miércoles, 19 de mayo de 2010

El capitán que corta el bacalao

El rock noruego de Bloodlights, en la sala W
 
El capitán Guaperas del rocanrol noruego se presenta esta noche en la sala W para regocijo de los amantes del riff guitarrero, las melodías rompedoras y las sensaciones intensas. El cuarteto Bloodlights, nuevo juguete del que fuera guitarrista de Gluecifer, banda emblemática de la explosión de rock escandinavo junto a Hellacopters o Backyard Babies, se dedica en cuerpo y alma a los placeres simples de la vida, de acuerdo con el título de su segundo álbum, y su líder, Captain Poon, se pone al frente con todas las de la ley. Cádiz y Sevilla integran la extensa gira europea del grupo, que viene de encandilar a sus fans alemanes y suizos con espectáculos potentes y audaces, no demasiado largos, que esconden algunos ases en la manga en forma de inesperadas versiones.
Bloodlights aunan rock clásico, punk salvaje y heavy metal, explosiva combinación hace un par de décadas, cuando los géneros musicales parecían exclusivos clubes de fanáticos y el contagio y la apertura de miras se castigaba con la peor condena, el silencio. En la banda noruega se entrecruzan influencias de Ac/Dc, Sex Pistols, Thin Lizzy o Motorhead, delirante jugo de rock cavernícola.
Los noruegos estrenan batería en la presente tourné, un tipo de 1,95 de altura y 110 kilos de peso que responde al nombre de Woody Lee, cuidadito con él, dicen que pega directo al estómago. Los noruegos han causado ya sensación en algunos rincones europeos, merced a su vehemencia y buen gusto, aunque los acérrimos de Gluecifer dirimen sus diferencias y aún no han asimilado la nueva condición del capitán que corta el bacalao, quien en las entrevistas de promoción subraya un detalle que refleja la predisposición de los Bloodlights: "Nos da igual tocar delante de cincuenta o mil personas; lo damos todo". Un repertorio aún escueto, enriquecido por piezas ajenas como "Heart of the city", de Nick Lowe. Para llegar a los bises, hay que jugar el partido entero, el roncanrol verdadero no se practica sentado al borde de la play station. Y, a veces, la noche sangra.
Mayo 10, Cultura, Diario de Cádiz

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