jueves, 21 de enero de 2010

Que nadie calle su verdad

Los va a prejubilar a todos. Que nadie calle su verdad, como canta su paisano Manuel Carrasco. Serenata nocturna para don Enrique Villegas, setenta años de Carnaval, desde los dieciséis, así lo subraya su comparsa en el pasodoble del caballero. Qué curioso, el más veterano, el que se supone más antiguo del concurso, demuestra más tolerancia y amplitud de miras que otros muchos, enfrascados en diatribas y vanidades. Villegas, justo siete meses después de poner nombre a una calle en su Ayamonte natal, nada pide a gritos. Canta a Cádiz suavecito, al compás, con nostalgia de futuro y sinceridad. Lo que clama al cielo es el silencio total, calle Villegas ya, más vale tarde que never. Y para que nadie calle su verdad, el legendario coplero, creador de los Beatles de Cádiz, canta a su Cádiz por derecho, y no olvida el tiempo perdido, las obras inacabadas y que nos pilla el toro de cara al Doce. Villegas forever.
En cambio, los picaítos hacen sangre, más bien donan su sangre chirigotera con una jartá de humildad y generosidad, los dibujitos animados del Sheriff casi nunca decepcionan, siempre al tipo. No, espérate.
Al otro lado del cariño mutuo, con más genio que figura, algunos autores, hagan lo que hagan, sufren en sus carnes, nunca mejor dicho, lo que bien podría denominarse el acoso del Carnaval, modalidad sui generis del acoso laboral pero con más guasa, menos contemplaciones y, por ventura, menos consecuencias. Gran deporte nacional el de darle al Lamas hasta en el carné de identidá, este plumilla también transitó por las mismas sendas de maldad. Otro que recibe cosquis en letras y chascarrillos, algunos con muy poca clase, es el eterno y laureado Pardo. Sin entrar en valoraciones, y en sus cuitas, ambos se la llevan mortal sin necesidad, se escapa un guantazo en un cuplé y allá que están ellos, cual berlusconis con la cara partía. Malditas letras endogámicas. Lo peor, cuando un grupo de Cincinatti se hace el gracioso y recurre a esta práctica, acoso del Carnaval. Habría que crear nuevos damnificados, que la cosa aburre un poco, igual que las coplas retrógradas en la cuna de la libertad condicional.
Nada que ver, pero en estos Carnavales mediáticos se está perdiendo, para la inmensa mayoría que ve el concurso por la tele o lo escucha por la radio, la sorpresa de las primeras funciones. Sin menoscabo de la labor de ambos medios, da mucho coraje que en los momentos previos a una actuación desvelen el tipo o parte del repertorio. No es una crítica, sino un lamento. Como en el Falla, en ninguna parte.
A cuenta de la sensibilidad, que se encuentra en altas cotas en estos días de susceptibilidad, para sacar una comparsa sobre homosexuales o inmigrantes hay que hilar muy fino, tener un arte exclusivo o quedarse en su casa. Lamentables las incoherencias y agravios que se escuchan estos días. No se pueden defender los derechos de unos y otros y luego mofarse de ellos con crueldad y escasa categoría. Pa categoría, la de Enrique Villegas, que nadie calle su verdad.

Enero 10, Carnaval, Diario de Cádiz
La foto es de Lourdes de Vicente

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Cierto Enrique. Creo que los espectadores del Falla deben de ser los primeros en ver el tipo, y no los de Onda Cádiz.Y fíjate bien que a diario, están los mismos en los palcos de abajo...¿alguien paga en preliminares?Como dice hoy Doña Cuaresma, quien paga es TONTO.

Enrique Alcina Echeverría dijo...

Los paganinis, gran tipo carnavalesco que se extiende a otros ámbitos durante el año ... tb tenemos el croqueteo y otras modalidades de gañote vil ... en fin, ya queda menos pa semifinales, pero el encanto de preliminares es la sorpresa, el encuentro con los grupos. Tamos de acuerdo. Pero creo que ese privilegio lo tienen en el teatro pero tb podrían gozarlo los espectadores de la tele, cosas del Carnaval ... un saludoooo