sábado, 31 de octubre de 2009

El nuevo despertar de Cádiz

"Cádiz es una ciudad adomercida que sólo piensa en cofradías, carnaval y fútbol. Lo demás no existe. Defraudaríamos la herencia de los ilustrados de dos siglos atrás, los que propiciaron el cambio de súbditos a ciudadanos, si todo el año 2012 se convirtiese en una fiesta. Me da coraje que algunos responsables institucionales piensen así. La clave del Bicentenario es la libertad, y su propósito, difundir y fomentar los valores cívicos, sociales y políticos que residen en la democracia". ¿Con la que está cayendo en la política nacional? "Precisamente ahora, cuando la gente sigue votando a un político corrupto y las mayorías absolutas se utilizan de aquella manera, es el momento de despertar". Alberto Ramos Santana, que mira al Doce desde su condición de componente de la Comisión Nacional y el Consorcio para el Bicentenario pone el acento en el Cádiz del triángulo mágico, "la sociedad aletargada que deja pasar todo de forma condescendiente y pasota. El Doce debe ser el despertar", subraya. "Tenemos que aprender a desarrollar de nuevo nuestros derechos y no conrformarnos con regalos". De súbdito a ciudadano, y viceversa. Insumisión activa y constructiva. Lo llama "reacción de la sociedad civil".
De historias más o menos contemporáneos catedrático es Ramos Santana, quien trabaja desde el año 2000 en el grupo de investigación auspiciado por la Junta, un proyecto global en torno a Las Cortes de Cádiz como eje de la democracia moderna, al tiempo que coordina una red iberoamericana de historiadores al abrigo del Bicentenario de La Pepa, compartiendo tarea con compañeros de Ecuador, Argentina, Cuba, Costa Rica, El Salvador y México. Tampoco olvida los vínculos del Doce entre Cádiz y Quito, que merecen una cátedra en la Uca. Ramos Santana, tan partidiario como crítico con las cosas de Cádiz, sospecha que el recelo ciudadano hacia los políticos con el Doce de telón de fondo y sus eternas disputas en el vaivén del tiempo, se atribuye a "la falta de transmisión de los partidos, que no fomentan ni potencian el consenso en la organización del Bicentenario, ni tampoco sus pilares básicos, la gente piensa que el Bicentenario es política mientras los políticos viajan por su cuenta a América o vuelven a las hostilidades poco después de firmar un pacto".
La desidia gaditana, entroncada con el chovinismo exacerbado, recuerda a Ramos los viejos eslóganes del Loco de la Colina o de algún grupo musical, los típicos, y piensa en voz alta: "Cádiz es una ciudad espléndida que se mira demasiado el ombligo, creyéndose que es el mundo. A Cádiz le falta viajar".
Ramos Santana, que habla claro, tropieza a veces con la intolerancia o la escasez de reflejos ajenos, en sus comunicaciones o artículos. "Una vez escribí que el Bicentenario es un asunto de Estado en un escenario privilegiado, pues me dijeron que quería despojar a Cádiz de sus cosas. Me gustaría que Cádiz fuese crítica, feliz y próspera", apunta con vehemencia, no sin antes detenerse de nuevo en las piedras angulares del Doce, la profundización en los valores de la Constitución que abrieron tantas puertas y percepciones. "Se están llevando a cabo actividades muy positivas en los colegios, a través del Ayuntamiento y la Diputación, una labor pedagógica muy importante. Pero hay que llegar más al fondo. No sé si ha pillado el toro en algunas cuestiones, quedan meses para el Diez en San Fernando y hay que dar ejemplo de consenso y evitar peleas, a veces parece que los consorcios compiten entre sí. Hace falta visión de futuro, generosidad y conciencia de los beneficios generales que trae la conmemoración. En otros lugares, efemérides en Estados Unidos o Francia, por citar dos ejemplos, no han causado disputas políticas, sino todo lo contrario. Nada de codazos para salir en las fotos. Consenso. Aquí en Cádiz, con La Pepa a la vuelta de la esquina, la situación se ha tranquilizado un poco, pero sigue habiendo tensión política", y evoca antiguas acusaciones mutuas de deslealtad o agresiones que a nada condujeron. Paradoja en do mayor."El significado del Doce representa todo lo contrario. Realistas y liberales aunaron esfuerzos para acordar una Constitución para todos, y dos siglos después se escenifican episodios nada edificantes. La Pepa se parece a la Constitución del 78 precisamente en el consenso que ambas atrajeron". Hoy, en cambio, el bipartidismo, que afecta a la política, el fútbol y otras muchas disciplinas, divide sin vencer, ni convencer. "Más que dividida en rojos y azules, o en madridistas o barcelonistas, yo percibo en la gente cierta fobia, aquí manda más la fobia que una postura ideológica. Ahora muchos no opinan por sus ideas sino por la manía que le tienen al adversario". Y de ahí al insulto, al desprecio y al silencio, cuando todos gritan y nadie escucha. En los despachos y en los bares. Ramos Santana ironiza sobre fútbol, dice que hay más antimadridistas que barcelonistas, y reconoce, entre bromas y veras. "Soy del Alcorcón. Antes era del Madrid, ahora del Alcorcón". Cuatro razones para ello.
"¿Y en el Trece, qué?, pregunta al aire Alberto Ramos. "Cádiz saldrá ganando con el Oratorio, las rehabilitaciones, las nuevas infraestructuras, el puente para que entren más coches que nunca, y demás, pero no debe quedar la cosa ahí, no sólo de pan vive el hombre. Hay que profundizar en los valores de la convivencia, los valores morales y políticos que nos han traído hasta aquí, que tanto se contradicen con la educación cívica actual: tiramos papeles al suelo, colillas en la puerta de los bares, cacas de perro, motos a escape libre ... el tren corre más rápido, avanzamos en muchas cuestiones, pero seguimos bajando la basura a deshora, dejamos los muebles en mitad de la calle, pintamos una fachada recién restaurada o rompen los bancos de una plaza. Ya no se trata de vandalismo de niñatos, lo hacen las personas mayores, lo cual se antoja preocupante. Ver a un abogado o a un concejal en moto sin casco o conduciendo por una calle peatonal produce estupor".
Pese a su espíritu crítico acerca del gaditanismo mal entendido, Ramos Santana ha sido socio del Cádiz durante años, por no hablar de su afición al Carnaval, del que ha escrito incluso un excelente libro, "Carnaval secuestrado". "Y además soy incapaz de cruzar una calle al paso de una cofradía, la respeto". Dicho ésto, "una cosa no quita la otra", "a ver si entre todos ponemos granitos de arena de aquí al Doce, y del Trece en adelante, para que el Bicentenario salga muy bien y que mediante su influjo la ciudad relamente cambie y la sociedad sea renovada". El desafío. El despertar.
Octubre 09, Diario de Cádiz

5 comentarios:

Anónimo dijo...

En mi pueblo se le llama a lo de este señor tirar la piedra y esconder la mano.

Si, soy muy critico con Cadiz pero aqui me tienes:Haciendo gala de todos los topicos que denuncio.

Que bien haria todo el que tiene tono critico en ser consecuente con sus palabras y actuar conforme a ellas.

En mi pueblo se llama a eso ser consecuente

Charo Barrios dijo...

El Bicentenario es una gran oportunidad social y cultural para los gaditanos y creo que no está llegando a la gente. Hay un abismo entre aquella época y aquellos ciudadanos y lo que tenemos ahora, pero sobre todo hay un desinterés o indiferencia por la conmemoración. Hsy ciudades que asumen e interiorizan proyectos, como las olimpiadas por ejemplo, pero én Cádiz no estamos por la labor en los temas doceañistas. ¡Ojala cambien las cosas!

Anónimo dijo...

Para estar por los temas doceañistas antes deberian comprender que significo y significa ese hecho.
En este pueblo estan mayormente preocupados por el proximo vaso de vino y el aje de ser maleducados y poco hospitalarios.
Menos carnaval y mas educacion.

Enrique Alcina Echeverría dijo...

uish, hay anónimos. Lo de la coherencia da para un tratado antropológico y para aplicárselo a uno mismo de cuando en vez. Y en otras ocasiones da gusto ser incoherente, sólo a veces. Así que ná, no entiendo mucho de estas cosas, se puede ser partifdario y crítico sin caer en errores morrocotudos. Exigimos coherencia a quien actúa, a quien habla, y se van de rositas los demás. En fin. Qué razón tienes, Charo, pasará el Doce y echaremos la culpa al adversario incluso de los males del quince. Pero bueno, disfrutemos, aprovechemos lo que nos da el tiempo por delante, ya sabemos que el espíritu aquel de Cádiz no volverá en estos tiempos, a vivir que son doscientos años, salud !!!

Anónimo dijo...

Pues yo me quedo con el comentario del primer anónimo y escribo anónimamente porque nadie me conece en este ámbito. Añadiría tal vez un poquito más de sencillez en la expresión que esto no es para leerse, sino para ser leído.