El importantismo nos invade. Todo es histórico. Lo más. Hay reyes de la baraja, reyes y reinas del pop, los deportistas más laureados, los casos de mayor audiencia, las palabras más altas, los instintos más bajos.
Nada parece importante. Así huimos hacia adelante. Las pequeñas cosas nos salvan la vida en los tiempos muertos. Más o menos. Batiendo records a la contra.
sábado, 5 de diciembre de 2009
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2 comentarios:
Estoy contigo. Y con las pequeñas cosas.
Un abrazo, Enrique!
gracias, Jose, esas pequeñas cosas superan a tanto sensacionalismo actual, un abrazoooo
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