilidades sino que se incorporaron al lenguaje popular a través de dichos y refranes.

En la Argentina para denominar un lugar lejano es “donde el Diablo perdió el poncho” o bien cuando aparece el sol en el cielo “por fin apareció el poncho de los pobres” o, "¿qué es lo que se trae bajo el poncho?” Como sinónimo de una segunda intención.  O bien, "nadie me pisa el poncho" para combatir el atropello; o "andar a los ponchazos", que es hacer algo improvisadamente.

El poncho americano (desde el norte al sur de un continente) actualmente se pasea por los desfiles más top del mundo pero con el atavío y la chepa de saber que tiene orígenes en las tolderías o en los pueblos perdidos en las sierras andaluzas.







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